Machu Picchu estará aislada por tierra por al menos ocho semanas debido a que las lluvias destruyeron la vía férrea, y eso amenaza al turismo en Perú, cuyos ingresos por ese rubro dependen en más del 90 por ciento de lo que recauda la ciudadela inca del siglo XV.
La joya de la oferta turística peruana adolece de un grave problema ya diagnosticado, pero que no ha sido solucionado: no hay una carretera que llegue hasta la ciudadela y por eso se depende totalmente del tren.
En enero último las lluvias se incrementaron desbordando ríos y provocando derrumbes en un centenar de puntos en los 110 kilómetros que separan Cuzco de Machu Picchu, lo que llevó a que 3.500 turistas que quedaron varados en las ruinas fueron evacuados con helicópteros durante cinco días la semana pasada.
Ahora el problema es hacer llegar turistas a Machu Picchu, y las autoridades evalúan contrarreloj un puente aéreo con helicópteros mientras se restablece la línea férrea.
“Hay medidas de emergencia que estamos evaluando para que Machu Picchu no deje de ofertarse en el mercado turístico mundial”, dice a la AFP Marco Ochoa, presidente de la Asociación de Agencias de Turismo del Cuzco.
“El puente aéreo entre Cuzco y Machu Picchu (110 kilómetros) asoma como la opción inmediata, y podría durar dos meses”, admite Ochoa, quien resalta que el precio de ese viaje sería notablemente mayor respecto al del tren, que por ahora es de unos 120 dólares, incluyendo la entrada a las ruinas.
El presidente peruano, Alan García, mencionó la semana pasada la alternativa de los helicópteros como prioritaria para mantener el flujo turístico.
Pero los costos elevados del puente aéreo asoman como el principal problema para esa alternativa.
“Ya está en ejecución ese plan de rehabilitación que permitiría implementar un sistema que incluye ómnibus de Cuzco a Ollantaytambo y tren desde ahí a Machu Picchu”, señala Ochoa, quien recalca que esta segunda solución no sería viable antes de ocho semanas.
Con el aislamiento de Machu Picchu, las agencias de viaje y turismo pierden un millón de dólares diarios y la falta de turistas tiene además un daño social colateral: 175.000 peruanos viven del turismo en Cuzco, explica el presidente del gremio turístico.
Machu Picchu recibió en 2009 a 800.000 visitantes, es decir unos 2.200 diarios.
Cuzco, la antigua capital del imperio inca, capta ingresos anuales superiores a los 400 millones de dólares por turismo, según el Ministerio de Economía y Finanzas, que señala que representan el 90 por ciento de los ingresos totales por ese rubro en el país.
Aunque hay otros atractivos, como la ciudad misma o el Valle Sagrado, está claro que los turistas van a Cuzco con Machu Picchu en la mira.
En Cuzco la pesadilla que representa perder temporalmente Machu Picchu ha dejado en estado de shock al sector comercio, que ayer sostenía una asamblea general para evaluar el impacto económico.
“Ahora tú vas a la plaza de Armas y la gente no sabe qué vender, los ambulantes que vendían hasta postales no saben a quién vender, hay una caída bastante significativa de las ventas”, describe a la AFP el gerente general de la Cámara de Comercio del Cuzco, Orlando Andrade.
Esa situación se refleja en el testimonio que brinda a la AFP Mónica Lazo, administradora del albergue Samay Wasi, en Cuzo: “Los turistas cambian de destino su viaje, se van al norte del país o a Bolivia. Si en febrero normalmente tenemos un 40 por ciento de turistas, ahora tenemos un 20 por ciento”.
La incertidumbre golpeaba también a los operadores ferroviarios que utilizan la vía entre Cuzco a Machu Picchu: Perú Rail, Inca Rail y Andean Railways. Esta última recién iba a empezar a operar este mes, pero sus planes se fueron al agua.
Inca Rail, que opera desde septiembre pasado, informó a la prensa que podría resistir una paralización de 6 meses, mientras Perú Rail, que lidera el mercado desde hace 10 años, evaluaba la situación sin tomar medidas aún.