La Policía de Bahía Blanca clausuró un centro de rehabilitación que trabajaba en forma clandestina, luego de que una vecina fotografiara a una joven mujer con problemas psiquiátricos que era mantenida atada a un poste, a la intemperie, vestida sólo con ropa interior.
El operativo policial se llevó a cabo ayer por la tarde en una finca situada en la calle Alvarez Jonte al 1200, del barrio Villa Ressia, de esta ciudad del sur del territorio bonaerense.
Los policías clausuraron el que sus dueños definieron como un gimnasio de rehabilitación kinesiológica y derivaron a la mujer que sufría el maltrato -de unos 30 años de edad- a otra institución especializada.
El comisario Aldo Caminada, titular de la comisaría 1ra, dijo que cuando se presentaron en el lugar fueron recibidos por una mujer que dijo ser auxiliar de enfermería.
Según indicó el jefe policial al diario La Nueva Provincia, la mujer explico que habían atado a la joven porque sufría de esquizofrenia y el psiquiatra que la atiende sugirió ese tipo de acción cuando era presa de brotes psicóticos.
En el momento del procedimiento, la mujer fue encontrada acostada en una cama.
El predio fue allanado luego de que una vecina, llamada Laura Aguirre, denunciara la permanencia de una mujer atada a un palo, vestida sólo con bombacha y corpiño, en un horario de la tarde en el que la temperatura era bastante baja.
«Yo estaba planchando en casa con mi sobrina y empecé a sentir un lamento. Me trepé a un paredón por una reja y me asomé al patio lindero. Ahí vi esta imagen: una chica empalada, atada de pies y manos, en ropa interior, siendo las seis y pico de la tarde cuando hacía mucho frío. Totalmente inhumano», explicó Aguirre al diario Crónica de Bahía Blanca.
Enseguida, la mujer tomó unas fotos con su celular y se comunicó con la Policía.
La mujer asegura que ya se vivieron situaciones similares en ese lugar, que se escuchaban gritos y lamentos, y que también habían visto cómo castigaban a una mujer mayor.
«Ya me había pasado una situación similar: había visto una abuela ahí. La tenían parada, le hacían poner las manos delante del cuerpo y le pegaban cachetadas. Sería una señora de 70 años. Esa vez, en la desesperación no supe qué hacer, a quién llamar. Por eso ahora lo decidí rápido», relató la vecina.
La vivienda no tiene ningún cartel en el frente y los vecinos creían que en el lugar funcionaba un geriátrico, aunque después se supo que se trataba de una especie de gimnasio que cumplía funciones como «centro de rehabilitación kinesiológica».