En el marco de su ciclo “La invitada del mes”, El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120), presentará el jueves, a partir de las 20.30 con entrada gratuita, Lu-Lu ( o Lulú), la última película del realizador Luis Ortega, quien estará presente en la proyección y posterior charla con el público. El último film del creador de la premiada serie de tevé Historias de un clan está protagonizado por Ailín Salas, Nahuel Pérez Biscayart y Daniel Melingo, y narra la historia de dos chicos enamorados que viven en la calle, y fue exhibido dentro del Espacio Incaa de Arteón, a principio de agosto.
El film, que también se podrá ver viernes y sábado a las 20.30, y domingo a las 22.30, con entrada general de 50 pesos, sigue los pasos de dos vagabundos que se mueven y actúan libres, y a través de ellos expresa una sensibilidad única, una forma de actuar imprevisible, sin prejuicios ni temores, que generalmente es anulada o perseguida por el resentimiento público y las convenciones sociales. De este modo, en esta comedia picaresca llena de vitalidad y locura, Ortega sigue los pasos inciertos de Ludmila y Lucas, de allí el Lu-Lu que da nombre al film, dos jóvenes intempestivos atravesados por oscuras historias familiares, que ocupan una casilla abandonada al costado de Avenida Del Libertador, debajo de un monumento.
Ludmila, su novio y sus amigos (entre ellos Huesos, encarnado por Daniel Melingo, chofer de un camión que transporta toneladas de huesos y restos de carne) parecen crear para ellos su propia sociedad, una burbuja donde la confianza, la amistad y el cariño se brindan sin esperar nada a cambio. Explosivos e imprevisibles, los personajes del film se mueven entonces con total desparpajo, sin frenos, “como si la vida fuera una celebración aparentemente inusitada, sin motivo”, según contó el director a la agencia de noticias Télam.
El también creador de los films Caja negra y Monoblock, quien ahora prepara una película sobre la vida del asesino serial Carlos Robledo Puch, habló también del singular proceso de montaje del film. “Muchas veces en las películas independientes salís a rodar con lo que tenés o no salís. Y al no tener esa contención económica la estructura narrativa varía. Pierde en esa solidez convencional, pero quizá gana en vitalidad. Esta película siempre estuvo construida como una novela picaresca, y sentí que la había cerrado por cansancio y tantas deudas, pero habían quedado muchas escenas afuera, como una en la que Lucas le enseña a unos niños a masticar y tirar besos al mismo tiempo”.
En Lu-Lu se revela en primer plano cierta fascinación de Ortega por personas que se mueven impulsivamente, por pasiones e instintos, y no tanto por comportamientos racionales. “Inventar un mundo es la única manera de salirte con la tuya”, dijo el cineasta, y agregó: “Pero la libertad tiene consecuencias que a veces terminan encerrándote en una cárcel. Son cosas que podés hacer en las películas. La realidad es un sueño más complejo”.
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