La idea inicial fue partir desde la ribera a la altura del Campo de la Gloria, en la ciudad de San Lorenzo, pero finalmente lo hicieron –en medio de los cambios de la jornada festiva– desde las costas rosarinas.
Cientos de amantes del río subieron a kayaks, botes de paseo y piraguas para emprender una caravana acuática desde la Rambla Catalunya y, desde allí, navegar aguas abajo hasta la zona del Monumento. Todos botes a remo. El motor fue las ganas de participar de la fiesta de los remeros, a pulmón y sin contaminar.