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Marcha histórica en la ciudad de Santa Fe en el primer paro general de la era Milei

Más de 20.000 personas participaron de la movilización en rechazo a la Ley Ómnibus y el DNU en la capital provincial. El acto fue convocado por la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular

Por Mariángeles Guerrero

La mujer está sentada en un banco de piedra frente a la plaza de la Legislatura santafesina. Ve pasar las columnas que siguen llegando a la plaza, la piel curtida por el sol, el pelo atado en un rodete, los ojos azules entre curiosos y cansados. Se llama Patricia Castillo y tiene puesta la remera blanca de la Corriente Clasista y Combativa (CCC); a su lado un cartel escrito con lapicera dice “Diputados y senadores, legislen a favor del pueblo”. La militante vino desde Villa del Parque —una barriada del oeste santafesino— porque no llega a fin de mes. “No puede ser que aumente todo, hasta lo más básico”, se queja.

La movilización se da en el contexto del primer paro general al Gobierno de Javier Milei y los carteles que se ven son tan artesanales como contundentes: “Mis hijos tienen hambre”, “No alcanza para la garrafa”, “No alcanza para los útiles escolares”.

El Gobierno prometió que quien vaya a una marcha, no cobrará planes sociales. Pero Castillo es clara: “Nosotros trabajamos, no es que nos dan todos los meses una plata y nada más. Hacemos producción y venta de panificación, cuando podemos vendemos a precios más bajos que en otros negocios para que la gente pueda comprar. No justifica que nos saquen por sacar”.

Si tuviera la posibilidad de hablar con las y los legisladores que hoy debaten el DNU 70/23 y la Ley Ómnibus, les diría “que se fijen bien lo que hacen”. Y explica: “No se puede prohibir todo y sacarle todo a la gente. Hay personas que para ir a trabajar toman cuatro colectivos por día y se les va el sueldo en colectivos. Hay muchas realidades que ellos no ven porque están allá, cobran un sueldo muy alto y no se fijan en la clase baja, en los trabajadores”.

Más cerca del centro de la plaza, la columna de mujeres que integran La Poderosa busca sin suerte como protegerse del sol. Entre ellas está Denise Valdez, que se movilizó de barrio Iriondo (Santo Tomé). Cuenta que trabaja en crianzas, en un merendero que sostiene la organización en el barrio Costa Azul, también en la localidad vecina. En un contexto de inflación sin tope, ¿cómo es posible darle la leche a 70 pibes y pibas cada tarde? “Hacemos pan casero o tortafritas, hacemos la leche con donaciones o hacemos un mate cocido. Para comprar el gas, hacemos beneficios”, responde Valdez. “A veces hay días que no damos la merienda porque no tenemos gas o harina”, reconoce. 

Desde que asumió Javier Milei, los comedores comunitarios en Argentina reciben cada vez menos partidas para sostenerse. En ese contexto, la preocupación de Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano que tiene a su cargo el área de Desarrollo Social, es que quienes vayan a las marchas no lleven niños o niñas. La advertencia del Gobierno, en medio de la crisis alimentaria, es que quien marcha “no cobra”. Ante la amenaza de la quita de planes sociales, Valdez reclama: “Que piensen en los que no tienen, en los chicos que no tienen un plato de comida y son los que más sufren. Uno que es grande se toma un mate y pasa el día, pero a los chicos no sabés cómo explicarles que no hay para comer”.

Las columnas siguen avanzando con cantos, redoblantes y trompetas. Las banderas apenas dejan ver la multitud: no es fácil llenar la Plaza de la Legislatura, pero está llena. La gente desborda hacia las calles laterales y la marea que sigue avanzando parece interminable. 

Maximiliano Cisterna observa el acto con sus compañeros, trabajadores de la construcción. Hasta hace poco, ponían ladrillo sobre ladrillo en la obra de ampliación del edificio de Tribunales. “Nos habían echado, y nos tomaron de nuevo por la conciliación obligatoria. Pero fue por 15 días”, lamenta. El verde de los banderines de la Unión de Obreros de la Construcción de la República Argentina contrasta con la tela grafa de las camisas. El joven, que vino al centro desde el norte de la ciudad, agrega: “Queremos seguir trabajando porque todos tenemos familia. Y la verdad es que no nos alcanza para nada”. Antes de volver con su grupo, pide: “Que nos escuchen, que abran las fábricas porque necesitamos trabajo”. 

