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Luis Machín en primera persona

El actor local habla de los filmes que lo tienen como protagonista, y da su visión acerca de una ciudad donde el cine no encuentra factores de producción para desarrollarse. Por Javier Hernández.

Con una extensa carrera dedicada a la actuación, Luis Machín será homenajeado durante esta semana por el cine Arteón (Sarmiento 778), con un ciclo que recoge una serie de películas (ver aparte) que muestran un recorte de su extensa actividad creativa.

Desde hace años, Machín es uno de los más reconocidos actores de la ciudad de proyección nacional, a partir de trabajos teatrales tan singulares como Cercano Oriente, de Omar Fantini, o La pesca, de Ricardo Bartis, del mismo modo que Son amores o Padre Coraje en televisión.

Después de participar en más de quince películas entre las que se destacan Felicidades, Un oso rojo, A cada lado, La revolución es un sueño eterno, Potestad, Vidas privadas y El astillero, entre otras, en diálogo con El Ciudadano, el actor habló sobre su último film, Dormir al sol, basado en una novela de Adolfo Bioy Casares. También se refirió a las dificultades que encuentra para volver a trabajar en Rosario, los proyectos a futuro y este emotivo homenaje que le brinda Arteón, espacio de creación que lo contó entre sus filas, mucho antes de que su nombre brillara en el teatro y la televisión porteña.

—¿Qué significa este homenaje?

—Antes que nada, quiero agradecer a la sala Arteón y a Néstor Zapata. Ellos son quienes impulsaron esta semana de películas, algo que me produce alegría y emoción, porque esta sala es un lugar donde estuve, participé y fue importante en mi desarrollo como actor.

—El ciclo comenzó ayer con una proyección para invitados del film “Dormir al sol”. ¿Cuándo se estrena comercialmente?

—El estreno será para fin de año; ahora va a participar de un festival muy grande en Corea y otro en Chicago, y después, posiblemente,vaya al Festival de Montreal. Yo quería que participe del ciclo porque todavía no se estrenó y podía ser un buen comienzo para disfrutarla con allegados, con un círculo mas íntimo. La filmé a principios del año pasado y es una adaptación de la novela de Bioy Casares, Dormir al sol.

—Estuviste a cargo de la selección de algunos de los títulos que se verán, ¿qué aspectos de tu carrera quisiste mostrar?

—Las películas son muy distintas, con directores que han trabajado de manera muy distinta y personajes realmente diferentes en su composición y su psicología. Son películas de género. Un oso rojo se dio en llamar en su momento un western urbano; Dormir al sol es una película que tiene cargada sus tintas en el genero fantástico; Felicidades, un film muy emotivo. Quedaron afuera películas que me hubiera gustado que estén como Potestad, sobre el texto de Eduardo Pavlovsky, o una producción que se hizo sobre directores del teatro y cine. Me hubiera gustado poner en esta semana más películas hechas acá, pero en Rosario hice una sola, porque también siento que hay algo que está frenado y que tiene que ver con que

hay falta de desarrollo cinematográfico. No están las condiciones dadas para que el Estado municipal apoye las iniciativas del desarrollo industrial del cine. En este sentido, Rosario está muy atrasado, y es una deuda que tiene el Estado municipal y provincial con sus creadores.

—Alguna vez dijiste que esto fue lo que te llevó a instalarte en Buenos Aires…

—Lamentablemente, lo sigo corroborando, y la verdad me apena mucho; a esta altura, me da un poco de bronca ver que hay un enorme desarrollo y una enorme cantidad de gente que se sigue dedicando, que sigue trabajando muy bien, y que no encuentra la manera de que su talento se realice con proyectos concretos. El que quiere actuar, actúa, por supuesto. Pero el cine demanda

una inversión grande. En ese sentido, las empresas privadas y el Estado en su totalidad, tienen que apoyar estas iniciativas.

—¿En la figura de subsidios?

—El Instituto Nacional de Cine (Incaa) otorga créditos y subsidios, pero no alcanzan. Leí que el Banco Municipal largó una especie de línea de subsidios para generación de proyectos artísticos, una cosa que se llama “Financiarte”, pero cuando me enteré que a lo máximo de dinero que se podía  aspirar era 15 mil pesos, no hay manera de llevar adelante un proyecto cinematográfico.

Eso sólo es casi una burla, y las empresas privadas también. Todavía el Estado, en cosas que tienen que ser de preocupación cultural, más allá de mirar al río o emprender el Puerto de la Música, que son muy importantes, tiene que activar inversiones que permitan un desarrollo de la industria cinematográfica local.

—¿Qué opinás acerca de la reapertura de El Cairo como Cine Público?

—Que la provincia haya rescatado el cine El Cairo para que no se convierta en una iglesia evangélica me parece muy bien. Pero son como cosas distintas ¿Vamos a seguir pasando las películas que se producen en otros lugares y no las propias? Yo vengo de filmar el año pasado en Córdoba y en San Luis. En Córdoba, pusieron en funcionamiento algo que no es una locura de pensar que consiste en que el Banco Municipal de Córdoba financie tres proyectos cinematográficos y los realizadores de la ciudad pudieron desarrollar sus películas. Eso no quita que se pidieran los subsidios y los créditos necesarios al Incaa, pero las películas se pudieron hacer porque hubo una preocupación del Estado municipal. Mas adelante, con los subsidios que se pidan, el Banco de Córdoba recuperará y si no será una inversión cultural. Las inversiones culturales no tienen por qué pensarse como maneras de que el Estado gane dinero, la cultura aporta otras cosas. El cine se ve en el país y en el mundo. Es una vidriera que permite que gran cantidad de trabajadores de muchas ramas se pongan en funcionamiento. Me llama la atención, y esto lo digo como rosarino, que nos sigamos enorgulleciendo por la ciudad que tenemos, por lo solidario que somos, y por todas esas cosas que están buenísimas, pero si seguimos pensando que somos extraordinarios, nos vamos a perder un montón de otras cosas que hacen que después los actores terminen huyendo despavoridos de esta ciudad. La verdad que a esta altura yo ya tengo bronca de que estas cosas pasen, ya no por mí, porque soy un actor que me desarrollo en otro ámbito.

—¿Volverías a trabajar en Rosario?

—Voy a venir a filmar Perros del viento, que es un guión de Hugo Grosso, con quien filmé A cada lado. Vamos a poner en funcionamiento los pedidos que sean necesarios para que la ciudad y la provincia aporten. Me encantaría volver a filmar acá como lo hice en 2005. Me parece que están las condiciones dadas para que eso pase y con eso quiero decir que nosotros estamos haciendo todo para pedir los subsidios al Incaa, pero también demandarle al Estado municipal para que haya una apertura para que exista la posibilidad de desarrollar una actividad cinematográfica industrial en la ciudad.

Machín homenajeado en su ciudad: horarios y películas.

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