Sorprendidos, aturdidos, incrédulos, destrozados, enojados, desnudos. Así fue como quedamos aquella horrorosa noche de marzo en que te fuiste. ¿Tenía que ser en marzo? No lo sabemos, ninguna explicación ni nos convence ni nos contiene. Lo cierto es que marzo tiene condimentos especiales y vos lo sabés. Mas allá de que los tiempos han cambiado, para muchos es, desde la perspectiva política, “el comienzo del año”. Aunque la pandemia sacudió todas las estructuras hay fenómenos que, adecuados al contexto, son inalterables. Y uno muy importante por el impacto político, social e histórico es el 24 de marzo. Ese día recordamos el desembarco de la dictadura cívico-militar más sangrienta y brutal de Argentina y buena parte de América Latina.
Es un día de recuerdos y de militancia. Y en este 2021, que se cumplen 45 años de aquella tragedia, estabas organizando como siempre el acto aun con pandemia mediante.
Un día cualquiera de febrero nos sorprendiste en plena mudanza a nuestra casa nueva del diario El Ciudadano. Te detuviste sólo unos minutos y nos dijiste: “casi con seguridad no va haber marcha pero si acto”.
También comentaste la dificultad de realizar las reuniones con los distintos organismos de derechos humanos, ya que, en contexto de pandemia “necesitamos un lugar al aire libre”. Mencionamos la posibilidad de solicitar las instalaciones del Sindicato de Prensa Rosario (SPR) posee en Pichincha. Nos despedimos. Te fuiste apurado y nosotros seguimos con nuestras mundanas tareas.
¿Que tiene marzo de particular? Queda dicho; marzo tiene el 24. Y el 24 te tiene (y te tendrá) a vos como el orfebre que construía una pieza única y original todos los años, aunque en esencia siempre sea la misma. Militante todoterreno y de tiempo completo. Experto en tragar sapos que tenía como objetivo alcanzar los más amplios consensos con un objetivo principal: Memoria, Verdad y Justicia.
Tu actividad excede al 24 de marzo, pero, claro está, era el centro de gravedad por el cual desbordabas esfuerzo y creatividad. Hijo de las Madres y Nieto de las Abuelas. No solo un imprescindible, un insustituible. Por esos estamos y nos sentimos desnudos.
¿Tenía que ser en marzo? No lo sé. Lo que si se es que tu partida genera un vacío sin ninguna posibilidad de ser llenado. Nos queda tu ejemplo que ya es legado.
En un amplio conjunto de amigos comunes hay un nombre propio que nos da vuelta la cabeza: Juan Salvo. Será por eso del héroe colectivo. Será por la angustia de no encontrar explicación y necesitar, imperiosamente, un talismán.
Vaya uno a saber. Lo que sí sabemos es que tu nombre ya está grabado a fuego en la historia, en la cotidiana y en la grande, y será un punto referencia ineludible para todas y todos.
Hasta la Victoria Siempre Juan Emilio Basso Feresin. Hasta la Victoria Siempre Juane!
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