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Marginalidad como marco poético

En el 10 Festival de Teatro de Rafaela, dentro de una cuidada y diversa programación, se presentaron “Pajarito”, de Oscar Navarro Correa, por Grupo El Enko, compañía teatral mendocina que dirige Juan Comotti, y “Tebas Land”, del uruguayo radicado en París Sergio Blanco.

Con una programación que una vez más deja entrever que los aciertos siempre están ligados con el conocimiento y la idoneidad, pero también con la búsqueda de objetivos que consideren como fundantes la diversidad poético-estética e ideológica, la décima edición del Festival de Teatro de Rafaela (FTR), que finalizó ayer por la noche luego de seis fructíferas jornadas con más de setentas funciones y siete subsedes, contó en su programación con una serie de propuestas que habilitan una multiplicidad de lecturas tanto por sus aproximaciones como por sus distanciamientos.
Los contrastes y las contradicciones del poder, la opresión y la ignominia aparecieron reflejados en dos espectáculos que, contrapuestos, trabajan sobre un imaginario común: el de la marginalidad, esa que la clase media dominante y la más enriquecida dejan afuera de sus posibles alcances de análisis o consideración, y por lo general, el teatro también.
Se trata de Pajarito, de Oscar Navarro Correa, por Grupo El Enko, compañía teatral mendocina que dirige Juan Comotti, y Tebas Land, del uruguayo radicado en París Sergio Blanco, por el grupo Complot de la ciudad de Montevideo, dos propuestas que logran poner en tensión elementos que, provenientes de texturas poéticas contrapuestas, abrevan en un mismo objetivo: la necesidad de manifestar eso que, como lógica de poder, deja afuera, desclasa, disecciona a determinados sectores o actores de la sociedad contemporánea.
Si por un lado Comotti y su talentoso equipo se valen de un hiperrealismo dotado de una verdad y una elocuencia inusual para contar la historia de un grupo de personajes marginales (en parte, una familia) en una villa actual de la periferia mendocina, donde se cruzan el delito, la droga y la homosexualidad pero desde un lugar nunca antes abordado por la escena nacional, siempre atada a mostrar el lado quizás más “bello” en relación con las problemáticas de género y diversidad sexual, por el otro, Blanco, que como pocos creadores entiende que los clásicos, precisamente por esa condición, deben resonar en un presente real y concreto, toma como tema de su obra el parricidio, y escribe, inspirándose en el mito de Edipo, en la vida del santo europeo del siglo IV San Martín y en un “supuesto” expediente jurídico creado por el propio autor a través del cual se abordan los entretelones de un potencial juicio, la historia de un joven que mató a su padre y que tiene una serie de encuentros con el autor de lo que será una futura obra teatral (un alter ego en escena del propio Blanco) que está dispuesto a hablar del parricidio pero desde un lugar de absoluta verdad.
Con caminos, recorridos y resoluciones estéticas claramente opuestas, uno, Pajarito, con su condición de espectáculo cutre y desolador, y el otro, Tebas Land, frente a su pulcritud, distanciamiento y utilización de tecnología, ambos trabajos regresan al realismo con resultados muy interesantes, y del mismo modo que se plantean nuevos límites para la representación admiten marcos ficcionales que resultan de correr esos límites de las situaciones más tradicionales que suelen verse en el teatro.
En Pajarito, Juan Comotti, que ya había dado pruebas de su interés por poner a la luz temáticas vinculadas con la marginalidad en su recordada versión de Llanto de perro, de Andrés Binetti, se vale ahora de un texto c, discípulo mendocino de Binetti, quien encuentra su poética en la pobreza y en los desclazados, y si bien utiliza un lenguaje crudo y real, no deja de lado la poesía para hablar del amor en ese mismo contexto, con Pajarito enamorado de un protegido de su hermano que intenta escapar de la policía y con el que se termina vinculando, más allá de la intimidad que entablan, por su intrínseca condición de lúmpenes.
Algo similar, aunque desde un lugar completamente diferente, pasa con Tebas Land, donde, en medio de las charlas en la cárcel-escenario entre el autor, el parricida (algo así como un Edipo contemporáneo) y el actor que finalmente lo representará en escena (ambos personajes recreador por el mismo actor mediante un ingenioso formato), surgen el amor y el deseo para terminar humanizando un vínculo que, finalmente y más allá de la tragedia que se describe, debe regresar a la poesía para concretar sus objetivos.
La hora de los libros

El jueves último, en la Biblioteca Sarmiento del Centro de Empleados de Comercio de Rafaela y en el marco de una nutrida mesa integrada por periodistas y críticos teatrales de diferentes puntos del país, se presentaron el diccionario Pequeñas biografías argentinas. Protagonistas del espectáculo desde la Colonia hasta el siglo XXI, de Héctor Puyo, quien en la actualidad se desempeña en la agencia de noticias Télam; Teatro en el borde. La ruptura de los verosímiles, de la crítica e investigadora Mónica Berman, y II Inventario del Teatro Independiente de Santa Fe, del crítico teatral Roberto Schneider y la investigadora y gestora cultural Verónica Bucci.
Pequeñas biografías argentinas (Ediciones Fabro, Buenos Aires), escrito por el periodista y crítico porteño Héctor Puyo, reúne alrededor de cuatro mil fichas biográficas de diferentes artistas argentinos, un trabajo que llevó años de relevamientos y que el mismo Puyo confesó que arrancó casi en paralelo con su interés por el periodismo cultural en los comienzos de su carrera. Con datos comprobables y sin atisbos sensacionalistas, los dos volúmenes definen un vasto recorrido por diversos personajes del teatro, el cine, el tango, la radio, la televisión, el folclore y la danza, entre otras disciplinas, “y son datos que, en su mayoría, no están en internet, porque se trata, en gran parte, de artistas que si bien tuvieron un recorrido importante, lamentablemente, no figuran entre los grandes nombres del espectáculo argentino”, refirió Puyo.
El borde puede ser la antesala del abismo, el borde es el límite, quizás, lo concreto del límite, el final del recorrido, el comienzo de otra cosa. En ese borde es donde mira y revisa el teatro la semióloga, investigadora y crítica teatral porteña Mónica Berman en Teatro en el borde. La ruptura de los verosímiles, un libro con tono de tesis, que desarrolla y profundiza acerca de los alcances del análisis crítico, por suerte “desatado” de las contingencias mediáticas, y “atado” a un profundo sentido de la profesión, revelando una clara y coherente honestidad intelectual.
Finalmente, para definir, en parte, II Inventario del Teatro Independiente de Santa Fe, libro que lleva la firma de Roberto Schneider y Verónica Bucci, vale tomar en parte las palabras del prólogo de la dramaturga y directora santafesina Norma Cabrera, cuando sostiene que el libro es “una pequeña joya, una rareza”.
La publicación de este segundo “Inventario” editado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL), donde se transcribe lo acontecido en dos jornadas llevadas a cabo en el Foro Cultural de la UNL en junio de 2013 con la participación de teatristas de diversas generaciones, es un libro que, en ciernes, se vuelve un texto teatral, lleno de humor, por momentos tragicómico y también reflexivo, en el que el referido grupo de creadores desanda su camino en una especie de aquí y ahora continuo, algo que el texto busca reflejar hasta en los más mínimos detalles, logrando claramente su valioso objetivo.

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