Revista El Caño
“Hace 11 años que River no juega con un equipo brasileño”, arrojó Marcelo Benedetto (hombre de campo de juego de Fox Sports) en la transmisión del partido por la Copa Libertadores del equipo de Gallardo ante Flamengo del último miércoles. Se hace un silencio, posiblemente de sospecha, entre sus compañeros. Se respira en el ambiente la pregunta: ¿Estará bien esto qué dice este señor? Benedetto agrega, como cubriéndose: “…en el ámbito internacional”.
De pronto da vergüenza pensar que el tipo no sabe que un partido entre un argentino y un brasileño es de por sí, siempre, internacional. Pero no hay tiempo para eso porque se hace evidente el otro error, el del dato. Mariano Closs, el relator, consulta: “¿Pero no jugó contra Cruzeiro en 2015?”.
Por supuesto, sí. En la Libertadores que lo vio campeón, River levantó una serie memorable con una goleada por 3-0 en Belo Horizonte. Difícilmente lo olvide un hincha o se le pase a un periodista serio. Nuevamente silencio. Tras unos segundos, Benedetto acusa el golpe. “Sí, Mariano, está esa serie ante Cruzeiro y antes esta que te decía yo, contra Botafogo”. Dudamos otra vez. Ay.
Una rápida revisada nos arroja dos duelos más contra equipos brasileños en copas recientes. En la Sudamericana 2015 River eliminó a Chapecoense y en la Libertadores 2016 se cruzó con San Pablo en la fase de grupos.
Tratando de entender la cabeza de Benedetto, pensamos que quizá leyó en algún lado que River volvía a Río de Janeiro. Podría haber zafado así, justificando su burrada. Pero ni siquiera esa cintura. Demasiado poco para el cronista de un canal que en las tandas asegura que la Copa Libertadores es su obsesión. Si lo es, no se nota.
Todo esto ocurrió a los seis minutos del primer tiempo. A los diez, ya se había metido en otro pantanal. Closs le preguntó por un jugador de Flamengo: Pará. “¿Puede ser que este Pará haya jugado en Cruzeiro? ¿O en Corinthians?”, consultó. Benedetto pareció no querer arriesgar: “Ahora te confirmo”, dijo con prudencia antes de embarrarla. “En Corinthians seguro”, se lanzó sin confirmar.
Cuando se puso a leer Wikipedia al aire (como hace siempre que le preguntan por la historia de un futbolista, como si una carrera pudiera estar condensada en los nombres de los clubes en que jugó), estaban Santo André, Santos, Gremio y Flamengo. “O sea que de Corinthians nada”, espetó Closs, ya directamente devenido en la voz del telespectador fastidiado.
Un minuto después, Benedetto contó que Flamengo venía de ganar la “Taça Guanabara”. Closs, ya directamente cruel, lo corrigió para aclarar que “Taça” se les dice a la “Copa” en Brasil, y que sería en cualquier lugar la “Copa Guanabara”. Podría discutirse si tenía razón, pero ya era un poco abusivo. Recién iban 12 minutos del primer tiempo.
Lo peor del caso es la naturalización del error que suele hacerse con Benedetto. Se equivoca tanto (y se preocupa tan poco por equivocarse) que uno ya no le cree incluso si lo que dice es cierto. No tiene ningún amor por la precisión (en el segundo tiempo le preguntaron el nombre de un juez de línea y él respondió “Carrer”; le repreguntaron y él volvió a contestar sólo “Carrer”, como si fuera imposible averiguar el nombre de pila de un árbitro asistente, se llama Coty Carrera, o dar algún datito adicional) y no saca ningún provecho de su posición en campo de juego.
En un segundo tiempo menos agitado para él que el primero (quizá porque hubo goles y le preguntaron menos cosas), aportó que Diego podría ir al Mundial “si tuviera un buen semestre en los próximos dos o tres meses” (concepto novedoso) y que el árbitro principal tenía 38 años (tiene 30: nació el 29 de octubre de 1987) y había dirigido 9 partidos (¿será internacionales?).
Ante la duda de Closs sobre unos gritos que se escuchaban particularmente bien (recordemos que el partido fue sin público), Benedetto aseguró: “No sé de dónde vienen porque no son de este sector del banco”. Closs le retrucó: “Vienen de adentro de la cancha”. Benedetto: “Sí, por eso, de adentro de la cancha pero no sé de qué jugador”.
Lamentablemente todo es así, incorrecto, para un muchacho cuya muletilla es decir: “Coooorrrrecto”. ¿Y si mejor probáramos con alguien a quien le gustara el periodismo, o el fútbol, o estar en un campo de juego?
Hay que admitir, eso sí, que al final Benedetto se redimió parcialmente a la hora de elegir la figura. Firme, eligió a Rodrigo Mora, jugador del equipo que iba perdiendo, frente a selecciones de jugadores del Flamengo por parte de Closs y Latorre. El gol de Mayada acomodó los melones (River estaba mucho más contento con el empate que su rival) y le permitió que los colegas admitieran su elección como la más potable.
Fue “el momento” de Marcelo en el partido. Al menos tuvo uno.