El intendente de Quilmes, Martiniano Molina, dijo que escuchó mal la pregunta que le hicieron sobre el Pozo de Quilmes, en las vísperas del 40 aniversario del golpe de Estado, y aseguró que por eso respondió sobre el plan de bacheo de su gestión.
«Interpreto mal porque escucho mal, me hablaba muy bajo y yo estaba con muchos periodistas», afirmó el jefe comunal elegido por Cambiemos, y agregó: «Cuando habla del pozo, en Quilmes había tantos pozos, que había pozos a los que se les cantaba el cumpleaños y yo pensé que se refería a eso».
Ayer se difundió una entrevista radial a propósito del 40° aniversario del golpe cívico militar, en la que un periodista lo consultó sobre la posibilidad de que el Pozo de Quilmes, un centro clandestino de detención en la última dictadura, fuera transformado en un Museo de la Memoria y Molina aludió a la problemática relacionada con «cuestiones que tienen que ver con los servicios, el bacheo, las luminarias, todo lo que tienen que ver con la obra pública».
«Viví a cinco cuadras del Pozo, sé completamente qué es, mis viejos fueron militantes en esa época. A mí me pusieron Martiniano por Martiniano Martínez, líder de la resistencia (peronista)», aclaró el intendente local, que anticipó que el bloque Cambiemos «acompañará el proyecto para que se convierta en Museo de la Memoria», elaborado por el Frente para la Victoria.
Por su parte, Carlos Cafanel, el periodista que le formuló la pregunta al intendente, aseguró que no es posible que no lo haya escuchado, porque se encontraba parado a su lado, y agregó que «es doloroso que en una fecha tan importante no sepa lo que es el Pozo de Quilmes».
Pese al furcio del intendente, el cronista definió a Molina como «un buen tipo que tiene buenas intenciones», aunque lamentó su desconocimiento sobre lo ocurrido en su distrito durante la última dictadura militar, al tiempo que explicó que la escena generó estupor entre sus colegas presentes: «Con los colegas nos mirábamos y no entendíamos nada porque no estaba respondiendo lo que le pregunté».
El Pozo de Quilmes, ubicado en Allison Bell y Garibaldi, donde actualmente funciona la Brigada de Investigaciones, funcionó como centro clandestino de detención y maternidad clandestina entre agosto de 1975 y enero de 1979.
Fue uno de los centros que integró el tristemente célebre «Circuito Camps» (por el nombre del jefe policial bonaerense de la dictadura) que operó en la provincia de Buenos Aires y por los juicios por delitos de lesa humanidad pudo comprobarse que por allí pasaron también prisioneros extranjeros que fueron víctimas del Plan Cóndor.
Testimonios judiciales denunciaron allí la presencia del cura torturador Christian Von Wernich y del médico policial Antonio Bergés, ambos condenados a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad.