Un equipo de arqueólogos explora con tecnología 3D el buque La Luna del rey Luis XIV, hundido hace 350 años frente a la ciudad Tolón, sudeste de Francia, para saber cómo preservar tras su rescate los 60.000 objetos que contiene, desde cañones a porcelanas.
La Luna yace a más de 300 pies bajo la superficie del mar, allí donde naufragó en 1664 con un millar de hombres a bordo cuando, al regresar de una operación militar y por temor a la peste, les ordenaron mantenerse en cuarentena y les negaron ingresar al legendario puerto de Tolón.
Hace más de 2.000 años las naves griegas recalaban en Telo Martius, como se llamaba antes de que Roma lo colonizara y luego obtuviera allí de los murex –grandes caracoles de esa zona– el púrpura para sus túnicas, fundando una de las principales tintorerías del Imperio.
A lo largo de la historia, Tolón fue escala de navíos de un sinnúmero de procedencias, escenario de saqueos de piratas y sarracenos y refugio de armadas militares.
Cerrada al mar por la península de Giens al este y por la de Saint-Mandrier al sur, que retienen la subida de la marea, la rada de Tolón alberga actualmente el mayor puerto militar de Francia, a mitad de camino entre Marsella y Saint Tropez.
Durante la Segunda Guerra Mundial, para no caer en manos de la ocupación alemana, allí se inmoló la flota de la Francia de Vichy, compuesta por 170 barcos entre acorazados, cruceros, destructores, submarinos, cañoneras, portaaviones, torpederos, un buque escuela, cargueros militares, remolcadores y otras de menor porte.
Al amanecer del 27 de noviembre de 1942 los buques comenzaron a estallar por las cargas explosivas que les habían colocado y uno a uno se fueron a pique en las mismas aguas que albergaban, sin que nadie lo supiera, el magnífico navío del Rey Sol.
Ayudado por la plataforma 3DExperience, un grupo científico “se embarcó en una expedición para explorar, registrar y recuperar” las piezas hundidas con la nave, informó la empresa Dassault Systèmes, que desarrolló esa tecnología.
La compañía indicó que colabora “con la Marina francesa, y el reconocido arqueólogo Michel L`hour y su equipo, en la exploración de La Luna”, citado como “el buque insignia de Luis XIV”, que naufragó cuando impedido de amarrar en puerto procuraba alejarse de la costa.
La expedición arqueológica submarina se propone ahora develar los secretos de ese naufragio.
“La nave, impecablemente conservada, es un enorme tesoro con 60.000 objetos. El equipo espera recuperar desde cañones a delicados frascos de cerámica e instrumentos musicales”, explicaron.
Pero después de 350 años en el fondo del mar, si esos objetos no se tratan inmediata y adecuadamente se desintegrarán, por lo que emplearán esa tecnología para generar modelos tridimensionales “in situ”.
“El acceso a estos modelos digitales en 3D, realistas y definidos con precisión, permiten entender y planificar su recuperación y conservación antes de ser llevados a la superficie”, indicaron.
Mediante el empleo de “una cámara subacuática y a bordo de un prototipo de vehículo operado remotamente, los 420 metros cuadrados de La Luna se capturan con precisión absoluta en 3D y los resultados se comparten con la tecnología 3DExperience”, señalaron.
“La tecnología inmersiva 3D nos permite flotar en un mar virtual. Nunca antes los fondos marinos se habían visto con tanta claridad. Es como estar en el agua probando herramientas y técnicas sin problemas. Podemos practicar y perfeccionar todas nuestras maniobras en tierra firme”, detalló L´hour.
El equipo entra al buque con “cascos de realidad virtual” y lo explora “con la seguridad de estar en tierra firme”, lo que “optimiza la acción del buzo” y reduce “al mínimo los posibles daños y peligros”.
Los investigadores tienen acceso a un caparazón de metal que permite descender a casi 1.000 metros y permanecer allí durante un máximo de 48 horas. Este recurso se emplea a menudo para ayudar a recuperar torpedos y existen sólo 24 unidades en el mundo.
“La capacitación en equipos y técnicas de recuperación de artefactos en un entorno virtual maximiza la eficiencia bajo el agua al mejorar el tiempo de uso y la precisión del manejo en el lecho marino, donde cada segundo cuenta en los logros que se consiguen”, dijo el director del proyecto, Cédric Simard.
Los impulsores sostienen que “los resultados del proyecto de esta nueva era de la arqueología subacuática tendrán implicancias significativas para futuras investigaciones en fondos marinos” y celebran que “otras cápsulas del tiempo que antes eran inalcanzables pueden por fin ser exploradas”.
También los investigadores han creado “una web en la que arqueólogos, académicos y el público en general puedan explorar La Luna por sí mismos sin tener que mojarse”, a la que puede accederse en el link www.operationlune.com.
