Las pastillas para dormir comúnmente recetadas están ligadas a un riesgo cuatro veces mayor de una muerte prematura, según un estudio estadounidense publicado en la revista British Medical Journal.
Esta medicación en grandes dosis está asociada con un 35 por ciento más de riesgo de padecer cáncer en comparación con personas que no las usan, pero las razones de este vínculo todavía no son claras, señala el estudio publicado el lunes pasado.
Los investigadores dirigidos por Daniel Kripke, del Centro del Sueño de la Clínica de la Familia Scripps Viterbi en La Jolla, California, estudiaron el historial médico de 10.500 adultos que viven en Pensilvania y a los que se les había recetado medicación para dormir.
Los datos fueron cotejados con los de más de 23.600 personas, comparadas por edad, salud, y origen, que no tomaban esa medicación.
La investigación se alargó durante dos años y medio y estudió las píldoras comúnmente recetadas a amplios sectores de la población para dormir, lo que incluye benzodiazepinas, no benzodiazepinas, barbitúricos y sedativos.
El número total de muertes que ocurrió durante este período fue pequeño en ambos grupos, totalizando menos de 1.000 decesos.
Pero hubo una sorprendente diferencia en la mortalidad, encontraron los investigadores.
Aquellos que tomaron entre 18 y 132 dosis anuales de medicación para dormir tenían 4,6 más posibilidades de morir que el grupo de control.
Incluso aquellos que tomaron menos de 18 dosis anuales tenían 3,5 más posibilidades de morir.
“Los cálculos a grandes rasgos sugieren que en 2010 los hipnóticos (pastillas para dormir) podrían estar asociados con entre 320.000 y 507.000 excesos de muertes en Estados Unidos únicamente”, afirma el estudio.
Los detalles de cómo murieron los individuos no fueron develados, y los autores recalcan que encontraron una relación estadística pero no una causa.
Pero hicieron sonar la alarma debido al gran número de gente que toma esta medicación.
“Estimamos que, aproximadamente, del seis al 10 por ciento de los adultos en Estados Unidos tomaron estos fármacos en 2010 y los porcentajes podrían ser mayores en algunas partes de Europa”, escriben.
La media de edad de las personas del estudio fue 54 años. Los investigadores afirmaron que tomaron en cuenta factores que pudieran hacer posible la comparación entre los dos grupos, como si el individuo fumaba o tenía un problema de salud preexistente.
Sin embargo, no fueron capaces de tener en cuenta factores como depresión, ansiedad u otras cuestiones emocionales, ya que los diagnósticos se mantienen en secreto bajo la ley de Pensilvania.
Las investigaciones previas en píldoras para dormir encontraron una relación entre accidentes de coche y caídas graves, síndromes relacionados con comer por la noche, darse atracones de comida, regurgitación en el esófago y úlcera péptica.