El destituido presidente paraguayo Fernando Lugo afirmó que el juicio político en su contra fue «un golpe de Estado parlamentario», luego de que su sucesor, Federico Franco, dijera que le iba a pedir ayuda para conciliarse con los países vecinos que cuestionan su legitimidad.
«Hubo un golpe de Estado parlamentario en el que los argumentos para un juicio político no tienen ningún valor y fueron rebatidos ampliamente por los defensores», dijo Lugo en una improvisada rueda de prensa en un canal de TV local.
El destituido presidente se presentó de improviso en una manifestación callejera ante el canal de TV Pública local y tras un breve discurso ingresó a los estudios para una rueda de prensa.
Sin embargo reconoció que «va a ser muy difícil» que retorne al poder en este periodo, «aunque en política todo es posible porque depende de la voluntad». Para finalizar llamó nuevamente a la pacificación con el fin «que la democracia paraguaya se fortalezca».
Minutos antes, en la céntrica calle Alberdi, Lugo dijo que quienes lo destituyeron el viernes «han destituido la democracia» y que aceptó el «veredicto injusto» por la paz. «Aquí no han destituido a Lugo, han destituido la democracia. No han respetado la voluntad popular», dijo el exmandatario antes de convocar a una «protesta pacífica».
Agregó que aceptó «el veredicto injusto de aquel Parlamento por la paz y por la no violencia. Teníamos información que querían repetir el marzo paraguayo. Nunca más violencia, este pueblo es un pueblo pacífico y así como pacíficamcente hemos vencido en 2008, pacíficamente el proceso democrático continuará con más fuerza».
El actual presidente Franco dijo horas antes en entrevista que pensaba contactarse con Lugo, para ver qué papel podría tener el exmandatario en la reparación de la imagen internacional del país.
Hasta el momento los países latinoamericanos no han reconocido el nuevo gobierno paraguayo, situación que se agravó en la noche de ayer con el anuncio argentino de retirar a su embajador en Asunción, y el llamado a consultas de sus embajadores por parte de Brasil y Uruguay.
Pero dio por tierra con los planes de Franco al afirmar que «la comunidad internacional lee con objetividad y serenidad el proceso paraguayo, ya saben ustedes que los presidentes de Argentina, Brasil y Uruguay están retirando sus embajadores».
Franco dijo no concurrirá a la cumbre del Mercosur (bloque formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) que tendrá lugar la próxima semana en Argentina. «Vamos a esperar, ver qué ocurre en los próximos días, vamos a tomar el pulso y de acuerdo a eso vamos a decidir, pero creo que lo más importante es reorganizar el país, es muy reciente todo y no es muy prudente salir del país en este momento», señaló. «Ojalá que los gobiernos de los países vecinos, Argentina, Brasil y Uruguay entiendan la situación de Paraguay», explicó Franco.
El nuncio apostólico, Agustín Arietti, fue el primer diplomático que visitó al nuevo presidente en la sede de gobierno, poco antes que los embajadores de Estados Unidos y Alemania.
«Para mí es una preocupación la situación actual, la situación no es fácil, reconozco que hay inconvenientes con la comunidad internacional», dijo Franco en conferencia de prensa con medios internacionales. «Vamos a hacer el mayor de los esfuerzos para tomar contacto con los países vecinos para tratar de ir demostrando con hechos nuestra clara vocación democrática», agregó Franco.
Franco especificó que un eventual bloqueo a Paraguay perjudicaría a los propios empresarios brasileños, con grandes intereses en Paraguay, país mediterráneo que mantiene la mayor parte de su intercambio (60%) con Brasil.
El presidente asistió posteriormente a un oficio religioso en la catedral presidido por el nuncio Arietti. La jerarquía católica había dejado en claro su falta de apoyo antes del juicio político a su ex bispo Lugo, suspendido «ad divinis» por el Vaticano cuando se postuló a la presidencia, instándolo públicamente a renunciar.
Los paraguayos celebran esta noche la popular fiesta de San Juan con bailes y reuniones en diversas comunidades del país. Sin embargo, las tensiones sociales que provocaron la crisis política que costó el cargo a Lugo, están latentes.
José Rodríguez, líder de la Liga Nacional de Carperos, el movimiento de campesinos sin tierra que protagonizó el violento enfrentamiento de ocho días atrás en Curuguaty con un saldo de 17 muertos que desató la crisis política, llamó a sus seguidores a «permanecer movilizados» ante lo que consideró un «golpe parlamentario».
Desde la acera de enfrente, la Unión de Gremios de la Producción, que nuclea, entre otros, a los grandes productores graneleros, desactivó una movilización convocada para el lunes contra el gobierno de Lugo, en protesta por las invasiones de propiedades por campesinos sin tierra.
El nuevo presidente dijo que «no tiene sentido crear una Comisión» que investigue la matanza de campesinos y policías en la ciudad de Curuguaty. La Comisión, con apoyo de la OEA, había sido anunciada por Lugo un día antes que se iniciaran los trámites para su juicio político.
Lugo fue destituido el viernes luego que el Senado lo halló culpable por una mayoría de 39 votos en 43 de la acusación de «mal desempeño de sus funciones» y activó su destitución, momento cúlmine de un juicio político sumarísimo iniciado el jueves.