El video que se viralizó en febrero pasado, donde se ve a un interno de la cárcel de Piñero hostigado y amenazado por otros compañeros de celda derivó en el aislamiento de los hermanos Alan y Lautaro «Lamparita» Funes, entre otros internos. El Servicio Penitenciario (SP) posee la capacidad de aislar a un interno por 48 horas, después la permanencia en un buzón es voluntaria, explicó una fuente del caso. Desde hace dos meses, Lamparita, de 23 años, –condenado a 7 años de cárcel por liderar una banda y cometer otros delitos entre ellos un homicidio– estaba en un buzón y su defensor presentó un habeas corpus para pedir el cese del aislamiento.
Lamparita pidió volver al pabellón 16, donde se filmó el video, ya que aseguró tener buena relación con el resto de la población del lugar. Pero las autoridades del Servicio Penitenciario no estuvieron de acuerdo. Ante el planteo, el juez Román Lanzón dispuso el cese del encierro en soledad y el domingo ordenó el traslado de Lamparita a otro sector de la unidad carcelaria que disponga en Servicio Penitenciario teniendo en cuenta su carácter de detenido de alto perfil y las cuestiones de seguridad.
No es la primera vez que Lamparita estuvo alojado en un buzón de la cárcel de Piñero. Esta vez fue por un video que se viralizó y fue filmado en el interior del pabellón 16 de la Unidad Penitenciaria Nº 11 donde también está alojado su hermano Alan.
En la filmación, se vio cómo un interno era hostigado y amenazado por otros, entre ellos, estaba Lamparita, quien obligó a la víctima a “entangarse”. El recluso estaba en ropa interior y su expresión en la filmación es de terror, hasta que le abrieron paso y pudo escapar de la situación. Este video generó la toma de medidas por parte de la autoridad penitenciaria. La víctima fue sacada del pabellón al igual que los hermanos Funes, entre otras personas, quienes fueron aislados.
Esta facultad la tiene el Servicio Penitenciario (SP) y lo puede hacer por 48 horas, explicó una fuente consultada. También abrieron un sumario para determinar responsabilidades en el hecho del personal penitenciario que permitió esta situación, aunque no hubo información sobre esta pesquisa.
Pasado los dos días en el buzón, el aislamiento es voluntario, explicó un vocero del caso para agregar que pasado ese tiempo, el Servicio Penitenciario dijo Lamparita quiso permanecer en el lugar mientras que su abogado Juan Pablo Audisio expuso lo contrario.
Ello generó la presentación de un habeas corpus por parte de la audiencia. La audiencia tuvo lugar el domingo y Audisio pidió dos cosas para Lamparita: salir del buzón y volver al pabellón 16.
El hecho de que Lamparita planteara durante la audiencia que ya no quería estar en aislamiento implicó que tanto la fiscal Gisela Paolicelli como el juez Román Lanzón se inclinaran por el cese de la medida.
La discusión entonces giró respecto al pedido de alojamiento en el pabellón 16. Para la defensa, Lamparita generó vínculos con los internos que habitan el pabellón y no tenía problemas de convivencia, por lo que reclamó el retorno al lugar donde estaba alojado antes del incidente.
Pero desde la asesoría jurídica de la Unidad 11 explicaron que Lamparita está catalogado como preso de alto perfil y existe una imposibilidad concreta para que se aloje en el pabellón que pide.
Ante el planteo de las partes el juez resolvió hacer lugar al cese del resguardo y le otorgó al SP un plazo de 48 horas para el traslado a un pabellón. El magistrado entendió que Lamparita debe ser alojado en un lugar diferente conforme a las medidas de seguridad y la reglamentación para internos de alto perfil.
La condena
Lautaro «Lamparita» Funes fue condenado en febrero del año pasado a través de un procedimiento abreviado a 7 años de cárcel. Sindicado como el cabecilla de una banda asociada a René «Brujo» Ungaro en la lucha por el territorio de la zona sur que disputaban en su momento con el clan Caminos Segovia. Lamparita fue detenido en septiembre de 2017. Cuatro meses después que parte de la banda fuera detenida en allanamientos masivos en un operativo que se llamó Los Miserables.
A partir de allí, la Fiscalía unificó investigaciones contra estos grupos y detuvo a varios de sus cabecillas. Lamparita fue uno de ellos, también su hermano Alan junto a su padre Jorge. A su vez, en el marco de estos enfrentamientos que comenzaron en 2016 y se cobraron más de medio centenar de víctimas fatales, fueron asesinados Ulises y Jonatan, dos de sus hermanos.
La investigación fiscal determinó que Lamparita tenía una sociedad de hecho con Carlos «Pelo Duro» Fernández, también condenado a 11 años de cárcel. Para la Fiscalía ambos responden a René Ungaro y eran parte de una organización con tres objetivos: resolver problemas territoriales vinculados a la venta de drogas; usurpar propiedades para convertirlos en aguantaderos para guardar estupefacientes o armas en Tablada y República de la Sexta; regentear puntos de venta de estupefacientes y cometer delitos contra la propiedad.
Lamparita fue condenado por una participación secundaria en el crimen de Cristian «Bebe» Ferreyra en mayo de 2017. También por una balacera a Rubén «Tubi» Segovia que lo dejó herido en Mosconi y Avellaneda en 2017. Tras ir al hospital, Tubi quedó detenido y en abril de 2018 fue asesinado a traición por personas que respondían al clan Caminos en la cárcel de Coronda.
Otro de los delitos que le achacaron fue el atropellar a un testigo del crimen de Eugenio «Pupi» Solaro ocurrido en noviembre de 2016. La víctima fue asesinada en mayo de ese año y por ese crimen su hermano Alan fue encontrado responsable.
La condena también incluyó un hecho del 6 de mayo de 2016, en la zona de pasaje Esperanto al 300, Lamparita junto a otros compinches amenazaron a una familia. En abril de 2017, disparó contra la pareja de Alexis Caminos en Grandoli y Lamadrid. Cometió un robo ese mismo mes junto con Pelo Duro y otro joven en 9 de Julio al 3200 y en junio amenazó y baleó a un motociclista en Sánchez de Thompson al 100. También lo condenaron por cinco balaceras en el barrio República de la Sexta.