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Los reyes de España inauguraron la feria ARCOmadrid con la visita a un stand de Rosario

Felipe y Letizia realizaron su tradicional recorrido por algunos stands que incluyó un amistoso encuentro con la Argentina de la mano de la galería rosarina Diego Obligado, parte del sector "Nunca lo mismo" que cura Mariano Mayer, en el que la artista Andrea Ostera obró como anfitriona
Mercedes Ezquiaga, Télam
La feria ARCOmadrid quedó inaugurada este jueves oficialmente por los reyes de España, Felipe y Letizia, quienes realizaron su tradicional recorrido por algunos stands, ante estrictas medidas de seguridad, lo que incluyó un amistoso encuentro con la Argentina de la mano de la galería rosarina Diego Obligado, parte del sector Nunca lo mismo que cura otro argentino, Mariano Mayer, en el que la artista Andrea Ostera obró como anfitriona de la visita real con el elocuente gesto de convertirse en la única galería latinoamericana en la que se detuvieron y, también, la única en la feria que no proviene de una ciudad capital.
La artista rosarina Andrea Ostera junto a la primera dama argentina.

La Argentina ocupa un papel más que preponderante en la actual edición de la feria madrileña que organiza Ifema, con nueve galerías en el predio, una mayoritaria presencia de mujeres y otra gran cantidad de artistas argentinos representados por galerías internacionales, como el caso de Gabriel Chaile en la alemana Chertlüdde, que acaba de vender uno de los hornos del tucumano a un coleccionista europeo por 60 mil euros, tal como confirmaron a la agencia de noticias Télam desde el stand, por lo que no es casual que de todas las galerías de la región Felipe y Letizia sólo se hayan detenido a conversar con una de Argentina. Los reyes, su inmensa y estricta comitiva de seguridad junto a esa suerte de avispero que los siguen y que conforman fotógrafos, cámaras y periodistas de todo el mundo, se detuvieron ante un stand de Rosario, cuna de Antonio Berni y Lucio Fontana, una ciudad en particular donde el arte siempre estuvo cerca. No hay en la feria otra galería latinoamericana que no sea de la ciudad capital.

«Estamos felices de tener once stands de América latina este año en ARCO y en especial muy ilusionados de poder presentar a una galería de Argentina que no es de Buenos Aires, ya que está en Rosario, provincia de Santa Fe», dijo el curador de Nunca lo mismo, el argentino Mariano Mayer, al saludar a los reyes, eje de todas las miradas, tan sólo un momento después del correspondiente saludo protocolar que tuvieron con el embajador de Argentina, Ricardo Alfonsín, y la primera dama, Fabiola Yáñez, que fueron parte del convite.

Hay un protocolo estricto que seguir cuando de la realeza se trata. Y un itinerario planeado de antemano que se conserva con gran reserva. Hay lugares asignados en donde deben esperar y ubicarse cada uno de los galeristas, se detengan o no los reyes, mientras aguardan el paso del tradicional recorrido real, y los artistas situados en el frente, que deben estar ubicados un paso más adelante que los galeristas. Hay apretones de manos, saludos, sonrisas, presentaciones, que se repiten en loop: «Ya sé que sois de Rosario», le dijo, rápido, Felipe al galerista Diego Obligado, mientras estrechaban manos. Con la artista rosarina Andrea Ostera, que estaba algo nerviosa y emocionada, indagó aún un poco más. «Mi obra es una instalación con material fotosensible que está reaccionando a la luz y va mutando permanentemente», arrancó la artista y fotógrafa, a lo que Felipe consultó: «¿Y de donde sacáis los materiales?».

«Yo sabía que lo poco que se quedara era un montón», dijo luego a Télam la artista rosarina, la única de Argentina que tuvo su momento estelar junto a los reyes, protagonistas hoy de la jornada de ARCO, y por ende, portada de todos los diarios españoles, como parte de un itinerario que comenzó en el stand del diario El País y que fue guiado además por la directora de la feria, la catalana Maribel López.

«La obra de Andrea está todo el tiempo mutando», sintetizó en diálogo con Télam el galerista rosarino, y contó que ya vendió dos de sus trabajos. Así, lo de Ostera alberga un concepto que comulga ciertamente con el título de la sección, «Nunca lo mismo», curada por Mayer (Buenos Aires, 1971), junto con Manuela Moscoso, y que toma su nombre de una cita del escritor Osvaldo Lamborghini.

