Los datos oficiales sobre evolución del salario en Argentina siguen ratificando la constante pérdida del poder adquisitivo. Durante el octavo mes del año (último dato disponible) el promedio salarial mensual, interanual y acumulado quedó por debajo del avance de los precios. En la antesala al congelamiento anticipado por el ministro de Economía Sergio Massa, las remarcaciones semanales continúan a la orden del día, y las expendedoras de combustibles ya aplicaron un ajuste del 6% que tendrá impacto más temprano que tarde en los precios.
Durante la semana el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) dio a conocer el índice de salarios y el promedio general quedó muy lejos de cubrir el crecimiento de los precios. La referencia mensual fue del 6,5%, contra el 7% de inflación de ese período, mientras que la variación interanual y acumulada fue del 74,2% y 51%, respectivamente, también lejos del 78,5% y 56,4% que midió durante esos períodos el índice de precios al consumidor.
Pero el valor promedio muestra apenas una parte de la pérdida de los trabajadores. Es que lo más preocupante radica en el detalle de los datos, donde aparece la abrumadora derrota que sufrieron particularmente los sectores no registrados ante las constantes remarcaciones y la falta de reflejos del gobierno nacional para contrarrestar ese escenario. Ese sector no registrado, sumado a los cuentapropistas, explica buena parte del crecimiento que tuvo el empleo durante los últimos años.
Durante agosto, el ajuste en alimentos y bebidas fue del 7,1% y del 80% interanual, siendo el rubro con mayor incidencia en el dato de inflación. El de mayor aumento fue prendas de vestir y calzados, con un 9,9% mensual y 109% interanual. Para ambos sectores hubo anuncios y advertencias sobre posibles congelamientos, pero hasta el momento nada en concreto que pueda ponerle un obstáculo a las incesantes subas.
La mayoría de los gremios que representan a trabajadores del sector privado tuvieron la posibilidad de efectuar una revisión paritaria que permita corregir o aproximarse a estas cifras. En menor medida, lo hicieron los estatales, dependiendo el sector y la jurisdicción. No corrieron con la misma suerte los no registrados, quienes por estos días permanecen a la expectativa de acceder al bono de 45 mil pesos a cobrar entre noviembre y diciembre, aunque algunos ni siquiera tendrán esa posibilidad por incompatibilizar con la requisitoria.
Sector por sector
El escenario de pérdidas está incluso validado por los datos que proveyó el Indec sobre agosto (última actualización) y que van más allá del promedio general. El detalle de los trabajadores no registrados muestra que tuvieron un incremento del 5,4% mensual, quedando a 1,6 puntos porcentuales de la evolución de los precios.
Pero esa realidad se complejiza aún más al medirla en términos interanuales y acumulado en el año. En el primer caso, el incremento salarial llegó al 63,4% y en el segundo al 38,8%, una amplia brecha hasta 78,5% y 56,4% que marcó el índice de precios en los períodos mencionados.
Algo menos dramática, aunque lejos de lo ideal, es la situación para los registrados. En el promedio, entre privados y estatales se acercan a cubrir los aumentos en los respectivos períodos, pero al analizar cada caso la situación sigue siendo preocupante.
Luego de registrar un aumento del 7,3% en julio, el incremento salarial en el sector público se redujo a 4,2% en agosto, la variación interanual fue del 76,4% y el acumulado llegó al 51,3%. Los tres porcentajes quedaron cómodamente por debajo de la inflación.
Por su parte, los privados lograron una mejora salarial del 8,1% mensual, mientras que en la interanual llegaron al 76,5% y en la acumulada 55%, ubicándose como uno de los sectores con mejor rendimiento salarial.
El analista y director del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, Luis Campos, amplió el retrovisor y expuso la evolución de salarios y precios desde el año 2016 a esta parte.
Del análisis se desprende que en comparación con diciembre de 2019 el salario de los privados registrados se mantiene estable (0,5% arriba). El del sector público cayó un 5,3% y los no registrados perdieron un 15,6%.
Pero al ir más atrás todavía, la pérdida es dramática. Entre diciembre de 2016 y este último relevamiento, la caída del salario en el sector informal registró una pérdida de más del 35%.
Una estimación más reciente de Campos, sobre el mes de septiembre con datos del Ripte, indica que el salario nominal creció un 6,3%, apenas por encima del IPC de ese mes (6,2%). “Seguimos un 2,2% abajo de diciembre de 2019. En comparación con septiembre de 2021 el salario real cayó un 4%”, indicó.
Teniendo en cuenta esa medición, en septiembre los precios crecieron al 83% y los salarios al 75,7%. “La pendiente de la curva impacta y los próximos meses se va a empinar aún más”, advirtió el director del observatorio de la CTA Autónoma.
Más allá de lo sucedido hasta el momento, lo que se ve en el horizonte no resulta para nada auspicioso. Es que el dato de inflación a fin de año posiblemente termine llegando a los tres dígitos, y sólo algunos convenios colectivos, del ámbito privado, lograron o están intentando adaptarse a esa cifra. A este ritmo, lejos quedarán las pretensiones de quienes se desenvuelven en el mercado no registrado, y la brecha entre ingresos y precios será cada vez más amplia para ellos.