En otra ronda sobresale el cartel “No al cierre del Conicet”. Quien lo sostiene es Vanina Ferreccio, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. “Estoy en contra del cierre del Conicet, del desfinanciamiento de las universidades y de los proyectos de investigación y de toda posibilidad de llevar adelante la ciencia y la educación pública”, manifiesta. 

Ferreccio estudia cómo la presencia de las familias en las vidas de las personas privadas de su libertad puede ayudar a disminuir la reincidencia. “El desfinanciamiento de estos proyectos hace que no podamos seguir conociendo lo que le está pasando a la gente y colaborar con la articulación de las políticas públicas”, explicita. Y argumenta: “La ciencia nunca puede ser un gasto, en todos los países del mundo la ciencia es una inversión, es la única manera de pensar un país a futuro a partir de políticas que financien la educación en la primera infancia y los adultos. Acá y en todo el mundo no hay ciencia financiada por privados. Lo que financian los privados son negocios, no producción de conocimientos”.  

Unidad de las y los trabajadores

El acto fue convocado por la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular. En la previa a la marcha, Claudio Ghirardi, titular de la CGT Santa Fe, manifestó: «Lo que estamos viendo es que el país está en remate. Desde el sindicalismo estamos poniendo la primera barrera para frenar eso pero también para abrirle los ojos a la gente. Les mintieron, les dijeron que la casta éramos nosotros y no las grandes corporaciones multinacionales”. 

El Gobierno y sus aliados cuestionan el tiempo que pasó entre la asunción de Milei y la convocatoria a un paro general. Al respecto, el sindicalista responde: “Darle tiempo a este Gobierno es salir ahogado como nación y como clase. Lo advertimos en la campaña electoral y nos dijeron que hacíamos “campaña del miedo”. Todo lo que decíamos, está saliendo a la luz. Este es el ajuste que Milei anunció en su momento. A cualquier trabajador y trabajadora se le pregunta cómo estaba en noviembre y a lo mejor no le alcanzaba, pero hoy está mucho peor que hace unos meses”. Y sostiene que el apuro del oficialismo para que se traten las reformas que propone es porque “después de carnaval, cuando las familias compren las cosas para la escuela, se van a dar cuenta de que les mintieron”.

Claudia Baigorria, de la CTA Autónoma, alegó: “La ciudadanía no votó ni a la oposición ni al oficialismo para padecer ajustes o para retroceder en los derechos ya adquiridos. El mensaje es el mismo para todos: esta ley es un retroceso en todos los sentidos. No hay un solo artículo que sea beneficioso. No hay posibilidad de recuperar los derechos que antes teníamos ni siquiera cuando dicen que los jubilados van a empezar a cobrar acorde a la inflación desde abril. O sea que recién va a ser dentro de unos meses, cuando muchos ya hayan discontinuado sus tratamientos médicos porque el PAMI ya no garantiza medicamentos o porque tienen que elegir entre comprar un remedio o comer”. 

Además, expresó: “La patria no se vende, pero también tenemos derecho a una patria con tierra, techo y trabajo e igualdad de oportunidades. Y por supuesto, ni un paso atrás en las conquistas que logramos desde los feminismos y transfeminismos. Nos estamos uniendo todos los sectores para decirle no al poder autocrático que pretende Milei, no al DNU y a la Ley Ómnibus, no a las políticas que pretende instalar este gobierno neofascista”.

Por su parte, José Testoni, de la CTA de los Trabajadores, consideró que el acto debía entenderse como un llamado a la “conciliación obligatoria”. En otros términos, a volver al punto cero de las discusiones: “Si desde el Gobierno quieren discutir reforma política, discutan reforma política. Si quieren discutir reforma laboral, presenten un proyecto específico. Si quieren discutir recursos naturales, pongan sobre la mesa ese tema. Habiliten un proceso democrático y no uno autoritario, prepotente, vertical e inconstitucional”. 

El sindicalista señaló: “El gobierno hasta acá hizo bien para los grupos económicos, pero hizo mal para los trabajadores. El camino es construir consensos, el camino es el diálogo, es el funcionamiento de las instituciones de la democracia y eso no ha sucedido”. 

