Luciano Laspina es diputado nacional por Juntos por el Cambio, pero ya se encuentra en la carrera para renovar su lugar en los próximos comicios. “Tenemos que salir de la trampa de la pobreza que nos metió el kirchnerismo y explicarle a la sociedad que hay otro camino”, sostiene Laspina. El precandidato es economista, y durante los años de gestión de Mauricio Macri fue presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación.
—¿Cómo crees que afectó la pandemia a los ciudadanos y a las ciudadanos y a los y las santafesinas?
—Fue muy duro porque el encierro es algo para lo que el ser humano no estaba preparado. Y la verdad que se extendió muchísimo la cuarentena, quizás porque se arrancó de manera muy prematura, entendible al principio porque nadie sabía cómo lidiar con esto, pero después se extendió innecesariamente. Se postergaron mucho los protocolos y tuvo graves consecuencias no sólo económicas sino sobre todo psicológicas en un montón de gente. Eso está en todas las estadísticas, evidencia anecdótica, todos conocemos el caso de algún amigo con algún hijo, mis hijos también, con sedentarismo, ansiedad, obesidad, retrocesos madurativos en los más chiquitos. Yo vi una tasa de envejecimiento muy grande en los adultos mayores que tiene que ver con la depresión, el aislamiento. Es algo que pasó seguramente a escala global, pero en Argentina, como siempre, tenemos una pésima administración desde el Estado, en todos los gobiernos en general pero este en particular.
—¿Cómo ves a Santa Fe hoy?
—Santa Fe está en el corazón productivo de la Argentina y por tanto sufre el modelo kirchnerista probablemente como ninguna otra provincia. Yo siempre digo que hay dos modelos de país: el modelo Formosa y el modelo Santa Fe. El modelo Formosa es uno en el cual para tener un ingreso, un trabajo, tenés que comer de la mano de Gildo Insfrán. Y el modelo Santa Fe es el del campo, la producción, la industria, la biogenética acá en el cordón del Gran Rosario, la industria de autopartes en Rafaela por decirlo de alguna forma. Y claro, todo lo que atente contra la producción, la inversión, el empleo y el campo le pega a Santa Fe. Si vos miras todas las medidas que ha tomado el gobierno, como 19 subas de impuestos desde que asumió, el cierre de exportaciones de carne, empezar a complicar la cuestión de la Hidrovía, la Ley de Biocombustible -que fue un tiro en el pie para la industria de biocombustible de la provincia-, son todas medidas que no necesariamente buscan perjudicar deliberadamente a Santa Fe. Van en línea con lo que es el modelo kirchnerista, que creo yo consiste básicamente en ahogar con impuestos al sector privado, entonces eso impide crear empleo en ese sector, y se necesitan más dádivas, más planes sociales o más empleo público subsidiado para que la gente tenga un ingreso. Eso requiere a su vez naturalmente subir más impuestos. Esa es la trampa de la pobreza, es un círculo vicioso en el cual estamos en la etapa de la pobreza hace más de 10 años. El legado del kirchnerismo fue un enorme aumento del gasto público que todo el mundo aplaude, todo el mundo entre comillas, los detractores del aumento del gasto público son pocos, pero para financiar eso tenés que subir los impuestos. Desde el 2011 cayó el empleo privado 4, y el empleo público subió 30. Es insostenible, porque para que haya empleo público alguien tiene que pagar impuestos, y para que alguien pague impuestos tiene que tener trabajo. Esa divergencia entre las dos curvas explica el colapso fiscal, social y económico de la Argentina.
—¿Cuál es la alternativa a establecer, por ejemplo, impuestos a las empresas, a las fortunas? ¿Qué es lo que ustedes proponen?
