Nadir Medina es el realizador de Lxs desobedientes, film que se conocerá este jueves en las salas rosarinas que une registros documentales del Cordobazo de mayo del 69 con una ficción actual para repensar algunos de los interrogantes abiertos por aquel histórico levantamiento popular que marcó un punto de referencia de las luchas obreras del país.
Filmado en blanco y negro, en formato 4:3 y con referencias de películas históricas como Invasión de Hugo Santiago y Los Hijos de Fierro de Fernando Pino Solanas, Lxs desobedientxs mixtura sin prejuicios épocas y momentos diferentes en una doble tensión que, al mismo tiempo que establece una continuidad entre el relato documental histórico y la ficción que sucede en el presente, al mismo tiempo lo quiebra y plantea líneas narrativas divergentes.
«Hacía tiempo que tenía ganas de trabajar algo de las revueltas populares de los 60 y 70 y El Cordobazo apareció por varias razones, algunas familiares como que mi viejo fue sindicalista y tomó parte de ese acontecimiento y luego fue apresado en 1976, de modo tal que la vida militante siempre estuvo muy presente en mi casa, siempre tuve una deuda en hacer algo en relación con ese período y esas luchas», contó a Télam en una primera aproximación al film Nadir Medina, joven realizador cordobés que anteriormente dirigió El espacio entre los dos (2012) e Instrucciones para flotar un muerto (2018).
«También quería -comentó Medina- hacer algo en relación con los archivos y de ahí vino un poco esta idea del ensayo ficcional en el que se transforma la película, ya que al no hacer documentales sino siempre ficción esta fue la forma que encontré de acercarme a esos materiales, haciendo convivir los dos registros sin forzar ninguno de los materiales sino intentando borrar sus límites y hacer una especie de superposición de temporalidades”.
«El diseño sonoro y la música permitió generar una cohesión entre los dos tipos de registros porque generó una atmósfera bastante imponente que le da muchas posibilidades de meterte ahí adentro”, agregó.
Rodada entre 2018 y 2019 y montada en pandemia, Lxs desobedientes inserta imágenes de El Cordobazo con una ficción en la que, ante un extraño incidente, la conductora de una de las líneas de trolebuses que atraviesa la ciudad de Córdoba se pone en contacto con una organización política que propone un levantamiento popular con consignas actuales.
Respecto a la construcción narrativa del film, Medina explicó: “Fue algo que fuimos descubriendo porque la película se hizo de un modo bastante particular, filmamos durante casi dos años sin guion a partir de una secuencia narrativa de siete páginas en relación con la línea dramática de la ficción que yo había escrito pero el resto lo fuimos construyendo mientras rodábamos. La mecánica fue que filmábamos dos o tres jornadas, frenábamos por tres o cuatro meses en los que montábamos el material de archivo con la ficción que íbamos desarrollando, veíamos cómo convivían los dos materiales y desde ahí íbamos diseñando los pasos siguientes, fuimos descubriendo la película a medida que la hacíamos”.
“Cuando encaramos a filmar la parte ficcional siempre lo pensamos en 4:3 y blanco y negro, sobre todo para generar esta desaparición de los bordes entre un material y otro y que pudieran convivir de un modo más armónico, la decisión de trabajar con archivos impuso una técnica en el diseño estético de la ficción, igual la ficción está como un poco extremada, es ficción pura, trabajamos mucho la idea de retrato, mirando a cámara, con un código actoral también un poco basado en gestos, rostros, teníamos también esto, instalar esa ficción como una ficción pura que pudiera generar sentido y entrar en dialogo con el material de archivo, fue como una apuesta arriesgada que la fuimos depurando de a poco”, agregó el realizador.
El diseño sonoro y la música de la película “permitió generar una cohesión entre los dos tipos de registros”, aseguró Medina. Y explicó: “Generó una atmósfera bastante imponente que le da muchas posibilidades de meterte ahí adentro”.
“La película busca trabajar con la tradición del cine político de los 60 y 70, rescata algo de esa tradición atravesada por una mirada contemporánea, de hecho hay una estructura de la película con citas a diferentes films y textos, en un contexto en el que siempre supimos que no queríamos hacer una película con rigurosidad histórica sino que queríamos establecer un diálogo con aquellas luchas populares pero trayendo preguntas hacia el presente, para intentar averiguar qué de esa chispa revolucionaria puede estar presente en la actualidad o qué queda de eso en este Córdoba de hoy. La película hace el ejercicio de tender un puente hacia esa época y esas incógnitas”.
Consultado sobre cómo piensa El Cordobazo en perspectiva, Medina analizó: “Fue la manifestación de que la lucha y el cambio es posible, fue el inicio del fin de la dictadura de Onganía, la importancia es muy central como cordobeses, lo tenemos en el ADN, la relación que hacemos es qué de eso queda hoy o dónde queda esa chispa en la Córdoba de hoy cada vez más conservadora. La película no busca respuestas sino volver a traer esa pregunta, yo creo que la chispa está y lo que hay que hacer es volver a ponerla sobre la mesa, está en nuestras manos hacer esa reconstrucción de los lazos sociales que destruyó la dictadura y el neoliberalismo de los 90”.
Y sobre la incorporación de los feminismos movimiento social actual, agregó: “Siempre tuvimos claro que queríamos contar desde una mirada contemporánea y hoy pensar un movimiento de lucha sin pensar a las mujeres y las disidencias a la cabeza es imposible porque hoy son quienes más claramente manifiestan el poder de lucha”.
https://www.youtube.com/watch?v=aEhQ8ALPVEk