Roberto Mario Segovia, el comerciante rosarino de 46 años bautizado el Rey de la Efedrina, podría sumar nuevos cargos por tráfico de armas y fabricación de explosivos mientras purga una condena a 16 años por el tráfico de 300 kilos de esa sustancia en el penal de Ezeiza. La subsecretaria de Investigación Criminal y Cooperación Judicial del Ministerio de Seguridad de la Nación, Valentina Novick, señaló este miércoles que en los últimos años «Segovia armó un comercio ilícito de armas y elementos para explosivos, en complicidad con familiares, y que la materia prima para la fabricación de las armas era importada desde países como Canadá y China».
La funcionaria del gabinete de Sabina Frederic expuso en declaraciones radiales que la investigación lleva cinco años; inició en 2016 en el aeropuerto de Paraguay, donde se interceptó material destinado a armar armamento y explosivos. «Se logró constatar a través de intercepciones telefónicas, seguimientos y tareas investigativas la compra consuetudinaria de material para armar armas y explosivos para vender particularmente en Rosario. El organizador es Segovia, desde la cárcel, en vinculación con su hijo (por Matías). Hay evidencia de comercialización de esas armas en Rosario”, señaló Novick.
El Rey de la Efedrina recargado: quedó en la mira por fabricar explosivos y traficar armas
La funcionaria habló de una investigación impecable de la Policía Federal. Y de “la necesidad de controlar la proliferación de armamento y municiones que hay en Rosario y generan niveles de violencia”, según le dijo a LT8.
De acuerdo con la investigación, uno de los portales internacionales donde Segovia hizo la compra interceptada en la ciudad de Luque, Paraguay, en 2016 es SecureSearch INC, un sitio de venta de explosivos y parafernalia armamentística “no accesibles para el público general”.
Los pesquisas federales determinaron que la compra de esos explosivos se gestionaron con esa firma canadiense tras un intercambio de mails en el que se utilizaron direcciones oficiales del gobierno de Formosa que pertenecían a dos empleados municipales ajenos a la maniobra.
“Hay intercambios internacionales, desde Canadá, China y de material para armar fusiles, AK47 y AR15”, confirmó Novick sobre el tipo de gestiones que mantenía Segovia y su entorno con este tipo de empresas. Parte de esas presunciones se condicen con lo incautado en los 12 allanamientos de este martes, la mayoría en Rosario y alrededores, otros en Capital Federal y en Misiones.
Según las fuentes, uno de los detenidos es Matías, hijo de Mario Segovia y otro es Hernán, un hermano, quien está sospechado en la pesquisa de ser el financista de la organización criminal.
La aprehensión de ambas personas, quienes se encontraban en la Ciudad de Buenos Aires (Caba) para visitar al propio Mario Segovia en el Penal Federal de Ezeiza, se produjo en el barrio de San Cristóbal, donde una vez detenidos, se les secuestraron 4 teléfonos celulares y el vehículo en el que se trasladaban, un Peugeot 308, aportaron las fuentes.
Los otros apresados fueron Gonzalo Rodrigo Ortega –cuñado de Segovia–, Miguel Ángel Morel y Ezequiel Hernán Bergara y están sindicados como colaboradores de la organización.
También inspeccionaron la celda del propio Rey de la Efedrina, donde las fuerzas de seguridad le secuestraron distintos aparatos de comunicación, entre ellos una tablet desde donde se presume enviaba los mails para poder coordinar las compras y envíos de las armas y explosivos.
En cuanto a los procedimientos que se hicieron en Rosario –que incluyó la histórica casa que supo habitar Segovia en Álvarez Condarco al 400 bis, de barrio Fisherton– y alrededores, los efectivos federales detuvieron a tres personas luego de secuestrarles una gran cantidad de armas de fuegos, explosivos, municiones, teléfonos celulares, planos de diseño de armas y distintos manuales de uso.
Según las fuentes, además de las armas y municiones había manuales explicativos para la preparación de bombas y chalecos antibalas.
Para Novick, el interés de Segovia en este tipo de armamento no era un mero fetiche. “Estas armas estaban destinadas a comerciarse, para vender en el mercado, un negocio ilícito”, señaló.