Al fin se le dio al Manchester City, que superó 1-0 a Inter y conquistó la primera Champions League de su historia en una final de dientes apretados disputada en Estambul. El español Rodri anotó el único gol del encuentro en la capital turca en una de las pocas jugadas que generó el equipo de Pep Guardiola, que nunca logró hacer pie ante el planteo inteligente y conservador del Neroazzurro de Lautaro Martínez, quien hizo méritos suficientes como para al menos empatar el partido.
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Los Ciudadanos aprovecharon una de las pocas desconcentraciones defensiva del equipo italiano para anotar el único gol del partido a los 23 minutos del segundo tiempo. Es que en el desarrollo, el equipo británico no justificó el favoritismo asignado pero al final se hizo con el triunfo que aseguró un cierre de campaña soñado tras la conquista de la Premier League y la FA Cup.
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Guardiola, que vuelve a ganar la Champions tras alcanzarla con Barcelona en 2009 y 2011, mantuvo todo el partido en el banco de suplentes al argentino Julián Álvarez, quien de todos modos dejó su marca en esta histórica conquista de Europa, al sumar tres goles y dos asistencias en diez participaciones a lo largo del torneo.
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El otro campeón mundial argentino, Lautaro Martínez, no pudo conducir al Inter hacia la cuarta Orejona, a trece años de la última en la brillante noche de Diego Milito ante Bayern Múnich en el Santiago Bernabéu.
El Manchester City, que festejó el 14° título en la era Guardiola, se convirtió en el club número 23 campeón del fútbol europeo después de Real Madrid (14), Milan (7), Bayern Múnich (6), Liverpool (6), Barcelona (5), Ajax (4), Inter, (3), Manchester United (3), Juventus (2), Benfica (2), Chelsea (2), Nottingham Forest (2), Porto (2), Borussia Dortmund (1), Hamburgo (1), Celtic Glasgow (1), Olympique de Marsella (1), Steaua Bucarest (1), Aston Villa (1), PSV Eindhoven (1), Feyenoord (1) y Estrella Roja (1).
El City no pudo desarrollar el fútbol que lo condujo a Estambul, aspecto atribuible como mérito a un aplicado Inter, que ejecutó su plan de juego como lo pensó el DT Simone Inzaghi. Los italianos cerraron las líneas de pase a los mediocampistas rivales, ejercieron una inteligente presión organizada por el croata Marcelo Brozovic e intentaron dañar con un juego directo, en el que sobresalió Federico Dimarco por el carril externo de la izquierda.
La tenencia del Manchester se expresó lejos del arco de Onana, con todos los adversarios detrás de la línea de la pelota, sin libertad para los posibles receptores de Rodrigo, quien estuvo a cargo de la salida. Haaland sólo pudo encontrarse una vez con De Bruyne; Bernardo Silva quedó aislado por la derecha; Jack Grealish fue controlado por Denzel Dumfries y Gundogan tampoco gravitó en el juego interno como ocurrió en los anteriores partidos.
Como hace dos años en la final ante Chelsea en Lisbao, De Bruyne salió lesionado y la dejó su lugar a Phil Foden, más veloz en sus movimientos pero sin generar cambios en el curso del juego. Inter, siempre más cómodo con las condiciones del partido, tuvo a todos sus futbolistas en un alto grado de concentración para equilibrar fuerzas a priori favorables al rival.
Lautaro jugó lejos del arco de Ederson y no pudo combinar con sus compañeros en la medida de lo necesario para generar oportunidades de gol en las transiciones ofensivas de su equipo.
El juego por momentos se hizo lento, una característica que preocupaba más al City que a Inter, preparado para un partido largo. En los primeros minutos de la parte final, con la sensación de partido controlado por parte de los italianos, Pep Guardiola pidió el aliento de los fanáticos británicos que coparon la mitad del estadio Atatürk. El español buscaba un factor de motivación para sus jugadores, que no lograban conectarse en la cancha y se miraban por momentos con rostros de frustración.
En ese momento, Inzaghi apostó por el belga Lukaku, el mejor socio para Lautaro, quien ingresó a los 11 minutos por Dzeko. Enseguida, Inter tuvo una ocasión clara que el arquero le tapó al argentino después de una mala entrega hacia atrás de Bernado Silva. La expectativa por el ingreso de Julián Álvarez comenzaba a incrementarse en la noche turca cuando el marcador se inclinó inesperadamente para los británicos.
Manuel Akanji condujo hasta cercanías del área, detectó un espacio en el área entre Bastoni y Dimarco, Bernardo recibió con ventaja, envió un centro atrás y Rodrigo acertó con un remate certero de cara interna. De inmediato Inter dispuso otra doble ocasión en la cabeza de Dimarco pero el travesaño primero y el propio Lukaku después, con un bloqueo involuntario, impidieron la caída del arco de Ederson.
Sobre el final, en un desenlace dramático, el brasileño tuvo un par de intervenciones memorables para sostener la victoria. A los 43 le tapó el gol a Lukaku y en la última jugada del partido rechazó un cabezazo de Gosens con todo el rival dentro del área.