Marcelo Fabián «El Filipino» Gómez, fue condenado a 30 años de prisión por dos homicidios, pero se le atribuyen otros dos, por lo que se convirtió en el primer asesino serial en la historia de Misiones.
Se trataba de un indigente que se ganaba la confianza de sus víctimas realizando trabajos y luego los apuñalaba en sus casas.
Este sujeto nació el 17 de mayo de 1980 en Oberá y es hijo de Emo Gómez y Dominga Magdalena Barboza.
Los dos crímenes por los cuales fue acusado se produjeron en 2009 y 2010, cuando tenía 29 y 30 años, respectivamente, pero también se sospecha que mató a otro hombre y a una mujer entre el primer y segundo homicidio confirmado.
Gómez se convirtió en el hombre más temido de Misiones y a los 35 años fue condenado a tres décadas de prisión, tras confesar dos crímenes a golpes y a cuchilladas.
El Tribunal Penal número 1 de Posadas unificó ambos hechos y por eso recibió esa pena.
Justamente, la fiscal Liliana Mabel Picazo lo acusó por «homicidio simple» y solicitó una condena de 19 años de cárcel por la muerte del vendedor de chipa Alcides Suárez, de 44 años, ocurrido en febrero de 2012 en el barrio Ñu Porá de Garupá. «El Filipino» le destrozó la cabeza a golpes y lo arrojó luego a un pozo de agua cabeza abajo.
Los jueces integrantes del Tribunal Penal 1, Martín Errecaborde, Ángel Dejesús Cardozo y Eduardo D´Orsaneo, coincidieron con el pedido de la fiscal, pero en la condena le adicionaron la pena del Tribunal Penal 1 de Oberá, de 11 años de cárcel por el asesinato a puñaladas del peluquero Elio Scarban, de 42 años, ocurrido en septiembre de 2009.
Este indigente se ganaba la confianza de sus víctimas y se mostraba muy voluntarioso para trabajar y hasta se lo veía muy tímido y respetuoso a la hora de hablar. Una de ellas víctimas, el colono de Loreto, Anastasio Dos Santos, lo llamaba «sobrino».
El cuerpo de Dos Santos fue hallado en un mandiocal, diez días después de su desaparición, el viernes 17 de septiembre de 2010, y allí se detectó que esta persona fue asesinada a golpes en la cabeza.
La Policía buscaba como sospechoso a un tal «Hugo Flores», quien finalmente era Gómez, cuyo documento de identidad fue hallado en un techo de paja de la vivienda de la víctima.
Sus víctimas eran personas mayores que no podían resistirse a sus golpes y puñaladas y a las que pudiera robarles dinero o algún elemento de valor, que utilizaría luego para disfrutar sus crímenes con drogas y bebidas alcohólicas.
Este asesino también era conocido como «Manduricio», «Pelado», «El Camaleón» y «Sapo culeado».
Durante la madrugada del 13 de febrero de 2010 atacó a Suárez, luego de beber junto con él. El asesino le alquilaba una pieza a la víctima en un predio de calles Las Flores casi Cataratas en Garupá.
Suárez estaba muy alcoholizado y fue en ese momento que «El Filipino» tomó un elemento contundente y le propinó una serie de tremendos golpes hasta provocarle el estallido de la cabeza. Luego tomó el cuerpo, lo envolvió en una frazada y lo arrojó a un pozo de agua en el patio.
El sábado 30 de octubre de 2010, el canillita de Juana Ferreyra, de 75 años, se preocupó porque la anciana no respondía el llamado a la puerta y decidió ingresar a la vivienda de la calle Hungría 3564 en el barrio Palomar de Posadas.
El hombre la encontró sin vida sobre un reguero de sangre, pero en un principio se dijo que fue una muerte accidental de una jubilada que se movilizaba con bastón.
Sin embargo, los resultados de la autopsia determinaron que se trató de un brutal crimen: la víctima tenía golpes en la cabeza, un corte en la oreja izquierda y fracturas en las costillas.
Testigos indicaron haber visto dialogando con la mujer a un sujeto con las características físicas similares a las de Gómez.
Posteriormente, los investigadores lo observaron caminando por la zona después del crimen y lo atraparon en un inquilinato próximo al hospital Madariaga, aunque ya lo buscaban también por el crimen de Dos Santos.
Pero el asesino se salvó, porque no había evidencias suficientes ensu contra y recuperó la libertad.
Sin embargo, finalmente cayó porque en febrero de 2010 mató a Suárez de una puñalada en el pecho.
Un año antes el peluquero Scarban había sido su primera víctima: «El Filipino» era su amigo, pero no demoró en transformarse en su victimario, al golpearlo y apuñalarlo en el pecho.
La víctima, agonizando, llegó hasta el frente de su vivienda, entre las calles Güemes y Antártida Argentina de Colonia Guaraní y a una persona que intentó ayudarla le alcanzó a decir «Manduricio», que era uno de los apodos con el que se lo conocía a Gómez.