Tras la marcha, Paula Canalis, de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep), comentó: “Los trabajadores y trabajadoras de la economía popular somos los primeros afectados por estas medidas. En la ciudad de Santa Fe se están cerrando comedores y merenderos y las trabajadoras están siendo perseguidas a través de amenazas y protocolos por parte del Gobierno a quienes quieran expresarse en contra de lo que está pasando y de lo que se está viviendo. La movilización de hoy fue una respuesta contundente ante la situación actual y por los derechos conquistados hasta ahora”.

La entrevistada destacó “el hecho histórico que fue la coordinación de las tres centrales de trabajadores con la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular para realizar la movilización”. Y valoró: “El paro fue efectivo y se vio una movilización masiva como hacía mucho tiempo no se veía en la ciudad de Santa Fe. Hubo muchos sectores autoconvocados y muchas personas que se sumaron claramente disgustadas por las medidas que está tomando el gobierno de Javier Milei”.

En el acto se leyó un documento consensuado entre las cuatro organizaciones, que denuncia: “El Poder Ejecutivo Nacional no sólo ha violentado las formas, arrogándose facultades legislativas, propias del Congreso de la Nación al sancionar el aludido DNU 70/23, sino que también pretende, a través del Proyecto de Ley Ómnibus, avasallar atesoradas conquistas del pueblo argentino, dilapidando nuestra soberanía y las riquezas naturales de nuestros bosques y humedales, regalando nuestra tierra, desconociendo nuestros derechos esenciales como ciudadanos, como trabajadores y trabajadoras, como pequeños emprendedores, destruyendo el Estado, entregando sus bienes y empresas de servicios al poder concentrado, dejando en manos del mercado derechos fundamentales como la salud, la vivienda y la educación, desfinanciando el sistema previsional y la protección de nuestros jubilados y pensionados”.

Por eso, exhortan a las y los legisladores nacionales por Santa Fe a rechazar el decreto y el proyecto de ley. Y advierten: “De lo contrario, deberán asumir que son cómplices de esta política libertaria de expoliación del pueblo y responsabilizarse de esta flagrante traición a la Patria y al Pueblo todo”.

Una multisectorial contra las políticas de ajuste

Tras conocerse el DNU 70/23, en diciembre pasado, en Santa Fe se formó una de las primeras multisectoriales del país para hacer frente a estas reformas. Con el correr de las semanas, se fue consolidando y generando acciones específicas por comisiones: Inquilinxs, Salud, Ambiente, Educación. La Asamblea Ni Una Menos de Santa Fe también es parte del espacio.

“La Multisectorial Santa Fe es una unión de grupos de personas de distintas áreas, de la universidad, de las escuelas, de trabajadores de distintos espacios que se juntan. Nos reunimos todos los jueves y debatimos, tratando de consensuar”, cuenta Paulina Riera, quien integra el espacio y participa de una de sus comisiones, la de Ambiente.

Con respecto a los derechos ambientales, “es evidente que los legisladores no quieren a sus nietos”, dice la mujer. Y explica: “No va a haber país para ellos, no va a haber agua, aire ni tierra en condiciones. Todo lo están negociando. Están haciendo un daño terrible a la tierra, a las personas que estamos viviendo y a las que van a venir”. 

Verónica Ansoldi integra la comisión de Salud. Tras la marcha, expresa: “Poder encontrarme con otras compañeras y compañeros y reconocernos en un mismo reclamo, dentro de tanto caos, me genera muchísima alegría. Es saber que no estamos solas o solos y que nos podemos abrazar con otras y otros”.

Ansoldi es parte también del Sindicato de Profesionales Universitarios de la Salud (Siprus) y de la Asamblea Ni Una Menos. Sobre el aporte de los feminismos a la construcción colectiva, destaca que fue la Asamblea la que propuso el trabajo por comisiones, una réplica del modo en que viene trabajando desde hace años. 

Además contextualiza el paro en la vida de las mujeres. “No solamente trabajamos fuera del hogar, sino que después hacemos las tareas de cuidado para con nuestros hijes, nietos, nietas, nietes y mascotas. Y también salimos a reclamar, vamos adelante desde un lugar de empoderamiento. Por más que nos invisibilicen, siempre estuvimos en los reclamos. Y hoy, que estaban todos los sectores, también lo hicimos”.

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