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Lula se sumará al gobierno de Rousseff para timonear la crisis

Será ministro de la Casa Civil, la cartera más importante y con funciones equivalentes a las de un primer ministro.

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva asumirá el próximo martes como ministro de la Casa Civil, la cartera más importante del gobierno, informó el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo de Brasil. El nombramiento había sido anticipado ayer por el jefe del grupo del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en la Cámara de Diputados, Afonso Florence, en declaraciones a periodistas y luego fue confirmado por una nota oficial de la Presidencia de Brasil. Según voceros del gobierno, la tarea de ministro de Gobierno encomendada a Lula es más cercana a la función de un primer ministro que a la de un jefe de Gabinete.

El ex presidente aceptó ser ministro de la presidenta Dilma Rousseff –quien ocupó este mismo cargo durante su segunda presidencia–, y acordó con la mandataria su incorporación al gobierno, en una reunión que ambos mantuvieron ayer y que continuó al extenso encuentro de anteayer, lo que termina con la serie de versiones sobre la inminente llegada del ex jefe del Estado al Palacio del Planalto.

Lula, uno de los mandatarios más populares que tuvo Brasil, también figurará en la historia del país como el único político que, tras alcanzar la cima en el Ejecutivo, acepta un cargo de ministro que cataliza mucho poder.

Su nombramiento como ministro en el gobierno de la presidenta Rousseff, su ahijada política y sucesora, se anunció en medio de una crisis que tiene a la mandataria bajo una amenaza de destitución que el nuevo miembro del gabinete intentará sofocar.

Como ministro de la Casa Civil o de la Presidencia, a Lula le recaen grandes responsabilidades políticas.

Según fuentes consultadas, es el principal funcionario del equipo de gobierno y su tarea es equivalente a la de un primer ministro. También podría compáraselo con un jefe de Gabinete con poderes, pero no se ajusta a ese cargo dado que en Brasil quien ocupa el puesto de jefe de Gabinete no comanda a los ministros, sino que más que nada “sigue y cuida” la agenda de la presidenta.

Lula, quien según el presidente del PT, Riu Falcao, tomará posesión del cargo el próximo martes, asumirá un ministerio desde el que se controlan todos los resortes del poder, lo cual le permitirá influir en las decisiones de su sucesora y en las de su base parlamentaria, a la que intentará unir de cara al eventual juicio contra Rousseff que el Congreso puede retomar en los próximos días.

Ambiente convulsionado

El ambiente político complejo que tuvo como punto caliente una masiva protesta contra el gobierno el domingo pasado se recalentó anteayer por otra denuncia mediática, en la que fue acusado otra vez el gobierno de Dilma Rousseff, esta vez por un ex jefe del oficialismo en el Senado, Delcidio Amaral, detenido por el caso Petrobras. El “arrepentido” dijo que Rousseff y Lula estaban al tanto de la red de corrupción y hasta maniobraron para intentar liberar a algunos de los detenidos por ese asunto. Días atrás, cuando ya había trascendido esa declaración, en la que además implicó al ministro de Educación Aloizio Mercadante, Rousseff negó de manera tajante las acusaciones y se declaró indignada por el testimonio del senador acusado, en lo que consideró una nueva operación mediática opositora.

En paralelo, siguen las causas abiertas contra el líder del PT

Las denuncias en la Justicia contra del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva seguirán su curso pero dentro del ámbito federal, a partir de que asuma como ministro.

Las acusaciones sobre presunto enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y falsificación de documentos son cargos por los que la Justicia aún no se ha pronunciado pero que llevaron hace una semana a la Fiscalía de San Pablo a pedir su detención preventiva, lo que causó gran conmoción y repudio oficialista.

El pedido de detención aún no fue decidido debido a que el tribunal paulista pidió unificar causas y transferir la solicitud de los fiscales al juez federal Sérgio Moro de Curitiba, Paraná, que lleva adelante el caso Petrobras.

Sin embargo, con su incorporación al gabinete de DIlma Rousseff, Lula pasará a tener fuero privilegiado y todas las causas en su contra deberán pasar a manos de la Corte Suprema, lo cual deberá dilatar todos los procesos. Para la oposición Rousseff ha ayudarlo a “escapar” de la acción de la Justicia a Lula.

Por un giro económico

El sitio Brasil247 citó fuentes del círculo más cercano de Lula para confirmar que el ex presidente exigió contar con un equipo propio (se menciona al ex presidente del Banco Central Henrique Meirelles y al ex canciller Celso Amorim) y poder para dar un viraje que estimule la economía y que permita aumentar la distribución de subsidios a la población de menores recursos.

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