—Para redistribuir primero hay que tener algo para redistribuir. Si vos tenés una economía que desde hace 10 años que no crece, y la población sigue creciendo, cada vez hay menos para repartir, entonces cortas cada vez más finitas las porciones. Este es un debate que viene desde el nacimiento del capitalismo. En el mundo generalmente está saldado, que es básicamente un sistema impositivo lo menos distorsivo posible de la producción, y un sistema redistributivo a través del gasto. Argentina tiene un sistema híper-distorsivo de la producción, híper-regresivo, porque pagan muchos más impuestos los más pobres. Vos miras la carga tributaria en Argentina y Ganancias es muy poquito. Lo que más recauda es IVA, pagas este impuesto en el sachet de leche vos, el que recibe un plan social y el millonario; el impuesto al cheque, que también es un impuesto pésimo. Y después tenés Ingresos Brutos, que es otro componente perverso de las provincias, por eso en la cuenta de supermercado cada 100 pesos que gastas 41 son impuestos. El resto va a las empresas, al costo, al productor. Pero de cada 100, 41 son impuestos. Entonces tenemos un sistema impositivo regresivo que además hunde a la producción. El gasto es bastante distributivo en Argentina, porque hay muchos planes sociales -está la AUH, las jubilaciones-. No tenemos un problema de distribución por el lado del gasto, tenemos un problema por el lado de la creación de la riqueza, con un sistema impositivo que es tremendamente regresivo y distorsivo y que ahoga al sector privado. Lo primero que tenemos que hacer es hacer crecer la torta, y para eso tiene que haber una serie de condiciones que Argentina perdió hace tiempo: primero el equilibrio de las cuentas públicas, segundo poner a la empresa privada, al empresario y al empleo privado en el centro de la escena; tercero, sacar a la economía todos los sesgos anti-exportador, anti-empleo y anti-inversión que tiene. Para eso hay que trabajar mucho sobre la estructura regulatoria y tributaria. Yo creo que uno de los efectos de la estrategia de salida de Mauricio Macri fue que primero planteó un plan de estabilización, el intento de ordenar la inflación, y después empezó gradualmente a corregir las cuentas públicas, que lo hizo tarde en los dos últimos años. Muchos de los cambios estructurales que necesitaba la economía, como por ejemplo la reforma tributaria, se aprueban recién en el 2017, entonces gran parte del plan de estabilización estuvo montado sobre los cimientos del modelo kirchnerista en algún sentido. Por ahí sin cepo -que de eso sí se salió rápido-, más integración al mundo, mejor clima de negocios. Pero toda la estructura tributaria, regulatoria, logística, todo lo que hace al funcionamiento de la economía, queda heredado de un modelo kirchnerista que estaba absolutamente destruido. Y creo que esa secuenciación es lo que hizo de alguna forma tropezar al gobierno de Mauricio Macri. Ahora, no me cabe ninguna duda de que el rumbo era ese.
—¿Cuáles son los problemas de los y las santafesinas?
—En lo inmediato, lo que yo escucho en las recorridas, es el tema de la inseguridad como un tema central. No sólo ya en el caso del Gran Rosario, el Gran Santa Fe, no sólo las violencias entre bandas narcos, sino que ahora empiezan a aparecer mecanismos de extorsión a los empresarios, a los comerciantes como en la época de Al Capone. El antecedente del año pasado en el que balearon el Casino Eso tiene que ver con un método de extorsión mafioso que aparece cuando el Estado empieza a estar ausente. Durante los cuatro años de gestión de Patricia Bullrich para mi hubo un retroceso muy grande del delito, se vio en las estadísticas pero además en la sensación. Empezaron controles, si alguien ponía un bunker se tenía que esconder y no poner un cartel luminoso, y tantas otras cosas. Pero creo que ahora, entre el desastre que fue el ministro Saín en la experiencia con Perotti, y el desastre de la ministra de seguridad Frederic que ni se habla con los ministros a veces, que está peleada con Berni, es una comedia de enredos tremendo, obviamente el delito ha proliferado. Segundo el empleo. Y la inflación. La gente está desesperada, yo no sé cómo hace para vivir el ciudadano de a pie con 3 puntos de inflación promedio, hacen malabares. Y eso es una incertidumbre todos los meses. Recordemos que ahora está en el 3%, pero venimos de una inflación de 4, 5%. Son tasas de inflación del 60% anualizado, con paritarias que rondaron el 30%, el que tuvo paritarias. El sector informal viene perdiendo como Camboya. Los jubilados están más de 8% abajo en términos reales interanuales. Inseguridad, empleo e inflación son los temas que se escuchan.
—De llegar al Congreso Nacional ¿cuáles son las propuestas?
Creo que, si bien ninguna ley resuelve los problemas del país, Argentina tiene un problema muy grande de incertidumbre tributaria, lo que hablábamos recién. Todas las empresas se sienten ahogadas por impuestos y muchos empresarios tienen miedo a ser confiscados. Ahora se está volviendo a discutir un nuevo impuesto a las riquezas. Uno de los proyectos que voy a presentar es de estabilidad tributaria para nuevas inversiones. Es un modelo que funcionó muy bien en Perú, que funcionó muy bien en el caso de la Ley de Minería en Argentina en los ‘90, generó inversiones de largo plazo. Ninguna ley reemplaza a una política económica, pero es un proyecto que me parece que sería una buena señal política hecha en el contexto adecuado.
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