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“Los trabajadores judiciales somos rehenes de la pelea del gobernador Pullaro con la Corte”

Jorge Perlo, secretario ejecutivo del Sindicato de Trabajadores Judiciales de Santa Fe, afirmó que están muy preocupados por la demora en la firma de los expedientes para ascensos y cargos en el sector, así como por el proyecto de reforma previsional que busca aprobarse en la Legislatura provincial

En diálogo con El Ciudadano, el secretario ejecutivo del Sindicato de Trabajadores Judiciales de la Provincia de Santa Fe, Jorge Perlo, describió el presente del sector, cuestionó tanto la política del gobernador Maximiliano Pullaro como del presidente Javier Milei y compartió lo que cree que son aciertos que vienen gestando desde la conducción del gremio que reúne a unos dos mil afiliados en toda la provincia.

—¿Qué representa el gobierno de Javier Milei para el conjunto de los trabajadores?

—Representa el ajuste brutal hacia la clase trabajadora, activos y pasivos. Todos los días se pierden puestos de trabajo, todos los días la gente que sale a protestar es golpeada por la policía. Todo esto es disciplinador porque apunta a que el que tiene trabajo tenga que aceptar cualquier condición para conservarlo y el que no lo tiene tenga que aceptar cualquier condición para poder tener un trabajo al que le pagan migajas.

—¿Qué representa el gobierno de Maximiliano Pullaro para el conjunto de los trabajadores y en particular a los trabajadores judiciales?

—Pullaro aunque quiera diferenciarse del gobierno nacional en el discurso, al igual que sus legisladores nacionales, termina haciendo lo mismo que el gobierno nacional. De hecho, él en su momento cuando fue convocado a firmar el Pacto de Mayo lo primero que dijo fue que él no quería que le cobren retenciones al campo, que lo demás iba a apoyar todo. 

Ese pacto se firmó en julio y él lo firmó, o sea que negoció ese tema y lo demás apoyó todo. A partir de ahí, los legisladores nacionales votaron todo también. 

Pullaro, al igual que el gobierno nacional, ajusta a los trabajadores y a los jubilados. El gobernador mandó una ley al congreso provincial donde primero se armó una comisión a la que fuimos y hablamos pero ellos no nos escucharon. Una ley no se hace en una semana, esa ley de reforma previsional ya la tenían hecha. 

Obviamente no estamos de acuerdo. Es un ajuste a los trabajadores activos y pasivos, él habla de la casta y hasta utiliza las mismas palabras que el gobierno nacional: habla de la casta pero los que aportamos toda la vida a la caja de jubilaciones y la provincia somos los trabajadores. Nosotros no inventamos la ley que estaba. 

En los noventa se nos dijo que del 11 había que pasar al 14,5 porque había que sostener un futuro déficit de la caja. Listo, aportamos el 14,5 pero ahora se nos vuelve a decir lo mismo.

Lo que no se dice es que más del 80 por ciento del déficit de la caja es por el dinero que no manda Nación. En su momento se firmó un compromiso federal donde el gobierno nacional tenía que solventar el déficit de las cajas no transferidas. Fue intermitente y ahora Milei les dijo: no les voy a mandar un peso. Y Pullaro bajó la cabeza. Estigmatiza a los trabajadores y a los sindicalistas al hablar del gobierno nacional para cobrarles el dinero que debe. 

Pullaro decidió cazar en el zoológico, fue a los cautivos, a nosotros que somos los que aportamos calladitos la boca todos los meses, y dijo “no se puede seguir con este déficit, hay que poner”. ¿Tenemos que seguir poniendo nosotros? Los activos y pasivos, porque a ellos también se les va  a hacer una extracción por dos años. Al león en la selva no lo fue a cazar, nos cazó a nosotros. 

Es un ejemplo de lo que hace su gobierno. Como la amenaza de que ante una medida de fuerza como son los paros, te descuentan el día. Las medidas de fuerza son para reclamar cuando se termina el diálogo, cuando no se llega a un acuerdo, es para reclamar los derechos de los trabajadores. El hecho de descontar el día hace que los trabajadores no hagan la medida de fuerza. Es coercitivo. Esta ley también es coercitiva y es responsabilidad del gobierno provincial, nosotros no administramos la provincia y el gobierno provincial tiene gran parte del personal contratado. Con estas políticas de ajuste 

cada vez hay menos personal efectivo provincial. Eso quiere decir que estamos achicando ese tres por uno que se necesita para poder pagar la jubilación y dentro de cinco o diez años nos van a decir otra vez lo mismo al no haber activos que aporten.

