Bautista Lugarini entró al selecto grupo de jugadores argentinos que tienen una medalla de oro panamericana. El polivalente jugador formado en Gimnasia fue una de las figuras clave del seleccionado argentino que se consagró ante Venezuela en los Juegos de Santiago y que incluso fue determinante en la final.
Nacido en San Nicolás pero rosarino por donde se lo mire, Bauti contó sus sensaciones en medio del camino de regreso a Córdoba para retomar la actividad de la Liga Nacional A con Instituto de Córdoba.
El rendimiento albiceleste fue muy interesante y Lugarini explicó las razones de tan rápida conjunción: “Logramos ese nivel en tan poco tiempo porque desde el primer día de entrenamientos en Buenos Aires cada uno se propuso dejar lo mejor de sí por la selección. Esa fue la clave: dar el máximo como equipo y no pensar en individualidades, cada uno trabajaba por el que tenía al costado y no dábamos por muerta ninguna pelota”.
“Nos adaptamos rápido al sistema de juego y entendimos lo que pedía el entrenador. Después lo llevamos al mejor nivel posible. Parecía un equipo que venía de entrenar mucho tiempo junto y fue sólo una semana”, añadió.
Venir en ritmo de juego fue clave y el aporte físico también: “Lo mejor que tuvo el equipo fue nutrirnos de la defensa. En ataque la dinámica que tuvimos le costó mucho a los rivales. Fue un básquet con mucho movimiento, y para hacernos tomar un mal tiro la defensa debía desgastarse mucho. A la larga de los partidos esto da sus frutos porque sacamos una brecha y esas patas frescas nos vinieron bien, por ejemplo en la final”.
Ver las medallas tan cerca debía ser motivo de ilusión, pero Lugarini confió que siempre fueron paso a paso: “Al ser un torneo tan corto, en ningún momento te ponés a pensar que estás para lograr una medalla, porque apenas terminás un partido ya estás pensando en el otro. Recién al cerrar la fase de grupos caímos que al ganar el siguiente partido asegurábamos medalla. Creo fue clave esa proyección a corto plazo y el hacer lo mejor posible día a día”.
Los Juegos regalan vivencias muy interesantes dentro y fuera de la cancha, y para Bautista, aunque haya sido tan sólo un puñado de días, será una historia para recordar por siempre: “Fue una experiencia increíble. Había vivido muchos torneos en menores, pero un torneo con la selección mayor es diferente en cuanto a responsabilidad y trascendencia, más que se coronó con la medalla de oro, que le da un toque muy especial. “Fuera de lo deportivo se formó un gran grupo y el día a día se hizo muy llevadero y nos empujó a seguir por más”.
“Me sentí muy cómodo, la dinámica y el plan de juego me favoreció. En el primer partido empecé con muchos nervios, pero después jugué tranquilo y creo que terminé bien. conforme pero siempre sabiendo que debo mejorar en muchas cosas y trabajando para eso”, resumió.
Desde chico supo lo que debía afrontar para llevar adelante su sueño en el básquet: el desarraigo en Bahía Blanca, el salto a España y el regreso a Argentina para encontrar un nuevo inicio en Instituto, el gran trabajo en los Juegos Universitarios. Todo lo llevó al feliz reencuentro con la camiseta albiceleste que tanto usó en inferiores, a la medalla de oro, a la bandera subiendo al techo del estadio y al lugar más alto del podio.
