La lluvia amenaza con empañar la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton el viernes próximo en Londres, que se va llenando de turistas y periodistas mientras se intensifican los preparativos para el gran día, en el que habrá pompa y boato a raudales, pero también protestas.
Aunque Scotland Yard afirmó ayer que no hay indicios de amenazas terroristas concretas, Londres podría ser escenario de protestas organizadas por los mismos grupos anarquistas que protagonizaron incidentes violentos en marzo, aprovechando las movilizaciones contra el plan de ajuste del gobierno.
“Probablemente en el sur de Gran Bretaña el cielo esté nublado y haya lluvia por momentos”, indicó además una portavoz de la oficina de meteorología.
Así, la ceremonia de la boda real, que se prevé será seguida por 2.000 millones de personas en el mundo, podría verse opacada por lluvias y truenos que le restarían parte del brillo y el glamour que se espera de ella.
Además, si llueve, después de la ceremonia en la Abadía de Westminster los recién casados deberán desistir de partir en carruaje abierto y para dirigirse al palacio de Buckingham, donde se realizará el festejo, deberán utilizar el vehículo vidriado que utilizó la madre de Guillermo, Diana, para su boda en 1981 con el príncipe Carlos.
Las malas condiciones meteorológicas podrían incidir también en la masiva cobertura de la boda, que ha atraído a Londres a miles de corresponsales y fotógrafos del mundo entero.
Pero la lluvia no disuadirá a los miles de turistas que, empujados por muchas razones –algunas de ellas quizá difíciles de entender– han viajado a Londres para echar un vistazo a la carroza, al vestido de novia o al primer beso de los recién casados.
El brasileño Toninho Oiticica y su novia, Gracinha, por ejemplo, volaron el domingo a Londres desde Barcelona y piensan acampar en Clapham, un gran campamento en las afueras de la capital británica que se abrirá mañana para recibir a centenares de turistas que han pagado para dormir en carpas.
¿Cuál es su motivación para venir?, les preguntó un periodista de la AFP. “La moda; somos locos por la moda. Ambos estudiamos diseño y queremos ver el vestido de Kate, pero también los trajes de los invitados”, dijo Gracinha.
“Venir aquí es una inversión, porque creo que nos servirá de inspiración”, añadió Toninho, de 27 años.
A pesar que los tiempos no están para muchos fastos en el Reino Unido, la factura final de la boda del príncipe Guillermo con Kate Middleton el 29 de abril se elevará probablemente a varias decenas de millones de libras, parte de las cuales estarán a cargo de los contribuyentes.
El costo del enlace de cuento de hadas que protagonizaron los padres del novio, Carlos y Diana, en 1981, fue estimado por la prensa en unos 30 millones de libras, seguridad incluida.