Efectivos de las Fuerzas Armadas y de la Policía de elite de Brasil ocuparon ayer la favela (villa de emergencia) Mangueira, una de las más grandes y tradicionales de Río de Janeiro, cercana al estadio Maracaná donde se jugarán el Mundial 2014 de fútbol y los Juegos Olímpicos de 2016.
Unos 700 efectivos, con catorce tanques blindados, entre ellos seis de la Marina, ingresaron cerca de las 7 en el morro (cerro) de Mangueira, inmortalizado en temas musicales de Tom Jobim y Chico Buarque, así como por contar con la comparsa de carnaval más conocida de Brasil.
Cerca del mediodía, miembros del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía izaron la bandera brasileña en lo alto del Morro do Teleférico y pusieron en funciones una Unidad de la Policía Pacificadora (UPP), que quedó instalada en una base militar.
Al menos cuatro helicópteros dieron apoyo a las acciones, que contaron con el respaldo táctico del Ejército y la Fuerza Aérea.
El operativo fue realizado en la zona norte de la capital carioca, próxima a los estadios Maracaná y Maracanazinho.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, se comprometió ante el Comité Olímpico Internacional, hace dos años, a garantizar la seguridad de los Juegos y restablecer completamente la paz en la capital turística de Brasil.
El presidente norteamericano, Barack Obama, elogió en marzo, al visitar Río de Janeiro, la política de seguridad de Cabral y en particular las UPP, en las cuales la policía además de velar por el orden realiza labores sociales y recreativas.
La ocupación militar de Mangueira se enmarca en la estrategia de combate al narcotráfico con fuerzas conjuntas, militares y policiales, que se ha instaurado en los últimos años y cada vez más implica a los militares en el combate contra el delito.
El antecedente más cercano y similar de esa intervención militar data de noviembre de 2010, cuando miembros de las Fuerzas Armadas y policías asaltaron las favelas del Complexo do Alemao, ofensiva que generó decenas de muertos.
El operativo de ayer había sido anunciado desde la semana pasada, lo cual habría permitido la fuga de los jefes narcos, con el fin de evitar derramamiento de sangre.
“Este territorio fue devuelto a la población sin ningún disparo y sin ningún herido”, dijo ayer el secretario de Seguridad Pública, Mariano Beltrame.
Durante el operativo, desde los helicópteros se lanzaron panfletos con los números de teléfono del grupo policial de elite Bope y otros mostrando fotos de los jefes narcos Alexander Mendes da Silva, alias Polegar; Fabiano Atanasio da Silva, alias FB; Lúcio Carneiro dos Passos, apodado Biscoito, y Luiz Ferrat Correa, conocido como Claudinho.
Según un primer reporte oficial, fueron apresados tres supuestos narcotraficantes e incautados 35 kilogramos de marihuana y unos treinta vehículos robados.
Beltrame dijo que el objetivo del operativo de ayer no era capturar delincuentes sino establecerse en la comunidad y permitir que los policías, incluso los agentes de inteligencia, se diseminen de forma “capilar” entre la población.
Hace dos años la Policía detuvo a varios directivos de la comparsa Mangueira, acusados de vínculos con el tráfico de drogas.
En Río de Janeiro hay unas 600 favelas en las que residen cerca de 1,6 millón de personas.
La mayor parte de esas colectividades pobres está dominada por narcotraficantes, pero en los últimos años se robusteció la presencia de grupos parapoliciales conocidos como “milicias”, que, según la Orden de Abogados de Brasil, actúan en connivencia con las fuerzas policiales.