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Martín Becerra: «Al igual que las apuestas online, Milei ofrece rentabilidad inmediata»

El docente e investigador especializado en políticas de comunicación pasó por el Congreso Internacional de la Democracia que se hizo esta semana la Facultad de Ciencia Política y en una entrevista con este medio compartió su mirada sobre la forma de comunicarse del gobierno nacional

Por Candela Ramírez

En el marco de la última edición del Congreso Internacional de la Democracia, que se celebró esta semana en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, estuvo presente el investigador del Conicet y docente universitario Martín Becerra.

Desde el lunes hasta el jueves se llevó adelante en la Siberia el XVI Congreso Nacional y IX Internacional sobre Democracia, bajo el lema “Las crisis perpetuas de la democracia. De la perplejidad a la comprensión”. El miércoles por la tarde, Becerra (docente de la UBA y la UNQ- Universidad Nacional de Quilmes) estuvo en una mesa titulada: la comunicación en crisis: otro golpe a nuestra democracia, Las políticas de comunicación en la era Milei.

El especialista en medios de comunicación e industrias culturales habló con El Ciudadano sobre los principales rasgos de las políticas comunicacionales del gobierno

—¿Cuáles te parece que son los principales aspectos de las políticas de comunicación de Milei? pensando también en el Milei candidato y el Milei presidente

—Por un lado, él tiene una comunicación política bastante diferente a la de presidentes anteriores que siempre quisieron armar un ecosistema de medios afines o periodistas afines. En el caso de Milei tiene una estrategia muy copiada de Trump y de Bolsonaro de enfrentamiento, por lo menos enfrentamientos retóricos, con la mayoría de los medios de comunicación y de denuncias y ataques a periodistas, ataques personales. Incluso, contra periodistas que en algunos casos son oficialistas o dueños de medios como puede ser Julio Saguier de La Nación que sostienen espacios propagandísticos a favor del gobierno y sin embargo este tipo los ataca públicamente. 

Esa decisión de no querer agradar, en términos de comunicación política, es novedosa. Y buena parte del estamento periodístico, reconocido o más o menos notorio, está aturdido por esta decisión o estrategia que tiene Milei.

En cuanto a política de comunicación, que ya tiene que ver más con la estructura de la propiedad de los medios, lo que vemos es que ha desguazado a los medios públicos. Restándole federalismo, que es verdad que no es algo por lo que la Argentina se caracterizara antes. En esto Milei avanza sobre campo abonado por muchos problemas que se arrastran históricamente.

Entonces, tenemos desguace de medios estatales y públicos. Además, un recorte dramático de la publicidad oficial que es uno de los vínculos económicos que el Estado tiene con las empresas periodísticas. Es una disminución dramática. El gobierno habla de eliminación pero no es eliminación porque canalizan publicidad oficial a través de YPF y de empresas que gestiona el gobierno. Pero en cuanto a montos sí hay una disminución grande.

Y en un contexto en el que la economía de los medios está golpeadísima entonces se le resta uno de los aportes más o menos sistemáticos que tenía el sistema de medios. 

Luego tenemos un enfrentamiento cada vez más abierto con el Grupo Clarín. Esto del anuncio que hizo Adorni de la eliminación de la exención de IVA para empresas periodísticas, por supuesto golpea a todos, pero a Clarín también.

Y más allá de que es una medida tributaria y tiene que pasar por Congreso, ese anuncio lo hace Adorni en una misma conferencia donde dice que Telecom, de Clarín, y Telefónica le deben al fondo de servicio universal 3.000 millones de pesos, que van a ver cuáles son las condiciones de competitividad del mercado de telecomunicaciones porque le parece que puede haber abuso de posición dominante, que la hay. Pero ahí hay una decisión de avanzar en particular contra el Grupo Clarín. Como el ataque a la hija de Bonell, eso ya es un poco el estilo sacado de este hombre. Pero más allá de su estilo, me interesa separar por lo menos en un análisis aquello que es estructural de lo que es el estilo. Es un estilo eufórico, sí, pero independientemente de su estilo hay novedades.

Y esas novedades evidentemente alteran la forma en que se estructuraba la comunicación en los medios y las comunicaciones en el país. Hay que tomar nota de los guiños constantes hacia Elon Musk y hacia plataformas digitales en general.

