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Los vetos a TikTok, entre la inquietud por la extracción de datos y la batalla geopolítica con China

El Congreso estadounidense pretende una prohibición total del uso de la plataforma de videos cortos. Los analistas ven en esta batalla emprendida por Washington una cuestión vinculada con la disputa internacional más que una genuina preocupación por la recolección de datos

Por Virginia Solana – Agencia Télam

Los embates que varios países occidentales lanzaron en las últimas semanas contra la plataforma audiovisual TikTok encabezados por Estados Unidos, que avanza con una ley para vetar totalmente su uso, demuestran las «prácticas abusivas de recolección de datos» que existe en Internet, pero expone también una disputa geopolítica al tratarse de una aplicación china cuando en realidad es «un problema generalizado» sin «importar el origen de la aplicación», coincidieron analistas consultados por Télam.

El primer paso lo dio el expresidente Donald Trump en agosto de 2020, cuando emitió un decreto para prohibir las operaciones de la empresa de capitales chinos ByteDance, propietaria de la aplicación, con cualquier persona o empresa local, bajo el argumento que la compañía podría ser utilizada para recopilar datos personales de los usuarios estadounidenses y que esos datos podrían ser compartidos con Beijing.

La medida fue frenada ese mismo año por una orden judicial, pero Washington quiso obligar a ByteDance a vender sus operaciones en el país a empresas locales, algo que estuvo a punto de concretarse hasta que finalmente quedó cancelada en enero de 2021, tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.

Pero desde entonces varias dependencias clave del Gobierno, como el Departamento de Defensa, de Seguridad Nacional y de Estado, prohibieron el uso de la aplicación en los dispositivos oficiales, una medida que se extendió este año a todas las dependencias federales y que fue replicada en las últimas semanas por el Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, la Comisión Europea y recientemente Francia.

Ahora, a través de un proyecto de ley que avanza en la Cámara de Representantes, el Congreso estadounidense pretende extenderlo a una prohibición total del uso de la plataforma de videos cortos, una de las más elegidas por los usuarios, junto con Netflix.

Los analistas ven en esta batalla emprendida por Washington una cuestión vinculada con la disputa geopolítica más que una preocupación genuina por la recolección de datos de los más de los 150 millones de usuarios estadounidenses, teniendo en cuenta que TikTok recoge la misma información que otras plataformas como Facebook, Instagram o Google; la única diferencia es que esas empresas son de capitales locales.

Para el experto en medios de comunicación e industrias culturales Martín Becerra, es un mensaje «clarísimo» acerca de la necesidad de proteger los datos estatales que manejan los funcionarios, pero no es una preocupación «genuina».

«Si hubiese esa preocupación, entonces deberían no solamente impedir el uso de TikTok, sino de todas las plataformas, servicios y aplicaciones de todo el mundo -comenzando por Estados Unidos- que extraen datos sin consentimiento de los usuarios de los servicios y aplicaciones que estos utilizan en sus dispositivos móviles», expresó Becerra en diálogo con Télam.

«Acá hay más una puesta en escena para colocar, en este caso en una aplicación china, la responsabilidad de un problema que es generalizado en Internet», analizó el docente e investigador del Conicet.

En el centro de los argumentos contra ByteDance está la Ley de Inteligencia Nacional de China, de 2017, que establece que todas las organizaciones y ciudadanos chinos deben «apoyar, ayudar y cooperar» con los esfuerzos de inteligencia.

Sin embargo, un informe realizado en el Instituto de Tecnología de Georgia en enero pasado y recogido por la cadena de noticias BBC, subraya que esta oración está fuera de contexto y señalan que la ley también incluye advertencias que protegen los derechos de los usuarios y las empresas.

«La preocupación de los Gobiernos de Occidente tiene que ver con este temor que ellos manifiestan acerca de que China pueda acceder eventualmente a la información recolectada por TikTok, debido básicamente a que es una compañía china. Pero es justo recalcar que estas prácticas abusivas de recolección de datos están presentes en todas las plataformas, no importa el origen de la aplicación o de la empresa», explicó a esta agencia el abogado y experto en políticas que impactan en la libertad de expresión Eduardo Ferreyra, líder de proyectos de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC).

