A Gerardo Martino no lo pone cómodo el tema mediático, pero tampoco anda con vueltas. A pesar de su respeto hacia la prensa, el técnico no se mueve con soltura cuando le toca enfrentar los micrófonos, aunque a la hora de dar definiciones la claridad de sus conceptos es el denominador común y por eso no sorprendió cuando definió a Boca. “Vamos a enfrentar al mejor equipo de Argentina”, dijo.
—¿Cómo se preparan para este partido tan especial ante Boca?
—Tenemos las mismas sensaciones que las semanas anteriores, sabiendo que vamos a enfrentar al mejor equipo de Argentina, al último campeón. La forma de trabajo no cambia, lo que nos genera mayor expectativa es tener enfrente un nuevo desafío ante un rival importante.
—¿Boca es el mejor equipo de Argentina o el más sólido?
—Ponéle el nombre que quieras, para mi es el mejor equipo, el que ganó in-victo un campeonato, el que hace treinta y pico de partidos que no pierde (NdeR: 31 por el torneo local). Es el mejor equipo de Argentina y contra ese nos toca jugar.
—¿Ayuda en algo el clima enrarecido que se vive en Boca?
—Yo no tengo que opinar respecto de las situaciones de Boca, a mi me corresponde ver qué puede hacer Newell’s y cómo podemos sacar adelante el partido. No retroceder en nuestro juego, seguir creciendo. Me corresponde hasta ahí.
—¿Creés que la perdida de Pablo Pérez se puede sentir?
—Nosotros tenemos una ausencia muy importante, tenemos la obligación de reemplazarlo y tenemos los sustitutos adecuados para eso. Pero el buen rendimiento o no del equipo no va a ser por la ausencia de Pablo o por la presentación de su reemplazo; será una cuestión del equipo.
—¿No probaste demasiado y apostaste por Juan Domínguez en lugar de Pérez?
—(Sonríe) Para qué voy a probar yo si ustedes (por los periodistas) probaron toda la semana. Me parece bien que hayan probado tantas variantes, serían buenos técnicos.
—Vos mismo dijiste que tenías varias opciones, estaban Domínguez, Kichu Díaz, Hernán Villaba…
—Ya sé, las leí y las escuché a todas. Estuve muy atento a los equipos que proponían.
—¿Qué le puede aportar Domínguez al equipo?
—Ustedes (otra vez referencia a la prensa) saben cuáles eran las alternativas cuando vino Juan (Domínguez), qué pensábamos de su llegada. Nosotros lo trajimos convencido y sabemos que va a ser un muy buen aporte para Newell’s.
—¿Cuál es la mayor virtud de Boca?
—Aparte de una enorme solidez defensiva, tiene dos delanteros que con espacios son muy peligrosos, volantes que trabajan mucho y un organizador que es lo mejor que tienen. Intentaremos ver de que manera podemos hacer menos sólido ese bloque defensivo, que el organizador no juegue y quitarles espacios a los delanteros. Son muchos puntos sobre los que hay que trabajar y hay que hacer un partido muy sólido para sacarlo adelante.
—¿Si se neutraliza a Riquelme se empieza a ganar la batalla?
—Cuanto menos participación tenga Riquelme, cuanto menos despegue tengan Rivero o Erviti, cuanto menos incidencia tenga en ofensiva Clemente Rodríguez, será mejor para nosotros. Pero es cierto que necesitamos neutralizarlos desde el arranque.
—¿En qué punto todavía está en deuda tu equipo?
—Sobre todo tener mayor continuidad en el juego, en los dos partidos que jugamos hemos tenido algunos baches importantes, que como estamos muy sólidos defensivamente no nos han hecho daño. Y hay una cierta dosis de contundencia que necesitamos para que los partidos no se compliquen.
—¿Sentís algo especial al volver a la Bombonera?
—Tengo recuerdos buenos y recuerdos malos. Pero son números que a ustedes (por la prensa) le sirve, pero no te hacen ganar o perder un partido. Además todos se acuerdan de un domingo, pero no dicen nada de lo que pasó al domingo siguiente (en clara referencia a los dos goles que anotó en la Boca por la Liguilla del 86 y la posterior derrota en el Parque 4-1).
—No podés negar que en esa cancha tuviste la mayor alegría de tu carrera…
—Tuve una alegría grande ahí, pero en este caso yo ahora dirijo, ya no juego. Pero no necesito jugar con Boca para acordarme de que gané un campeonato, pongo un video en mi casa y me acuerdo.
—¿Sufrís más de lo normal a la hora de dirigir?
—Más de lo que debería. Estoy lejos de disfrutarlo. Obviamente acá hay un componente de sentimiento que es innegable, pero también me pasaba en la selección de Paraguay. A veces me da un poco de pudor ver imágenes y verme tan tonto. Pero hay tantas cámaras que es imposible estar pendiente de eso.
—¿No disfrutás los domingos o tampoco el trabajo semanal?
—No se disfruta mucho esto de ser técnico, por ahí disfruto mucho más haciendo otra cosa. Mi objetivo es trabajar, no es modificar el fútbol argentino. No me quejo, pero no lo disfruto.