Algo en constante movimiento, transformación, como la región. «Es un contexto muy diverso, muy distinto, cómo construir una escena que a la vez alberga muchas escenas, en un momento donde estamos repensando los relatos oficiales, repensando las narraciones aprendidas y todo lo que nos han enseñado. Latinoamérica es el contexto ideal para redistribuir esos modos de mirar y encontrar nuevos relatos», resumió Mayer y resaltó el apoyo de la Cancillería Argentina, a través de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional.

Pero además del protagonismo de Rosario, cabe mencionar la presencia argentina que se extiende al resto de los espacios: en la misma sección «Nunca lo mismo» está por ejemplo la porteña galería Hache, que dirigen Silvina Pirraglia y Herminda Lahitte, quienes conversaron largo rato con la primera dama de Argentina en el stand donde exhiben la obra de Florencia Florencia Böhtlingk. «Ya vendimos dos obras de la artista, Chacra de Elvira y Grupo en el río», contó Pirraglia.

La Argentina trajo a la feria una inmensa presencia de artistas mujeres, que superan en número por una gran diferencia a los artistas varones del mismo país, un gesto a contramano del sesgo general de la feria que en esta edición decidió no tomar medidas específicas para combatir la brecha de género, algo bastante notorio, por ejemplo, al arribar por la mañana a una de las actividades especialmente recomendada para el programa de invitados: una charla en la prestigiosa editorial Ivorypress, donde hubo cuatro invitados en la mesa de debate (entre ellos el argentino Tomas Saraceno). ¿A nadie llama la atención aquí que no haya ni una sola mujer sentada en esa mesa de expertos?

La conferencia de Saraceno junto al curador suizo Han Ulrich Obrist, por la mañana en el distrito Cuatro Caminos de Madrid, es una de las actividades destacadas por fuera del predio de la feria, pero alineada en espíritu de ofrecer una vibrante oferta cultural por toda la ciudad, como ocurre con otros argentinos como Facundo de Zuviría en Fundación Mapfre o Clara Esborraz en las galerías de la calle Dr. Fourquet, en el literario Barrio de las Letras.

De regreso a Ifema, la participación argentina se extiende no sólo de la mano de las galerías porteñas, como el caso de Rolf, donde su directora, la cordobesa Florencia Giordana, quien participa desde hace diez años en ARCO, destacó que «la presencia latinoamericana es impresionante, como en ninguna otra feria de Europa y esto es muy importante. Hay un vínculo fuerte, mucha historia en común y nos une el idioma». Giordana ya vendió varias obras y notó «muchos interesados» en los trabajos de Marie Louise Alemann, Narcisa Hirsch, Walther Mejía y Facundo de Zuviría que trajo a Madrid.

El arte argentino se multiplica a cada paso por los pasillos del evento madrileño, en Ruth Benzacar, con obras de Ana Gallardo y Sofía Durrieu, o con los trabajos de Elda Cerrato, Mirtha Dermisache, Anita Payró en la galería Herlitzka & Co. o en W-Galería, que presenta «El Tendedero» de la platense Graciela Gutiérrez Marx.

Imposible que pasen desapercibidos los 200 kilos de papas (aunque el epígrafe de la obra dice «patatas») extendidos sobre una mesa de seis metros de largo, que conforma una gran instalación del artista, químico y alquimista argentino Víctor Grippo en la galería madrileña Uno Mira, donde ya vendieron varios piezas del autor aunque aún buscan comprador para esas dos toneladas de patatas, dijo Enrique Marino, de la galería madrileña.

«Las patatas se pudren pero eso también es parte de la obra», explicó el galerista sobre la pieza que transforma las papas en pilas, que dan energía y encienden otros elementos en el circuito, «energía vegetal», cataloga el galerista y dice que al ser «una instalación lo más practico seria que lo adquiera un museo».

Además, concluyó el madrileño, «las expectativas son muy buenas en esta edición de ARCO. Ayer ya tuvimos varias ventas de muchas de las obras que presentamos. Y claro, ya vendimos varias piezas en formato pequeño de Grippo».

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