Con poco, una dosis de gentileza y la promesa de que les atenderá el teléfono, Mauricio Macri generó una empatía, todavía germinal y volátil, con el poder territorial. El presidente abrió Olivos para los gobernadores, los escuchó y les prometió que, contra reloj, atenderá sus demandas más urgentes: auxilio financiero para pagar salarios y aguinaldos.
A su modo, Cristina de Kirchner es la artífice de esa microbonanza macrista: el acceso restringido a la ex presidenta y la espada de la dependencia permanente hacen que Macri, con predisposición y la llave de la caja que centralizó la era K, generé a priori empatía con los caciques necesitados.
Unos pocos, en la ancha geografía que durante doce años gobernó el kirchnerismo, no tienen que tocar el timbre en el Palacio de Hacienda para que le giren fondos. El peronista de Formosa, Gildo Insfrán, y el radical de Santiago del Estero, Gerardo Zamora –que gobierna a través de su esposa Claudia Abdala–, son de los pocos que no se muerden los nudillos a la espera de remesas para cerrar las cuentas de diciembre.
María Eugenia Vidal, en Buenos Aires, recibirá 10 mil millones vía ATN para afrontar los pagos. El fin de semana, en La Plata circuló un dato del pulso económico de la provincia: al viernes, la liquidez de la provincia era de 100 millones de pesos, según la cuenta del ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza.
En Chubut, Mario Das Neves dice asumir con un rojo de 8 mil millones y Alfredo Cornejo, en Mendoza, con un déficit urgente de 10 mil millones. Lo mismo Gerardo Morales, en Jujuy, que forma parte del club que tiene una ventaja: puede culpar a sus antecesores del corset financiero y por la sequía de recursos.
Es lo que, ni siquiera para sacarse de encima el karma de empezar suplicándole fondos a Macri, pueden hacer otros mandatarios. Gustavo Bordet, en Entre Ríos, es un caso: hereda una debilidad que en estos meses Sergio Urribarri resolvió con anticipos del tesoro que, antes de irse, Axel Kicillof congeló.
El DNU de Cristina de Kirchner para distribuir el 15 por ciento de aportes de Ansés le aportó un veranito que ya se enfrió. Bordet, al igual que Omar Gutiérrez (MPN) en Neuquén o Sergio Casas (PJ) en La Rioja, no pueden maldecir la herencia recibida porque los responsables de eso son los mismos que los bendijeron como sucesores.
Macri aplicará, en estos casos, un concepto de continuidad jurídica. En el PRO, el domingo, tomaban como paradigma la ristra de reproches que Alicia Kirchner desplegó por la situación de Santa Cruz. “Gobernaron el país, y la provincia, los últimos 12 años. ¿A quien le van a echar la culpa si Santa Cruz está quebrada?”, sintetizó un funcionario.
Esta semana, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, tendrá bilaterales con gobernadores por casos puntuales. El viernes con el pampeano Carlos Verna; el jueves, con Roxana Bertone en su jura en Tierra del Fuego. Se podría sumar una intervención de emergencia por las inundaciones en Formosa.
Tras la reunión del sábado empezaron, a partir de ayer, consultas y revisiones de los números y demandas de cada provincia. Los cirujanos –o carniceros– en ese proceso serán Alejandro Caldarelli, histórica mano derecha de Frigerio, con la radiografía económica de cada administración –para evitar picardías–, y Sebastián De Luca, uno de los armadores sigilosos que Macri activó en el interior para cerrar acuerdos y armar la campaña.
¿Cuántos millones debe remitir Nación para evitar el default salarial de las provincias? En gobierno dicen que el número todavía no se hizo pero cerca de un gobernador estiman que el número está por encima de los 25 mil millones. A las corridas, esta semana, el macrismo tratará de determinar el monto y una mecánica que le permita, más allá de las negociaciones bilaterales, hacer un anuncio genérico de asistencia a las provincias. El “diciembre feliz” de Macri.