Desde el mediodía hasta la tarde, la voz de Gerardo Martino recorrió los micrófonos y las pantallas de distintos medios locales y nacionales.
Cómodamente instalado en el lobby del hotel Spa República, consumiendo la espera con vistas al entrenamiento vespertino que luego se desarrollaría enla Villa Marista, el Tata ensayó un profundo análisis sobre lo que pretende del Newell’s que desde el sábado 11 de febrero afrontará el torneo Clausura con el partido frente a Estudiantes enLa Plata.
“La idea de hacer un equipo sólido es un discurso hacia afuera. Para adentro el objetivo es otro. Así nos había pasado con la selección de Paraguay. Nuestra meta era una y la que manifestábamos era otra, más allá de que con el resultado puesto hubo una sensación de conformismo”, expresó Martino.
Y enseguida asumió la realidad de entrenar diariamente a un equipo con una metodología de trabajo distinta a cuando le tocó seleccionar jugadores en Paraguay. “Newell’s no escapa a la realidad del fútbol argentino, pero así y todo nos vamos acomodando, hicimos una muy buena pretemporada y trajimos un buen refuerzo como Víctor López. Por lo tanto tenemos una gran expectativa para lo que viene”, confió el Tata.
El torneo Clausura planteará el objetivo de mejorar ostensiblemente la producción numérica y futbolística de Newell’s con relación al Apertura 2011. Y en su condición de conductor táctico del plantel, Martino es el primero en saberlo. “El paso inicial es reconocer que la situación es delicada, así no lo tendremos que repetir todos los días. Después, el objetivo pasará por hacer 30 puntos y generar un equipo sólido, aunque ese es un discurso hacia fuera. Pero hacia adentro, el objetivo es otro”, insistió el técnico leproso.
Gerado Martino contó que luego de haber acordado su llegada a Newell’s, recibió el llamado telefónico de Marcelo Alberto Bielsa, otro de los máximos ídolos leprosos. “Marcelo me llamó unos días después de firmar”, confió el Tata. “Se dio una situación inevitable por la situación de Newell’s, porque vivo en la ciudad de Rosario y porque no había entrenador. Era inevitable. Pasó de ser un deseo a una realidad. La decisión la tomé en base a lo que deseaba en este momento de mi carrera”, concluyó el entrenador.
