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Mafia y escuchas en Italia

Es un invierno lluvioso, como tantos otros anteriores en Palermo y en toda Sicilia que, al igual que en el resto de Italia, observó con cierta indiferencia el arresto de uno de los principales capo mafia, Matteo Messina Denaro, después de mantenerse tres décadas prófugo

Es un invierno lluvioso, como tantos otros anteriores en Palermo y en toda Sicilia que, al igual que en el resto de Italia, se observó con cierta indiferencia el arresto de uno de los principales capo mafia, Matteo Messina Denaro.

En las calles nadie salió a aplaudir ni a reclamar justicia como lo habían hecho tantas veces las expresiones populares que pedían compromiso político y social para terminar con la mafia. Mientras tanto, el gobierno de Giorgia Meloni parece no haber leído correctamente la realidad e impulsa una legislación sobre poner un límite a las escuchas de la Justicia, las mismas que permitieron detener a Messina Denaro.

Para complicar más la situación, los líderes de Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), el partido de ultraderecha en el gobierno, hicieron gala de su impunidad y utilizaron escuchas telefónicas hechas a un anarquista detenido para usarlas políticamente. El pasado martes estalló el escándalo por este tema del que la oposición reclama la renuncia de dos ministros en una Italia que está sufriendo los aumentos en los precios de los combustibles mientras los salarios no alcanzan y no hay expectativa de aumento.

“No creo que lo hayan atrapado. Pienso que todo el mundo sabía quién era y dónde estaba (Denaro Messina)”, expresó Rosario, un taxista de Palermo que desde hace tiempo descree de la política y ahora, también de la Policía.

El pasado 16 de enero fue detenido Matteo Messina Denaro uno de los más importantes jefes mafiosos de Italia y de toda Europa. El arresto se produjo en un hospital de Palermo cuando el “Boss”, quien con una identidad falsa se estaba haciendo un tratamiento contra una enfermedad grave que lo afecta. Las investigaciones se trasladaron a Campobello de Mazara, en la provincia de Trapani donde el capo mafia llevaba una vida casi normal. Realizaba sus compras en el supermercado, alquilaba autos, iba a la peluquería y pagaba por sexo. Incluso, ayer se supo que realizó viajes con su amante quien se presentó a la policía para declarar que no sabía que era Messina Denaro.

Por el momento existen más interrogantes que certezas sobre uno de los arrestos más importantes de la Italia de los últimos tiempos. Algunos recuerdan un capítulo de la serie Montalbano, cuando un capo mafia acosado por una enfermedad mortal, prefiere entregarse.

Desde Roma, el gobierno de Meloni que buscó capitalizar en un primer momento la caída de Messina Denaro, se debate en sus propios errores. Uno es que, en el preciso momento que la Policía detiene al principal capo mafia del país, su gobierno propone recortar a la Justicia la posibilidad de escuchas telefónicas para realizar investigaciones.

El 19 de enero, el ministro de Justicia, Carlo Nordio propuso que los jueces no cuenten con herramientas de escuchas telefónicas. Conocido por investigar a las Brigadas Rojas y en el Tangentopoli, Nordio propuso un cambio copernicano frente a lo que denominó un “abuso” de escuchas, en particular para la gente del gobierno. Frente a esto, la oposición llenó de críticas al gobierno.

Los hombres de Meloni, sin embargo, mostraron su doble vara y aprovecharon esas escuchas para ensuciar al líder anarquista encarcelado y en huelga de hambre, Alfredo Cospito.

La oposición reclamó las renuncias del diputado Giovanni Donzelli y del subsecretario de Justicia, Andrea Delmastro, ambos de Hermanos de Italia, después de que el primero asegurase en el Parlamento que Cospito había mantenido conversaciones con capos mafiosos.

Por el momento, el gobierno de Meloni se maneja de forma desordenada y poco inteligente tratando de protegerse y creando enemigos, al tiempo que el invierno lluvioso y frío se torna sobre Italia en la que suben los precios de los combustibles pero no los salarios.

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