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MacGyver desorientado en combo de purgas y tarifazos

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En cierta época parecía infalible, capaz de superar cualquier desafío y salir airoso de cuanto problema se presentara en su camino con una sonrisa de estrella de Hollywood pintada en los labios, pero hoy los tiempos han cambiado y ni MacGyver se salva en la Argentina de la inflación, los tarifazos y las purgas que el gobierno lleva adelante en dependencias estatales.

Eduardo Moli cumplía labores desde hacía más de cuatro décadas en la Casa Rosada y el propio presidente Mauricio Macri, convertido en un Pete Thornton criollo en ese momento, le había dedicado una mención especial durante el pasado brindis navideño, elogiando sus dotes de MacGyver, en referencia al personaje de aquella famosa serie de televisión de origen estadounidense de los años 80.

Con 43 años de tareas en la Casa de Gobierno, MacGyver Moli tendrá ahora que revalidar sus credenciales ante su jefe y otrora mejor amigo Pete Thornton Macri, después de haber caído repentinamente en desgracia como tantos otros empleados estatales barridos de sus puestos de trabajo en las últimas semanas, en medio de una purga generalizada lanzada con el pretexto de limpiar de “ñoquis” las oficinas públicas.

En la pantalla chica, MacGyver, representado por el actor estadounidense Richard Dean Anderson en una serie que se extendió desde 1985 hasta 1992, lograba superar cualquier adversidad y contratiempo haciendo alarde de sus conocimientos técnicos e inteligencia. Pero en la actualidad, en la compleja Argentina post-kirchnerismo de comienzos de 2016, no ha podido sortear los avatares que tanto preocupan a miles de trabajadores como él.

Los despidos masivos que se iniciaron en el Senado de la Nación –con más de 2.000 empleados dejados cesantes– y que velozmente se replicaron en numerosas dependencias públicas, como la Presidencia de la Nación, la Jefatura de Gabinete, Secretaría Legal y Técnica, varios ministerios, el Indec, la Casa Militar, el Banco Central, el Pami, el Centro Cultural Kirchner, Vialidad Nacional, las autoridades federales de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Aftic), e incluso Radio Nacional, y varios municipios gobernados por el Frente Cambiemos, entre otros casos.

De acuerdo con el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, el gobierno ha puesto bajo escrutinio unos 84 mil contratos de empleados públicos y estableció como fecha límite al mes de marzo próximo para resolver sobre el futuro de alrededor de 24 mil designaciones efectuadas por la administración de Cristina Kirchner durante 2015, antes de abandonar el poder tras haber perdido en las elecciones del año pasado.

Alerta y movilización

El objetivo de la purga es, aparentemente, deshacerse de militantes kirchneristas que ingresaron a la estructura laboral pública por su condición de tales o bien favorecidos por una relación de parentesco con funcionarios del momento… En cualquier caso, por motivos políticos. Pero según denuncian gremios estatales, muchos otros trabajadores han sido víctimas de la guadaña macrista sin cumplir –a priori– con los “requisitos” esgrimidos oficialmente para ser incluidos en la nómina del personal despedido.

Esta situación ha puesto en estado de alerta y movilización a sindicatos de empleados públicos y contribuye a recalentar la antesala de las próximas negociaciones paritarias, de igual modo que la ascendente inflación y los tarifazos anunciados recientemente por el gobierno, como los aumentos del orden del 500 e incluso del 600 por ciento que se vienen en el servicio de luz eléctrica.

Este mismo sábado, el macrismo dejó incluso abierta la posibilidad de que se produzca también una brusca suba en el precio del transporte público, para liberar aún más la rienda al incremento del costo de vida que se viene produciendo desde fines del año pasado y que se ha potenciado por la devaluación que llevó adelante el gobierno.

Precios descarnados

Con el kilo de asado coqueteando con los 150 pesos en algunos barrios del Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba), aumentos algo insólitos autorizados por la administración de Macri en el programa oficial Precios Cuidados y las grandes cadenas de supermercados beneficiándose con ingresos extraordinarios en un nuevo contexto económico que no hace más que carcomer a diario el poder adquisitivo de los asalariados, las próximas paritarias amenazan con transformarse en una batalla encarnizada entre patrones y gremios.

Privados también

Porque ni lerdo ni perezoso, el sector privado también se sumó a la ola de despidos y aprovechando el revuelo ocasionado en organismos estatales por la purga macrista, comenzó a descartar personal. En realidad, es desde el año pasado que las empresas venían dejando trabajadores en la calle –por más que el kirchnerismo lo negaba en ese momento–, pero intensificaron su accionar en los últimos meses, según denuncian líderes gremiales.

Toda esta situación de inflación en ascenso e incertidumbre laboral genera que las negociaciones salariales de 2016 se aguarden con una singular expectativa tanto en el ámbito público como en el privado: despidos, ajuste y costo de vida (¿real o proyectado?) serán probablemente los factores preponderantes en las paritarias que se vienen, mientras el clima previo se caldea, se encrespa y ni MacGyver parece estar en condiciones de evitarlo.

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