El Gobierno chino aseguró esta semana que «nunca ha pedido ni pedirá» a empresas o individuos que recaben información o se la proporcionen y subrayó que el Gobierno le da mucha importancia a la «protección de la seguridad y la privacidad de los datos con arreglo a la ley».

El jueves, el CEO de TikTok, Shou Zi Chew, afirmó que «ByteDance no es un agente de China ni de ningún otro país» en un duro interrogatorio realizado por una comisión del Congreso de Estados Unidos conformada por republicanos y demócratas.

«Creemos que lo que se necesita son reglas claras y transparentes que se apliquen ampliamente a todas las empresas de tecnología: la propiedad no es el núcleo para abordar estas preocupaciones», agregó el directivo, que promueve un plan conocido como Proyecto Texas, por el cual el manejo de los datos de los usuarios en territorio estadounidense se limitaría a una división dirigida por Estados Unidos.

De esta forma, Washington ya no tendría que preocuparse por extender la prohibición del uso de TikTok a todos los ciudadanos, lo que sería una medida extrema y un acto sin precedentes contra una empresa de medios en Estados Unidos.

«Una prohibición sería bastante problemática en términos constitucionales, ya que implicaría una afectación seria a la libertad de expresión, a la libertad de información, de comunicación de las personas», subrayó el abogado de la ADC, ONG que trabaja por la defensa de los derechos civiles, y agregó que medidas «tan sensibles e intrusivas» requieren justificación en una sociedad democrática como la estadounidense, sobre todo teniendo en cuenta que muchos medios occidentales utilizan TikTok para transmitir contenido.

Además, el veto implicaría una escalada con Beijing respecto de la disputa por el liderazgo tecnológico, económico y político que sostienen ambas potencias y que no solamente involucra a TikTok, sino también el lobby estadounidense para que distintos países prohíban a proveedores chinos de tecnologías como Huawei o Zeta TV en sus redes de comunicación.

«Hay, en este intento de prohibición de la TikTok, una línea de continuidad con esa política que ya estamos viendo», alertó Becerra, y destacó que hasta ahora solo hay «sospechas» y que prohibir la plataforma sería una medida desproporcionada «porque anula el debido proceso».

Becerra también alertó que de prohibirse, sentaría un precedente muy peligroso: el veto al uso de aplicaciones basados en una mera sospecha «conduciría a censuras indiscriminadas y a limitaciones clarísimas a la libertad de expresión y de comercio en todo el mundo».

«Porque lo que hace el Gobierno estadounidense con Internet, en general, suele ser replicado en muchos otros países», advirtió.

Para la analista Victoria Murillo, profesora de Ciencias Políticas y Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia, la «nueva Guerra Fría» que está emergiendo entre Estados Unidos y China se focaliza en TikTok porque la aplicación «tiene llegada a uno de cada tres norteamericanos y por su visibilidad».

Sin embargo, no es el único aspecto en el que se pueden ver estas tensiones, aclaró a Télam Murillo.

«Hay límites al comercio de semiconductores y otras medidas que reflejan las crecientes tensiones. Si bien estas tensiones se hicieron más visibles con Trump, los demócratas con Biden las continuaron y ahora son tanto estados republicanos como demócratas los que están estableciendo limites al uso de TikTok en el sector público, y en ambos partidos se ve un creciente apetito por esta nueva especie de Guerra Fría», agregó la analista argentina.

Becerra coincide en que hay una reedición de los discursos prevalentes en la Guerra Fría, donde se crea la ilusión de que «de un lado son todos buenos y del otro todos malos», un discurso que «puede tener éxito en el sentido de que puede tener adeptos e incluso ganar consenso, (pero) en el fondo es un gran discurso con pies de barro».

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