El contratado no aporta a la caja, entonces al no haber activos que aporten en un futuro nos van a decir otra vez que somos unos privilegiados, que tenemos que volver a poner si todavía no cobró lo que le debe el gobierno nacional. Es una rueda de nunca acabar con esta ley, nos meten la mano en el bolsillo a nosotros y no vemos el ímpetu para cobrar lo que debe. 

Si el gobernador nos llamara y nos dijera a los sindicatos que vamos a cobrar el dinero que debe la Nación, lo acompañamos y vemos cómo lo hacemos para que sea efectivo. Pero así…

Y encima no nos gusta que mientan. No somos ningunos privilegiados, somos los que aportamos. Escuché en estos días que dijo que esto es una movida de los sindicalistas que no quieren perder privilegios, ¿qué privilegios? No tenemos ninguno. Cualquiera de los sindicalistas podemos volver a hacer lo que estábamos haciendo y seguimos aportando lo mismo, seguimos cobrando lo que estábamos cobrando en la categoría que estábamos. Que dejen de mentirle a la gente.

—En los últimos quince años hubo muchos cambios en el poder Judicial de la provincia de Santa Fe. ¿Cuáles te parecen los más importantes? 

—En 2009 empiezan las leyes y se implementan a partir de 2014. Este año en febrero se cumplieron diez años desde que comenzó el nuevo sistema penal, con la acusación, la defensa, las tres partes y los magistrados. Fue un cambio muy importante, fue una modernización. También se incrementó la planta del poder judicial

Por otro lado, seguimos con los colapsos en los juzgados laborales y de familia. También, por ejemplo, con la pandemia nos tuvimos que aggiornar al nuevo sistema informático y todo eso que venía lento hubo que apurarlo porque los tiempos no daban, para poder resentir lo menos posible el servicio de justicia.

Creo que hay que destacar la predisposición de los trabajadores y trabajadoras que nos pusimos la pandemia al hombro y se resintió lo menos posible el servicio de justicia. 

Y ahora estamos con el tema de las jubilaciones. Estamos en un estado de alerta y de mucha incertidumbre, porque los trabajadores judiciales estamos siendo rehenes de la pelea del gobernador Pullaro con la Corte. Hay expedientes para los ascensos y la promoción de los ingresantes que ya rindieron el concurso y que son subrogantes para que sean confirmados. El poder judicial envía expedientes a la provincia para que el gobernador firme y así puedan jurar sus nuevos cargos o ascensos. Hasta que no se hace el juramento no se cobra el cargo ni la nueva categoría. Nos hemos reunido porque hay expedientes del año pasado que todavía no firma el gobernador. Ya estamos en septiembre. Cuando hay un gobierno nuevo siempre se toma dos o tres meses para ponerse al día pero después lo firma porque es la carrera administrativa de todo trabajador, en este caso del poder judicial. 

En su pelea con la Corte, en la que nosotros nada tenemos que ver, nos toma de rehén. Nos hemos reunido con la secretaria legal y técnica, con el ministro de gobierno y nos dicen que el gobernador no quiere firmar los expedientes. ¿Cuál es el motivo? No lo sabemos.

Hay gente que hace meses que no puede cobrar ese incremento, ¿quién se lo devuelve?

Nos da la pauta de que nos toma de rehenes por su pelea con la Corte. Cuando se refiere al poder judicial, nosotros somos trabajadores del poder judicial y esa pelea que él tiene no tiene por qué descargarla en nosotros.

—De todo este proceso de modernización del sistema, ¿qué te parece que quedó pendiente? A veces los ciudadanos sienten que la justicia es lenta o que no funciona como se espera que funcione

—Eso es permanente. Que la justicia es lenta… Hay veces que sí y hay veces que no. Es como cuando te dicen que los empleados públicos vivimos tomando café, eso es mentira.  En el poder judicial nadie tiene tiempo para tomar café. Nuestra ley orgánica dice que estamos a disposición del poder judicial las 24 horas. Hay gente que está de turno y tiene que realizar una medida.

Si hablamos de condiciones laborales hemos hecho un trabajo con la UNR en la cátedra de Medicina Laboral donde estudiando el proceso de trabajo hemos detectado muchos síntomas que después se transforman en enfermedades. La principal enfermedad nuestra es el estrés. Porque nuestro trabajo es con el conflicto. No vengo a querer ser víctima de nada pero es la realidad, trabajamos el conflicto, en cada papel que agarramos hay un conflicto atrás. Está el conflicto de las partes más el conflicto de las partes con el personal, a veces vienen y nos maltratan porque no les salió como ellos querían. Y está el conflicto también interpersonal en la oficina de trabajo donde tenemos importantes índices de violencia laboral aunque mucha gente no la quiere denunciar. 

