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Malestar en la Iglesia contra Francisco por curas pedófilos

Elegido hace cinco años para hacer cambios en una Iglesia sacudida por los escándalos, el primer papa latinoamericano de la historia encara las críticas internas de obispos y cardenales para que tome medidas concretas contra la pedofilia y sus encubridores

Elegido hace cinco años para hacer cambios en una Iglesia sacudida por los escándalos, el primer papa latinoamericano de la historia encara las críticas internas de obispos y cardenales para que tome medidas concretas contra la pedofilia y sus encubridores.

«El reloj nos está marcando la hora a todos los dirigentes de la Iglesia, los católicos están perdiendo la paciencia, la sociedad civil perdió la confianza en nosotros», advirtió en una declaración escrita el cardenal estadounidense Sean O’Malley, arzobispo de Boston.

El influyente purpurado, presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, figura en la lista de prelados que piden al papa Francisco medidas «claras, transparentes y concretas» contra curas, obispos y cardenales acusados de abusos sexuales a menores o de encubrirlos.

Después de los desaciertos del papa durante su viaje a inicios del año a Chile al haber puesto en dudas las denuncias contra el cura Fernando Karadima, acusado y condenado por abusos sexuales, el papa argentino sigue recibiendo denuncias de todo el mundo contra prelados.

El abuso de más de mil menores por parte de 300 religiosos durante siete décadas en Estados Unidos, denunciado esta semana, generó de nuevo críticas y malestar contra el máximo líder de la Iglesia por sus flaquezas ante un fenómeno que tanto ha desprestigiado a la milenaria institución.

El llamado cáncer de la pederastía en la Iglesia será seguramente el tema central de la primera visita de un papa en casi 40 años este fin de semana a Irlanda, país donde estallaron los primeros escándalos.

En una reciente homilía dominical, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, pidió al papa que «destruya» los mecanismos que permitieron que se encubrieran por décadas los abusos sexuales y los maltratos a miles de jóvenes en las escuelas católicas.

«La rabia de la gente no es sólo por los abusos, sino porque la Iglesia fue autoritaria, despótica y autoprotectora. Los escándalos de abusos han provocado un resentimiento enorme entre los creyentes», resumió durante la homilía.

«No basta con decir simplemente lo siento. Las estructuras que permitieron o facilitaron el abuso deben ser analizadas y destruidas para siempre», afirmó.

Asediado por los escándalos, el papa respondió el lunes a las críticas con una carta abierta al «pueblo de Dios» en la que admite que la institución por «mucho tiempo» ignoró y silenció el dolor de las víctimas y «no actuó a tiempo» ante la gravedad del daño causado.

Una lista de cardenales incómodos

Para muchos, inclusive dentro de la Iglesia, ha sido una respuesta insuficiente pese a que en los últimos meses el pontífice ha intervenido varias veces para remover, apartar y alejar prelados, entre ellos a varios cardenales, acusados de encubrir curas pedófilos en el curso de su carrera eclesiástica.

El julio el cardenal estadounidense Theodore McCarrick, de 88 años, renunció al título y fue suspendido por el papa del ministerio tras ser acusado de abusos sexuales, una decisión poco habitual.

En Chile, la salida del controvertido cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago, llamado a declarar como imputado por la justicia chilena por encubrimiento, es inminente.

En Australia se estudia aprobar una ley estatal que obligue a los curas a romper el secreto de la confesión en caso de violencia sexual a un menor.

La lista de purpurados involucrados se alarga día a día e incluye desde el poderoso australiano George Pell, tesorero de la Santa Sede, sometido a juicio en su país, hasta al francés Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, acusado de encubrimiento, al que han pedido su renuncia este miércoles con una petición pública firmada por más de 8.000 personas.

El peso de la justicia podría afectar al influyente cardenal italiano Angelo Sodano, número dos en los años de Juan Pablo II, acusado de encubrir los horrendos abusos del fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel.

Según la página religiosa on-line Il Sismografo, habitualmente bien informada, es posible que el papa presente desde la emblemática Irlanda las medidas concretas que le reclaman tanto dentro como fuera de la Iglesia y que exigen las víctimas.

«Le hemos pedido mil veces al papa una sola cosa: que obligue a los obispos a denunciar los casos ante la autoridad judicial. No queremos procesos canónicos», explicó Francesco Zanardi de la asociación Red El Abuso, quien representa a más de 700 víctimas italianas.

Adhesión desde la Argentina

Los obispos argentinos enviaron este miércoles una carta al papa Francisco en la que expresaron su «adhesión» al pronunciamiento sobre los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes y asumieron «el compromiso de asegurar la protección a menores y adultos en situación de vulnerabilidad».

Así lo hicieron los obispos congregados en Buenos Aires en el marco de una nueva reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en la que analizaron el mensaje del Papa que repercutió en el mundo entero, tras la publicación de un informe que documenta 300 casos de «sacerdotes depredadores sexuales» en diócesis del estado de Pensilvania y en el que identifica a 1.000 menores como víctimas desde 1940.

«Adherimos y asumimos su irrevocable compromiso para que se asegure la protección de menores y adultos en situación de vulnerabilidad», expresaron los obispos argentinos, al romper el silencio sobre el tema. .

En su mensaje, saludaron afectuosamente al Santo Padre y agradecieron su reciente «Carta al Pueblo de Dios», en la que –destacaron– «con sentidas palabras expresa el dolor y la vergüenza de toda la Iglesia y suyo propio por el sufrimiento causado a menores y adultos vulnerables por los abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas».

La carta fue firmada por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea y el secretario general y obispo de Chascomús, monseñor Carlos Malfa en el marco de la cumbre, de la que había participado este martes el nuncio apostólico, León Kalenga Badikebele.

«Delicada situación económica» de las diócesis

Por otra parte, este miércoles los obispos tuvieron el habitual intercambio pastoral donde abordaron distintos temas, entre ellos «la delicada situación socioeconómica expresada por los obispos de las distintas diócesis y regiones del país», se informó oficialmente.

Al respecto, los obispos recibieron un informe de la comisión integrada por la Jefatura de Gabinete, la Secretaría de Culto y la Conferencia Episcopal Argentina, que está analizando «nuevas alternativas al actual sistema de sostenimiento del culto».

«Se acordó seguir profundizando dichas alternativas y estudiar propuestas, con el fin de ir resignando de manera gradual, las asignaciones que reciben los obispos de parte del Estado Nacional», informó el Episcopado.

Al finalizar el primer día de sesiones, habían dado a conocer además una carta enviada al administrador diocesano de La Rioja, presbítero Roberto Enrique Queirolo, con motivo de la inminente Beatificación de Monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera.

En ella misma los miembros de la Comisión Permanente manifestaron la necesidad de tener como modelos de personas a estos reconocidos mártires, «que saben darlo todo en la lucha por los derechos de los más desprotegidos y al mismo tiempo son capaces de promover la comunión y la paz».

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