Unas 2.789 personas sin VIH realizan tratamiento contra este virus a modo de prevención en Argentina (conocido como PrEP) en el subsistema público, según datos presentados en el XX Simposio Científico de Huésped sobre esta estrategia que el investigador estadounidense Raphael Landovitz calificó como «una respuesta a la alta tasa de nuevos contagios que hay en el mundo».
«En 40 años de epidemia de VIH se han logrado increíbles avances en tratamientos y prevención; sin embargo, la cantidad de nuevos casos sigue siendo alta en el mundo; en este contexto surge el tratamiento de prevención como una alternativa», indicó a Télam Landovitz, integrante de la Ronald Reagan UCLA Medical Center.
La prevención o profilaxis pre exposición (PrEP) es una estrategia indicada para personas que no tienen VIH pero están o se perciben en riesgo y consiste en la toma diaria de un tratamiento, aunque en algunos países como Estado Unidos ya está disponible una droga inyectable.
Dada su probada eficacia (más del 99% si se realiza en forma correcta) y que demostró ser segura y efectiva, en 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la implementación de programas de provisión de PrEP en el marco de una estrategia de prevención combinada, «con especial foco en poblaciones clave (hombres cis que tienen sexo con hombres cis, personas trans y trabajadoras y trabajadores sexuales) y otras personas con riesgo sustancial».
Prejuicios que rodean la PrEP
«Existen numerosos prejuicios que rodean la PrEP. El primero es que quien pide esta estrategia es porque es promiscuo; la segunda es que quien toma estas drogas es porque ya tiene VIH, entonces muchas personas no lo quieren hacer porque todavía se estigmatiza a quien tiene el virus», describió el investigador estadounidense.
Y continuó: «El tercer prejuicio tiene que ver con el temor de la toxicidad de tomar pastillas».
A la «promiscuidad» asociada a la PrEP también se refirieron los expositores que compartieron con Landovitz el panel en el Simposio de Huésped, quienes marcaron que «se suele asociar a dejar de usar preservativo», cuando en realidad «pueden ser múltiples los factores que llevan a una persona a elegir esta opción».
«Hace unos días atendimos a un paciente que había tenido una pareja que falleció por VIH y, pese a que él daba negativo, no se sentía seguro en tener relaciones; eso lo llevaba a no poder entablar vínculos. Comenzó con el PrEP y esto se modificó», describió José Barletta, médico infectólogo del Hospital Fernández.
Y añadió que «unos de los temores era que el uso de PrEP aumentara la incidencia de otras enfermedades de transmisión sexual, y hasta el momento eso no pasó, y algunos estudios que se hicieron sobre prevalencia de clamidia y gonorrea en paciente con PrEP demostraron una prevalencia igual a la de la población general».
Para trabajar sobre estos prejuicios Landovitz describió que la estrategia que se está llevando adelante en Estados Unidos es «ofrecer el tratamiento como prevención a toda la población sexualmente activa, más allá de si están en un grupo de riesgo o no».
Ahora bien, más allá de que cualquiera pueda acceder, el especialista señaló que el sistema de salud debería informar sobre esta estrategia especialmente a «las personas que hayan tenido enfermedades bacterianas de transmisión sexual en los últimos seis meses, los usuarios de drogas inyectables, quienes tengan una pareja que tiene VIH y no esté en tratamiento o no estén seguro de si lo está, y las personas con múltiples parejas que no sean consistente en el uso de preservativo».
En Argentina se conformó un grupo de trabajo sobre PrEP en 2018 integrado por equipos técnicos de la entonces Dirección de SIDA y ETS junto a las OPS, Onusida y expertos y miembros de la sociedad civil.
En 2021 comenzó un programa piloto de implementación de prevención combinada (que incluye el PrEp) en siete centros de cuatro provincias y 600 personas se sumaron durante los primeros seis meses.
Tras la aprobación y reglamentación de la nueva Ley de Respuesta Integral al VIH y las ITS en 2022 se expandió la oferta del tratamiento como prevención a nivel nacional y este año se operativizó la cobertura gratuita en el sistema privado y obras sociales, al tiempo que se intensificó en el sistema público.
Según los datos presentados en la charla del Simposio, al 26 de agosto habían iniciado PrEP unas 3.735 personas, de las cuales 2.798 continuaron.
«Las que dejaron puede ser por varios factores: ya no están en riesgo, se mudaron y hay un porcentaje del sistema público que comenzó a recibir la medicación gratuita por su obra social o prepaga y en el sistema figura como que discontinuó», indicó a Télam Barletta.
Y añadió que «en ese sentido, la cantidad de personas que reciben actualmente tratamiento como prevención en el país debe ser mayor pero al no tener datos del sector privado en tiempo real no lo podemos estimar».
Tratamientos disponibles
El tratamiento disponible consiste en la toma de un comprimido diario con el esquema de dos drogas tenofovir y emtricitabine (TDF/FTC).
En la actualidad existe un tratamiento inyectable que se aplica cada dos meses con la droga cabotegravir, de la que Landovitz dirigió dos ensayos clínicos: uno con 4.570 participantes (hombre que tienen sexo con hombres y personas trans) de Argentina, Brasil, Perú, Tailandia, Estados Unidos, Vietnam y Sudáfrica (HPTN 083), y otro con 3.224 mujeres cis de África subsahariana (HPTN 084).
«El estudio se realizó comparando cabotegravir con el tratamiento estándar ofrecido hoy que es TDF/FTC; en ambos casos la eficacia del inyectable fue superior: en el estudio HPTN 083 demostró una reducción del 66% de las infecciones de VIH respecto de TDF/FTC, y en el ensayo HPTN 084 la reducción fue del 89%», repasó el investigador estadounidense.
Entre las ventajas del inyectable, Landovitz señaló que no depende de que el paciente recuerde la toma diaria y que, al administrarse de esa forma, se metaboliza de una manera diferente a la medicación oral que puede traer problemas renales.
Finalmente, especialistas recuerdan que la PrEP se ofrece como parte de una estrategia combinada de prevención; en ese contexto el preservativo sigue siendo una herramienta eficaz que permite la prevención no sólo de VIH sino de muchas otras enfermedades de transmisión sexual.