Más de 120 países no alcanzarán la meta propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de vacunar con pauta completa a un 70% de su población para mediados de este año, de acuerdo con la proyección realizada por el sitio especializado Our World in Data, que incluye en el listado tanto a las naciones africanas como a Estados Unidos y Rusia, que no logran un despegue de sus campañas contra el Covid-19 pese a ser productores de inmunizantes.
Hasta ahora los objetivos trazados por la agencia sanitaria de la ONU durante la pandemia no se cumplieron: 98 países no llegaron a inocular al 40% de sus habitantes para fines de 2021 y Covax, el mecanismo multilateral destinado a la distribución equitativa de fármacos, entregó hasta el momento poco más de 1.000 millones de dosis, muy lejos de las 2.000 millones propuestas originalmente para el año pasado.
Pese a que ese instrumento aceleró su distribución de vacunas en los últimos tres meses, el sitio Our World in Data, vinculado a la Universidad de Oxford, prevé que tampoco se logrará la próxima meta con 122 países que fallarán en lograr una cobertura del 70% de su población a mitad de 2022, escenario que hace más factible el surgimiento de variantes más contagiosas como ocurrió con Ómicron.
Cerca de la mitad de esos estados están en África, donde solamente el 11,5% de los habitantes recibieron por el momento el esquema completo, según datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) que dan cuenta de la dificultad de conseguir inmunizantes ante el acaparamiento de las naciones más ricas.
Productores de inmunizantes a gran escala como Estados Unidos y Rusia fallarán también en alcanzar el objetivo, de acuerdo a la proyección, al igual que las naciones de Europa del Este, donde sobran dosis pero existe un fuerte movimiento antivacunas y una importante campaña de desinformación.
En Sudamérica solamente Paraguay no llegará a la cifra que ya superaron Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Uruguay, mientras que a nivel latinoamericano las únicas dos naciones que a la fecha alcanzaron la meta son Costa Rica y Cuba, que lo hizo gracias a sus vacunas de desarrollo local Soberana 02, Soberana Plus y Abdala.
«Desde un comienzo los países ricos miraron solamente a sus propias poblaciones y reservaron dosis para ellos mismos. No observaron a su alrededor para entender que lo que se iba a producir no era suficiente y que incluso no podían protegerse ellos mismos sin vacunar al resto porque es un virus que va a multiplicarse y mutar», explicó a Télam Mohga Kamal-Yanni, médica asesora de la red de ONGs People’s Vaccine Alliance.
La experta citó al director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien dijo que «terminar con la pandemia no es una cuestión de azar, sino una cuestión de elección» y agregó: «En mi opinión se refirió a una elección política, que de existir no solo alcanzaremos el 70% de la población vacunada a mediados de este año sino que incluso iremos más allá».
Una de esas grandes decisiones políticas está vinculada a si se mantiene el oligopolio actual que permitió, en palabras de Kamal-Yanni, lograr una «ganancia obscena» a las grandes farmacéuticas o si se avanza con una diversificación de la producción que lleve a una mayor escala y una mejor distribución de los sueros.
«El desarrollo de la vacuna contra la Covid-19 fue extremadamente impresionante, con un progreso científico muy rápido en un período corto para abordar un problema de salud pública apremiante. Esto ha sido posible en gran parte gracias al trabajo colaborativo, el intercambio de descubrimientos científicos y también a una enorme cantidad de fondos públicos», valoró Barbara Mintzes, docente e investigadora de la Universidad de Sidney, en declaraciones a Télam .
«El problema del acceso inadecuado es el resultado de que a las empresas involucradas se les permite obtener enormes ganancias», apuntó.
«Desde una perspectiva de salud pública, los gobiernos reconocieron que no pueden permitir que el mercado decida quién puede y quién no puede pagar para obtener una vacuna. Este principio es tan relevante, si no más, a nivel internacional. Una solución es la licencia obligatoria para que los fabricantes de genéricos en los países de bajos ingresos puedan producir estas vacunas. La otra es una colaboración y apoyo internacional mucho mayor para evitar largas demoras en el acceso», añadió.
Este debate por la exención temporal de los derechos de propiedad intelectual de los tratamientos contra el coronavirus o el impulso de licencias obligatorias está frenado desde octubre de 2020 en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y su directora general, Ngozi Okonjo-Iweala, exhortó la semana pasada a los Estados a moverse «a toda velocidad para tratar de concluir esto» a fines de febrero.
Las decisiones se toman por el consenso de sus 164 miembros, por lo que alcanza la negativa que todavía sostienen principalmente la Unión Europea (UE), el Reino Unido y Suiza, sedes de las grandes farmacéuticas, para bloquear la iniciativa de levantar las patentes que impulsan más de 100 países.
«Lo que se necesita es diversificación, múltiples fuentes de producción en muchos países. La Unión Africana y sus Estados tienen el problema de depender de los productos farmacéuticos de los países ricos y ahora existe el plan de fabricar el 60% de las vacunas localmente para 2040», apuntó Kamal-Yanni.
La especialista planteó así como camino una «regionalización» de la fabricación de fármacos al sostener que «se necesita que grupos de países se unan y financien un centro que puede asistir a todos. No una vacuna argentina, cubana o venezolana, sino una de América Latina donde todos los involucrados tengan una participación».