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Marcha por David Moreira

Familiares y allegados al joven linchado en barrio Azcuénaga, junto con integrantes de organizaciones políticas y sociales, se movilizaron a la escena del homicidio para pedir por el esclarecimiento del caso.

“Le quitaron la vida de la peor manera a un joven de 18 años, dulce, lleno de sueños. Vinimos acá para pedir justicia, para que los que vieron algo no callen, así no va a haber más David”, dijo ayer por la tarde Lorena Torres, la mamá del joven que murió tras agonizar cuatro días producto de la golpiza que le propinaron decenas de vecinos en la esquina de Marcos Paz y Liniers. Ese lugar fue elegido por los familiares, amigos e integrantes de las organizaciones sociales para realizar ayer un acto para reclamar justicia y exigir celeridad en la causa al cumplirse 5 meses del crimen de David Moreira.

En la marcha trascendió que hay al menos tres sospechosos identificados en la investigación, aunque hasta el momento la Fiscalía no los ha imputado.

“El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, instó Lorena en la segunda oportunidad que tuvo el megáfono. El centenar de manifestantes se reunió a las 15.30 en la plaza que está en Mendoza al 5100 y marchó seis cuadras hasta llegar a la esquina donde cayó agonizante David el sábado 22 de marzo de este año. Ya en Marcos Paz al 5400, la gente ocupó las bocacalles y ubicó las banderas con pedidos de justicia detrás del lugar que estaba reservado para los oradores. El acto duró cerca de una hora y media, que pareció más por la sensación silencio tenso que reinaba en ese sector de barrio Azcuénaga. Pasaron alrededor de 14 oradores, entre los que se encontraban los padres de David y su tía. Todos pidieron con megáfono en mano que los vecinos que pudieron ver algo el día del crimen, los que no participaron del linchamiento, que denuncien a sus autores. Los referentes sociales también denunciaron la condena, persecución y estigmatización que se hace de la pobreza: esa condena por portación de piel que llevó a más de 80 personas a descargar las frustraciones que sienten de manera inquisitiva y primitiva contra el cuerpo del chico de 18 años, describieron.

La tía de David fue una de las últimas oradoras. Se tomó su tiempo porque no podía contener el llanto. Cuando se recuperó habló con voz firme para pedir de corazón que los vecinos hablen. “No era un delincuente, era un chico bueno, criado en la pobreza pero por buena gente, trabajadora, con todo el amor del mundo. No le deseo esto a nadie”, alcanzó a decir hasta que la voz se le quebró.

Detrás de las cortinas

Los oradores pasaban, los manifestantes aplaudían y pedían justicia por David mientras que las viviendas de barrio Azcuénaga parecían abandonadas. En cada pausa, se sentían las persianas que se levantaban y algunos vecinos se asomaban para ver qué pasaba.

Después otra vez adentro, sin hablar. Algunos de los organizadores contaron en diálogo con El Ciudadano que tomaron precauciones y que tenían dudas por la seguridad de los manifestantes sobre la organización de un acto en el lugar adonde un grupo de habitantes del barrio mató a un chico a golpes. “Queríamos transformar el significado de esta esquina de un lugar de impunidad a uno de justicia”, contó uno de los militantes.

En el acto estuvieron presentes referentes de Amsafé, ATE y CTA Rosario, Partido Obrero, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, Comisión Antirrepresiva y por los Derechos Humanos (Cadh Rosario), movimientos que de Federación de Organizaciones de Base, la mamá de Juan Andrés Farías, asesinado el 2 de agosto, y los familiares y amigos de David, entre muchos otros.

Norberto Olivares, abogado de la familia Moreira, dijo al final del acto: “La causa está basada en conjeturas. Hay tres o cuatros jóvenes de entre 23 y 30 años que son sospechosos. A algunos de ellos se llegó por la investigación de la causa y a otros por información externa. No están detenidos porque no se terminaron de realizar las medidas dispuestas por el fiscal Florentino Malaponte, a cargo de la investigación”.

El letrado repitió que la labor del fiscal no dejó satisfecha a la familia, porque debería haber jerarquizado la causa. “En 87 días, el chico que manejaba la moto en la que iba David fue condenado a casi 3 años de prisión por robar una cartera. Sin embargo, a cinco meses no hubo avances en la causa que investiga un homicidio con estas características”, se quejó Olivares.

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