Mano derecha del intendente Pablo Javkin, el presidente del partido Creo, Mariano Roca, será uno de los articuladores del gran espacio opositor que se prepara para dar batalla al PJ en 2023. Ese frente de frentes del que podrían participar, además de Creo, el radicalismo, el PRO, el socialismo, el PDP y la Coalición Cívica. El dirigente rosarino imagina un proceso de negociación “sin ninguna hegemonía y, por ende, sin que las posiciones de un partido excluyan las de otro”. Descarta la necesidad de bajar banderas para sintetizar un programa de gobierno, pero reconoce que “los acuerdos siempre tienen límites, y esos límites están definidos por hasta dónde estás dispuesto a ceder”.
—¿Cómo se prepara el partido para el armado del llamado de frente de frentes para pelear la gobernación en 2023?
—Nosotros estamos dispuestos a conformar un espacio que defienda los intereses de Santa Fe, de los santafesinos, y que tenga un acuerdo programático previo al armado electoral. Así que, en función de eso, como es público, nos estamos sentando con otros partidos, para conversar acerca de esas cuestiones. Hemos firmado hace poco un comunicado, junto con otros partidos, acerca del aumento de las retenciones, y esa es una de las cuestiones; obviamente hay muchas más, pero un poco ese es el camino.
—Ese comunicado, ¿quiénes lo firmaron?
—Ese comunicado lo firmamos con la UCR, el PRO, el PDP, con la Coalición Cívica, y ningún partido más.
—Falta el socialismo ahí, ¿no?
—No es una cuestión de quién falte y quién no falte. Nosotros somos respetuosos de los tiempos de otros partidos y cada uno tendrá sus tiempos para procesar sus propias discusiones.
—Lo más complejo parece ser la incorporación del socialismo y la convivencia con el PRO. ¿Cómo lo ve?
—Respecto al socialismo, es un proceso que tiene que ver con sus tiempos, y no corresponde que yo opine sobre eso. Así como no corresponde que ellos opinen sobre los procesos de mi partido. Con respecto al PRO, te diría que no es lo mismo un proceso que conduzca el PRO a un proceso más horizontal, donde no hay un partido que tenga una ideología determinada que lo conduzca. En Santa Fe, nosotros estamos en condiciones de que se dé ese proceso, sin ninguna hegemonía y, por ende, sin que las posiciones de un partido excluyan las de otro. Por eso hemos decidido sentarnos a esta mesa, con esa precondición política.
—Es decir, que, con esa precondición, ¿cada sector o cada partido tendría que “bajar alguna bandera” para que finalmente se consolide el frente?
—No creo que nadie baje sus banderas, por lo menos nosotros no. Sí acordar. Obviamente, los acuerdos siempre tienen límites, y esos límites están definidos por hasta dónde estás dispuesto a ceder.
—También el límite puede ser consensuar una cantidad de temas, que pueden ser los más importantes, y dejar los temas donde hay más diferencias en un segundo plano; ¿eso puede ser o tiene que haber acuerdo en todo?
—Nunca hay acuerdo en todo. En ningún frente. Mirá lo que le está pasando al gobierno nacional. El acuerdo total impulsa los totalitarismos y no los consensos. Y en una democracia, para mi modo de ver, tienen que primar los consensos.
—Dirigentes del radicalismo, sobre este mismo tema, decían que a veces ampliar mucho la convocatoria implica también, después, dificultades en la gestión.
—Es una lectura correcta, y por eso impulsamos un acuerdo programático previo, para evitar ese tipo de cuestiones.
—Esa discusión programática ¿ya está diseñada?, ¿hay algún bosquejo de cómo sería o hay que definirlo todavía?
—Entiendo que hay que definirlo. Yo lo divido en dos partes: por un lado, la discusión programática formal, es decir sentarse en una mesa y decir «estamos de acuerdo en a,b,c,d y no estamos de acuerdo con z y con x». Y después lo informal, que se da de hecho. Por ejemplo, el espacio nuestro convocó el otro día al Foro por la Reconstrucción, en donde convocamos no solamente a fuerzas de la sociedad, productivas, económicas y sociales, sino también políticas. Bueno, eso es una forma de empezar a acordar o a expresar visiones acerca de los distintos temas.
—¿Y qué tiempos hay para alcanzar un acuerdo programático?
—Los tiempos para acordar visiones y propuestas son hasta último momento. En eso nosotros no vamos a poner un plazo perentorio.
—¿Cómo está la relación con el socialismo? Llamó la atención la ausencia en la convocatoria que mencionó recién.
—Hay dos planos de lectura. Uno tiene que ver con cómo es vista o analizada la relación entre un partido y otro en función de si tal actor político va a o no va, o se saca una foto o no se saca una foto. Ese es un plano del análisis que es válido, pero no absoluto. Hay otro plano, que es absolutamente insoslayable, nosotros en Rosario cogobernamos con el socialismo. El secretario de Salud es socialista, el nuevo secretario de Ambiente es socialista, y son dos secretarías importantísimas de la ciudad, y hay un montón de funcionarios socialistas. Por eso me parece que hay que ver la totalidad de la relación. De todas maneras, en esa reunión estuvo el secretario de Salud (Leonardo) Caruana, estuvo el intendente de VGG, (Alberto) Ricci. Si uno va a analizar por la foto el análisis es que el socialismo estuvo, porque estuvieron esos dos integrantes. Otro dirigente no estuvo y no estuvo, por eso digo que las fotos o los momentos puntuales tienden a confundir, hay que ver los procesos completos.
—¿Cómo fue la trastienda de la participación del intendente Pablo Javkin de esa reunión que se presentó como antigrieta, en la casa del ex gobernador salteño (Juan Manuel) Urtubey?
—La trastienda no la conozco. Pero mi opinión es que se toma como un hecho anormal algo que debería ser normal. Son todas personas que tienen responsabilidades de gobierno, de distintos partidos, que se juntan a conversar. A mí me parece que la grieta le ha hecho tanto daño a este país que se ve como anormal un hecho que debería ser usual. Y que tiene que ver con que dirigentes de distintos partidos, que probablemente nunca estén juntos electoralmente, se sienten a conversar de forma natural, aunque no acuerden totalmente.
—Lo que pasa es que ese tipo de fotos siempre invita a todo tipo de lecturas, sobre todo electorales.
—Sí, pero esa foto ocurrió a un año electoral de cualquier elección, y la especulación electoral en cualquier momento es como demasiado. Si no, no podría existir la convivencia política.