A 35 años de sus primeros encuentros con la escena local, la actriz, dramaturga y directora Alejandra Gómez se posiciona como uno de los nombres fuertes del teatro rosarino, particularmente por su alto nivel de gestión y producción, pero también por ser una referente habitual en lo que ya es un clásico local: la producción teatral en la temporada estival, sobre todo ahora dentro del ciclo municipal Un verano fresquito, marco en el cual el último fin de semana repuso su comedia Manantiales.
“La única certeza que tenía respecto del teatro cuando comencé hace 35 años y que conservo es que nunca voy a dejar de hacer teatro; después, como se fueron dando las cosas y por los distintos estadíos que fui pasando, fue cuestión del azar”, dijo Gómez a modo de balance rápido de una carrera sin pausas.
Un fluir de palabras
“La obra se llama Manantiales porque fue el nombre que le puse al archivo en la computadora cuando terminé de escribirla; con el tiempo, ese nombre que en principio no lo tenía, fue encontrando un sentido”, dijo Gómez a El Ciudadano acerca de esta comedia con cierto giro dramático sobre tres amigas que se encuentran en una sala de espera de un hospital donde está internada una cuarta. Allí, un trágico hecho del pasado sale a la luz, y cuando la mentira, la negación y el olvido empiezan a fluir como el agua de los manantiales, nunca se sabe dónde pueden llegar a terminar.
“Como todo buen remedio, Manantiales es una comedia insidiosa que sana y al mismo tiempo incomoda”, sostuvo Gómez acerca de esta propuesta cuyo elenco integran Nadia Juárez (Jua Jua Juárez), Gustavo Sosa, Silvina Santandrea, Inés Plebani y Haydee Calzone, con la participación de Jonathan Cizmas.
“Este es un verano con mucha producción, con varios proyectos al mismo tiempo; se fue dando de esa manera”, dijo Gómez, quien además de Manantiales dirige en el Broadway la nueva versión de Desbordadas y estrenó recientemente en el Complejo Cultural Atlas el espectáculo de stand up Los Coach del que participa en escena.
“Más allá de que las mujeres de Manantiales se encuentran en un hospital, es una comedia con mucho humor. Son tres amigas que van a este hospital donde está internada una cuarta. A partir de ahí hay una serie de diálogos y situaciones que van surgiendo, pero sobre todo, hay revelaciones y entredichos que salen a la luz en un lugar poco habitual como es una sala de espera de un área para pacientes críticos”, adelantó. Y completó: “Hay otro personaje en ese mismo lugar, una mujer que no es amiga de las primeras, cuyos diálogos se entrecruzan, y un paciente que se despierta después de cinco años de estar en coma y recibe un montón de información que aportan al absurdo que es toda esa escena en su totalidad”.
Respecto del nombre de la obra, la dramaturga y directora reconoció: “Es muy raro como le termino poniendo los títulos a las obras; cuando la empecé a escribir, en un primer día tenía muy adelantado el texto, y la tenía que guardar en un archivo de la computadora. Fue así que a ese archivo le puse Manantiales, algo que en la obra tiene un eco porque se hace referencia al fluir del agua, se hace mención a ríos, a cataratas, y uno de los personajes dice que elegiría el agua de un manantial”.
Teniendo muy presente la dificultad que implica hacer humor en un presente atravesado por una agenda donde algunas temáticas quedaron perimidas, y a partir de un elenco donde aparecen grandes referentes del humor local, la directora analizó: “Este trabajo va por mitades en relación con el aporte que hacen actores y actrices frente a un texto escrito previamente; y si bien es una comedia, tiene, en algún momento, cierto giro melodramático, sobre todo a partir de la aparición del personaje que despierta del coma”.
Y completó: “Pero en esta obra se da algo aún más particular porque los personajes se llaman igual que las actrices, son personajes que escribí pensando especialmente en ellas y siendo muy consciente de lo que cada una le podía aportar desde su impronta. Con algunas de ellas trabajo hace muchos años y entonces desde el texto yo les propongo un piso en el que sé que se van a parrar para empezar a subir”.
Crítica desde el humor
En un momento en el que la agenda está teñida de cuestiones vinculadas al género y al feminismo, y de cara a cierto debate respecto de cuáles son los temas sobre los que se puede hacer humor y los que no, la directora opinó: “Yo creo que ya no se puede hacer humor con todo; fueron cambiando mucho las formas y hay que prestar mucha atención a todo lo que está sucediendo. Quizás haya que ponerse un poco más sutil, o más irónico y también más perspicaz para no herir susceptibilidades. Creo también que no sólo hay que cuidar qué se dice sino, y sobre todo, cómo se dice. Eso es interesante porque nos obliga a repensar algunas cosas y a corrernos de cualquier posibilidad de chiste fácil que hoy ya no va”.
Y cerró: “Todo este cambio nos obliga a pensar y hacer humor con otros temas, a proponer un humor más crítico. Por ejemplo: en Manantiales hablamos un poco de ciertas contradicciones respecto de la medicina en general, convencional y clásica, y sobre todo de la salud. Es un humor sin golpes bajos ni atacando bruscamente a nadie, pero sí es un humor que propone una crítica, porque creo que es tiempo que podamos repensar la realidad también desde el humor”.
Para agendar
Manantiales, con dramaturgia y dirección de Alejandra Gómez, se presenta todos los sábados de febrero a las 21, en el Teatro Municipal La Comedia, de Mitre y Ricardone, con entradas generales muy populares a sólo 100 pesos