De la poquísima publicidad oficial que han hecho, los principales beneficiarios son Google y las redes de Meta. No son medios. O sea, hay una reorientación de lo que es importante en términos de comunicación y qué no, respecto de todos los gobiernos anteriores incluso de gobiernos muy diferentes entre sí.

—¿Se rompen un poco los manuales?

—Sí. Pienso que hay que repensar mucho. Hay novedades que son estructurales y otras que también son estilísticas, no le quito valor a este aspecto porque además parte de las percepciones que construimos como ciudadanas y ciudadanos tienen que ver también con los estilos. Porque además los estilos habilitan: si yo desde la Presidencia de la Nación insulto a una catarata de soretes todos los días sobre todo el mundo que piensa distinto es evidente que eso permea en la convivencia cotidiana, “me me tocaste una luz cuando estoy manejando, me bajo y nos agarramos…“. Quiero decir: altera la convivencia, no digo que no, pero un poco por mi mirada, miro más un poco la cosa estructural.

Y sí, hay novedades que están fuera del manual. Hay que readaptarse. 

—Milei encontró una forma muy eficaz de comunicarse con su electorado, con la población en general, ¿cómo te parece que se puede construir una comunicación eficaz con otro contenido? Con una narrativa contraria, si se quiere, o construida desde quienes piensan diferente

—De lo que te voy a decir no estoy seguro, quiero decir que lo voy pensando, es una pregunta abierta que tengo. Para mí, la respuesta corta sería que es muy difícil armar una contra narrativa o una narrativa alternativa porque la ultraderecha capitaliza la desinhibición. Y eso sí que no es nuevo sino de la ultraderecha de los años 30 del siglo pasado y ocurre acá y en todos lados. 

La lógica de convivencia democrática es una lógica de inhibición de los peores instintos. En cambio estos tipos desatan los peores instintos. Es fácil desatar los peores instintos porque lo que tenés que hacer es romper lo que en la psicología llaman el superyo. Romper las barreras de contención de lo que, por momentos, querés acogotar a alguien pero no lo vas a hacer porque media el proceso civilizatorio de alguna forma. 

Entonces es una tarea gigantesca que tiene, vamos a llamarle, el campo democrático o el campo que no es de ultraderecha. Cómo generar la conciencia de que es significativo no matarse unos a otros. Que eso tiene valor, que tenés que aguantarte las ganas de romperle la cabeza a una persona que suponés que te hizo daño, que además ni siquiera estás totalmente segura de que te hizo daño.

Lo que sí es nuevo con la ultraderecha es esa cosa desinhibida que hasta hace treinta años tenía mediaciones institucionales, las redes sociodigitales las eliminan porque es todo personalizado. Es el filtro burbuja, sos vos. Entonces si yo siento que tengo que romperle la computadora por la cabeza a alguien, se la rompo, ¿por qué no?

Es poco optimista pero es lo que pienso…

—¿Tenés referenciado algún lugar donde digas: acá están haciendo algo en ese sentido?

—Me parece que tenemos que aprender de la experiencia de brasileña. Lo que pasa es que en Brasil lograron derrotar electoralmente al bolsonarismo con Lula. O sea, es una configuración peculiar. Esto es si lo medimos solo por la cuestión electoral, porque en realidad esto va mucho más allá de lo electoral porque el bolsonarismo en Brasil está vivo aunque perdieron la elección presidencial.

—Hay palabras que parecen haber perdido efecto, como democracia o fascismo

—Sí, perdieron sentido. Por eso, ¿por qué son significativas para mi que soy repositor de supermercado o delivery de Rappi? 

Porque finalmente la pregunta sería: ¿qué gano yo moderando este hartazgo con todo lo que molesta, que muchas son muchas cosas? ¿por qué debería ser una construcción paciente, colaborativa? ¿Por qué tendría que creer en la solidaridad con los demás o de los demás hacia mí? ¿Qué gano yo ahí?

Al igual que las apuestas online, Milei ofrece rentabilidad inmediata, la satisfacción o la canalización inmediata de tu bronca. Lo que nosotros ofrecemos desde el campo democrático, siempre es una cosa de largo plazo. Y mientras tanto se te va la vida.

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