Fuimos uno de los pioneros cuando estaba Juan Nucci en Rosario y Quique Cisneros en Santa Fe, en el año 99 empezamos con esto. Muchas cosas las pudimos corregir como los factores físicos, por ejemplo antes estábamos en el escritorio todos torcidos, con sillas en mal estado, entonces teníamos problemas de columna. Todavía ocurre que los juzgados comunitarios que son los juzgados de los pueblos están un poco abandonados, son un híbrido porque una parte es del poder judicial y otra del poder ejecutivo. Nosotros insistimos porque están un poco abandonados, es una tarea pendiente tanto del poder judicial como de todos los gobiernos provinciales.

Hace más de 20 años teníamos un porcentaje más grande de trabajadores con secundario completo y un porcentaje menor de profesionales. Ahora cambió, el porcentaje mayor es de profesionales que de empleados. Entonces toda esa planta, tanto en la parte penal como en los otros fueros, está permanentemente compitiendo para rendir los exámenes para funcionarios o para magistrados y lo que termina pasando es que, por ejemplo, hay juzgados donde a lo mejor son todos abogados y nadie quiere atender mesa de entrada. Dicen “yo no estudié 6 años para ir a poner un sello o atender al público”, pero entraron como empleados administrativos.

Hicimos ese estudio porque queremos mejorar las condiciones de trabajo. Mejoraron las condiciones físicas pero tenemos mucha gente con licencia médica por estrés . 

—¿Qué proyectos tiene desde el gremio?

—Ahora nos lleva este presente el tema de la legislatura y los ascensos de la gente. Seguimos proyectando salud y condiciones de trabajo. Las mujeres de nuestro sindicato hicieron un protocolo de violencia laboral que se lo dimos a la Corte para que tome el mismo o hagan uno ellos. No nos han contestado todavía. Queremos formar un gabinete para tratar esto pero sobre todo la Corte tiene que tener una oficina para tratarlo y efectivizar los comités mixtos de salud e higiene laboral. Esa ley salió en 2008 y se reglamentó en 2009 y todavía estamos esperando poder hacerlos efectivos. Es uno de los principales temas de los cuales estamos detrás.

—Se cumplieron 40 años de democracia, ¿qué tan fortalecido ves el Estado de Derecho en Argentina? 

—Yo fui parte y me siento parte porque voté por primera vez en el 83 ya con 20 años. Creo que si seguimos dando lugar a estos sectores que hoy nos están gobernando… Nos han llevado a discutir temas que ya estaban saldados, que ya habían sido cosa juzgada. La visita a los presos por crímenes de lesa humanidad y todo lo que ocurre en el mundo también, en España y toda Europa con tantas derechas nazis… Nosotros vamos a defender la democracia porque creemos que es el mejor sistema, todavía no salió una cosa mejor. 

Acá Sturzenegger dijo que los empresarios van a poder echar a la gente como quieran. Esa libertad de la que habla el gobierno nacional es libertad para que puedan hacer lo que quieran los poderosos, no nosotros.

Los juzgados laborales están para equilibrar, para eso se crearon, para equilibrar entre el fuerte y el débil. El fuerte es la patronal y el débil es el trabajador. Estigmatizan a los que hacen reclamos laborales, a los jueces y abogados laboralistas. Esto de que puedan echar como quieran es disciplinador, hace que el que tiene un trabajo para conservarlo tenga que agachar la cabeza a cualquier imposición de parte de la patronal y el que no tiene trabajo tenga que aceptar cualquier cosa para poder tener un laburo si alcanza para comer.

Se habla de que el trabajo dignifica pero lo que dignifica es el sueldo acorde a la necesidades básicas del ser humano y de su familia y la salud y las condiciones de trabajo. Porque a los esclavos les sobraba trabajo pero dignidad no. 

Hoy hablamos de la caja de jubilaciones, proyectando lo nacional al empresariado y a un gran sector que le encanta echar gente o pagar lo menos posible y hasta no le pagan el aporte patronal para la jubilación, y si el gobierno le quita las penas entonces no nos van a pagar y el chico que hoy tiene 20 años cuando llegue a los 65 o 70 va a tener que seguir laburando porque no sabemos si la caja de jubilaciones va a existir porque hay cada vez menos trabajo registrado que somos los que aportamos.

La libertad que proponen es siempre para pegarle al más débil. Puede haber gente más a la derecha o izquierda pero hay cuestiones que son comunes a todos que es la dignidad de la gente. No podés querer que una persona trabaje por la plata que están ofreciendo ahora.

También sé que los gobiernos nacionales y populares alguna respuesta no hemos dado porque éstos no vinieron del planeta Marte. Y creo que muchos dirigentes no han sido generosos y no han puesto primero a la gente sino que han puesto primero sus internas. 

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