En julio próximo se realizará el Mundial de Taekwondo ITF (Federación Internacional de Taekwondo), en Sofía, capital de Bulgaria. Los rosarinos Mauro Lardi (4º dan), y Carlos Bustos (3er dan), estarán presentes con su entrenador del seleccionado argentino, Javier Meucci.
Con el deseo de volver consagrados, Lardi y Bustos intervendrán en el Mundial que se realizará del 17 al 20 de julio en el pabellón de deportes de usos múltiples, Arena Armeets, que cumple con las exigencias de todas las federaciones internacionales y con sus estándares para condiciones de campeonatos europeos y mundiales. El pabellón tiene una capacidad de 12.373 asientos, incluyendo 206 VIP y 96 para periodistas.
Lardi empezó a practicar taekwondo cuando tenía 8 años; actualmente tiene 29 y le gusta la parte deportiva y competitiva. “Ir al mundial es lo más grande y lindo dentro de la disciplina. Soy un laburante, trabajo ocho horas diarias, doy clases, entreno, y todas nuestras competencias sale de nuestro bolsillo, todo es a pulmón”, resaltó.
“Hace siete años que doy clases en el club Theyler, de Paraguay 4586, y en una vecinal de zona oeste. Lo hago porque me apasiona, es mi vida, el taekwondo no es una rutina, es mi forma de vida. Compartir un asado entre todos, la cortesía, la perseverancia, ver los logros en mis alumnos y pensar «esto lo formé yo», es lo que me complementa en la vida. Y yendo al mundial estamos representando a nuestro país, a la provincia y a nuestra ciudad, vamos a ser los mejores”, afirmó.
Por su parte, Bustos comenzó a practicar la disciplina a los cuatro años. Hoy, a los 20, tiene un negocio donde trabaja con su padre, y dedica gran parte de su vida al taekwondo. “Me levanto temprano para ir a correr, trabajo, sigo entrenando, doy clases en el club Onkel, de Ovidio Lagos 5771 y en un gimnasio. El taekwondo es una pasión, una forma de vivir, nos marcó un camino en la vida, no nos imaginamos una vida sin practicar esta disciplina”, destacó.
“Es única la experiencia de ir al mundial, que se la podamos transmitir a nuestros alumnos, además de las competencias nacionales, los seminarios, cursos, técnicas, de no bajar nunca los brazos, que los chicos tengan objetivos, y además formar buenas personas. Es toda la vida, pasamos la vida más en el taekwondo que en nuestra propia casa”, aseguró.
La contratara de la ilusión de estos dos deportistas de ir al Mundial, se contrapone con la compra de dólares, ya que pasa por el poder económico de cada uno.
“Hay un gran déficit económico que atraviesa el taekwondo en Rosario. Nosotros hacemos todo a pulmón, nos ayudan nuestros instructores mayores, la organización, los padres, los alumnos, hay una comunidad detrás de todo esto. Conseguir espónsor es muy complicado, todos apoyan al fútbol, pero nosotros también vamos a representar a todos los argentinos”, afirmaron los deportistas.
Camino
La palabra Taekwondo podría traducirse como “El camino del pie y la mano»”, nombre que hace referencia a que es un estilo de combate que utiliza únicamente los pies, las manos y otras partes del cuerpo, prescindiendo por completo del uso de armas, tanto tradicionales como modernas. Es considerado un método que busca acondicionar el cuerpo, además del desarrollo de la voluntad, basándose en las leyes físicas para generar la máxima potencia enfocada de manera precisa, mediante la aceleración de la masa corporal en un gesto motor o grupo de estos en combinación. La disciplina busca la percusión en la mayoría de sus técnicas.
Palabra de entrenador
Javier Meucci es sexto dan, padre, maestro y entrenador del seleccionado argentino de taekwondo. Se destaca como uno de los representantes nacionales que puso a la Argentina entre los cuatro primeros puestos a nivel internacional. Sus hijos son el legado vivo de la filosofía que el taekwondo esparce sobre el cuerpo y la mente de los deportistas. Una disciplina milenaria con historia donde prevalece la constancia, la perseverancia y la tenacidad. Meucci explica que siempre tuvo apoyo de su familia. Su carrera dentro de la disciplina comenzó en 1982 y hasta la actualidad se desempeña interrumpidamente en la actividad, la cual representa sus valores dentro de la sociedad. El entrenador, reconoce al arte marcial como formador de la mente y el espíritu. Es una forma de vida, siempre traté de inculcárselo a mis hijos, admitió.