El primer mapa de calidad de suelos elaborado por técnicos del Inta de Balcarce arroja datos preocupantes: el reservorio de nutrientes de la tierra cayó entre 30 y 50 por ciento según los lugares en apenas siete años. Otros indicadores también empeoraron, como el nivel de acidez, respecto de la medición base de 2011 con la que se compararon. Los autores del trabajo mencionaron la ausencia de un uso racional de la tierra como causa de la degradación del principal recurso natural del país.
El informe se presentó en la última edición del simposio Fertilidad 2019, realizado en Rosario a principios de mayo. El técnico de la Estación Experimental Balcarce Hernán Sainz Rozas y su equipo habían tomado muestras georeferenciadas hace ocho años. Fue en lotes sometidos a agricultura continua y en lugares sin agricultura, lo que se llama suelos “prístinos” (debajo de montes, alambrados o parques en cascos de estancias).
El año pasado hicieron un nuevo relevamiento para estudiar cómo se comporta el principal recursos productivo natural del país: el suelo y sus nutrientes.
“(El reservorio de nutrientes) es un indicador clave de la salud del suelo”, contó Sainz Rozas al portal Bichos de Campo sobre el trabajo.
El técnico explicó que también compararon los niveles de pH –indicador de acidez–, calcio, potasio, magnesio y micronutrientes. En todos los casos comprobaron lo mismo: un deterioro visible de los indicadores respecto de la medición de 2011.
Caja de ahorro vaciada
«En síntesis, la situación es que hemos sacado plata de la caja de ahorro y no la hemos repuesto», advirtió Sainz Rozas, para referirse a la brecha que existe entre los nutrientes requeridos por la producción agropecuaria y los efectivamente repuestos.
El estudio contempló la toma de muestras en 570 puntos sobre suelos agrícolas de Buenos Aires, Santa Fe, este de La Pampa, centro y sur de Córdoba y oeste de Entre Ríos. Lo financiaron empresas del sector. Especialistas del Inta Balcarce procesaron y analizaron esa información.
En cuanto a la materia orgánica, el relevamiento establece que se mantuvo en el mismo nivel en el norte pampeano, lo que sugiere que se llegó a un nuevo punto de equilibrio entre la entrada y salida de carbono de los suelos. Pero en el resto hay otra realidad.
«No sucedió así en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde la materia orgánica continuó disminuyendo respecto de 2011, lo que podría explicarse por el agravamiento del proceso de erosión hídrica», explicó Hernán Sainz Rozas, especialista en fertilidad de suelos y fertilización de cultivos, investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
El especialista alertó que los niveles actuales en toda la región pampeana muestran valores de entre un 30 y un 50 por ciento menores respecto a los suelos en condición prístina. Esto genera problemas físicos como inestabilidad estructural y mayor riesgo de erosión. También, menor disponibilidad de nutrientes, particularmente de nitrógeno y azufre.
“Además de la materia orgánica, que es un indicador directo de nitrógeno y azufre, han caído mucho los niveles de fósforo porque se fertiliza menos de lo que se extrae con las cosechas. Y hoy el productor no piensa en calcio y potasio pero van a empezar a ser deficientes según el grado de caída que notamos desde el 2011”, informó el técnico de Balcarce ante la consulta del sitio Chacra.
Los autores del informe recalcaron que los niveles actuales de reposición de fósforo (vía aplicación de fertilizantes) están por debajo de la extracción que produce la producción agrícola-ganadera, como la de granos, carne o leche.
Acidez
Sainz Rozas dijo que «hubo un cambio negativo, que se refleja en la disminución de los valores de pH del suelo, sobre todo al norte y este de la región Pampeana». En los casos graves, con pH por debajo de cinco, dijo, comienza a liberarse aluminio tóxico para las plantas y causante de un efecto realimentador del problema.
El especialista puso como ejemplo de situaciones preocupantes la zona de Entre Ríos y el este de Santa Fe: el potasio, allí, empezará a ser limitante en pocos años si los productores no empiezan ya a reponer ese nutriente.
Rotación
De acuerdo con los técnicos, la clave para contrarrestar el impacto negativo y contribuir a la salud de los suelos está en mejorar el balance de carbono: aumentar la frecuencia de cultivos de cobertura, promover la rotación de cultivos y, además, aplicar un plan de fertilización ajustado a las necesidades nutricionales del lote. Se calcula que el manejo racional de estas aplicaciones podría incrementar hasta en un 40 % los rindes de trigo y maíz.