En el marco de su Resistencia Viva Tour 2017, Malón, una de las bandas más representativas del heavy metal nacional, llegará este viernes a Rosario para mostrar las canciones de Nuevo Orden Mundial, su último disco, y hacer un repaso de más de veinte años de carrera. La cita comenzará con tres bandas invitadas y cerrará con la formación que integran Claudio O’Connor, Claudio Strunz, Antonio Romano y Karlos Cuadrado.
A principios de 2000 (a cinco años de su debut) Malón se disolvió y su regreso a los escenarios se daría en 2011, con un esperado show en el Estadio Malvinas Argentinas, en el cual la banda grabó los CD+DVD El regreso más esperado y 360°. En 2015 presentaron en el porteño estadio Luna Park su nuevo álbum de estudio, Nuevo Orden Mundial.
“Hoy podemos disfrutar de la música pero también de lo personal; tenemos la fortuna de llevarnos bien todo el tiempo y una estabilidad que no es fácil lograr”, dijo el bajista Karlos Cuadrado en diálogo con El Ciudadano, en el que se permitió analizar el presente de la banda y la historia que hoy los posiciona como un clásico del género en la escena de la música nacional.
—Siguen presentando “Nuevo Orden Mundial” en esta vuelta a Rosario…
—Este año arrancamos tocando mucho y seguimos presentando el disco que por suerte fue bien recibido por la gente. Y felices del presente que venimos teniendo, porque después de tantos años poder seguir tocando es muy bueno.
—El hecho de que hayan grabado un disco en 2014 y que sigan girando con él demuestra que ya no necesitan de un estreno para salir a tocar.
—Tuvimos la suerte de que los discos que hicimos siempre fueron grandes; nos lo demostró la gente y nosotros estamos muy conformes con el producto. Este último disco tiene muchos años de separación con los anteriores y, a pesar de que en ese lapso no estuvimos juntos, la onda de los cuatro sigue siendo la misma. No es fácil; cada uno tenemos 20 años más y la cabeza camina todo el tiempo, pero estamos contentos del presente. Hoy podemos disfrutar de la música pero también de lo personal; tenemos la fortuna de llevarnos bien y una estabilidad que no es fácil lograr, que fue dándose con los años.
—¿Están grabando o pensando nuevas canciones?
—El último disco que grabamos fue en 1997; después, cuando volvimos en 2011, grabamos ese show en vivo que luego salió en DVD y en disco. Y después grabamos 360°, que fue espectacular. A pesar de la distancia entre discos de estudio, la magia está intacta. Ahora, entre tanta gira y tanto show, dedicamos dos días por semana a ensayar para tratar no sólo que los temas salgan bien sino tirar cosas nuevas. Ese es un momento que se respeta: todos los martes y jueves dedicamos una tarde a hablar de lo que se viene y de lo que estamos haciendo, de arreglar detalles y mejorar.
—Sobresale la madurez artística que tienen tras 20 años de carrera y muchos más como músicos. Ahora que ya comienzan a ser clásicos dentro de la música nacional, ¿cómo lo viven?
—La gente misma te hace sentir eso y te dicen que empezaron a tocar un instrumento por vos o que se criaron con las letras de Malón y Hermética, eso te hace sentir el peso de la historia. Y lo que nos pasa afuera, cuando salimos a tocar a Costa Rica o Estados Unidos, también es impresionante. Ahora hacemos Rosario, Córdoba y Corrientes. Después nos vamos a recorrer el sur. Y estamos viendo de ir a México y volver a Nueva York.
—Impresionante la escena musical de México, no sólo en el heavy metal sino en la consolidación de géneros…
—Tuvimos la suerte de ir hace 20 años a tocar y ya en ese momento te asombraba cómo la gente y los productores hablaban de música: conocían a Los Enanitos Verdes, a Soda Stereo, a Rata Blanca. Bandas que iban todo el tiempo y tocaban en México. Ahora hay muchas bandas argentinas que incluso viven ahí.
—¿En qué lugar creés que se encuentra el heavy en Argentina?
—Yo veo que todo el tiempo florece. Mi termómetro eran las salas de ensayo. Ahora tenemos nuestra sala propia pero antes compartíamos con otros músicos y en todos lados sonaba heavy. A partir de 2000 yo ya no estaba con Malón pero ensayaba con otra banda y veía que, al revés, se escuchaba mucho Viejas Locas. Y ahora que volvimos en 2011 comenzamos a ver a muchos pibes que hacen heavy metal. Hay toda una movida y facilidad para grabar. Hay toda una nueva generación que se involucró mucho con internet. Lo veo con mi hijo que es chico y está todo el día con la guitarra sacando temas. Nosotros no tuvimos esa posibilidad: nuestra generación ponía un casette y tratábamos de sacarlo con la (guitarra) criolla. Si bien hoy el disco no es negocio, grabar algo es una oportunidad y con las redes podés llegar a cualquier parte del mundo.