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Más de 20 policías van a juicio acusados de torturar a un grupo de amigos en las Cuatro Plazas

A cinco años del caso, terminaron las audiencias preliminares y desde la querella piden entre 6 y 12 años de prisión más distintas inhabilitaciones para volver a vestir el uniforme contra las y los agentes por tortura, robo, falsificación de documento e incumplimiento de deberes
comisaria 14

Por Agustín Aranda

Cuando los policías dejaron a Sasha en el patio de la comisaría 14ª en la mañana del 23 de marzo de 2018 ninguno de sus amigos lo reconoció. El chico de 22 años estaba golpeado, desorientado y no tenía sus rastas, que hasta esa madrugada en las Cuatro Plazas de barrio Belgrano le llegaban hasta la cintura. Así lo recuerda una de las denunciantes en la causa donde se investiga a 21 agentes de la fuerza de seguridad santafesina por torturas, robo, falsificación de documentos e incumplimiento de sus deberes. Esta semana, cuando terminaron las audiencias preliminares, la Justicia comenzó a prepararse para un nuevo juicio por violencia institucional en Rosario, luego de sentencia por la desaparición de Franco Casco en el fuero federal, que dejó el caso impune.

Qué pasó en las Cuatro Plazas

Según la querella a cargo de las abogadas Julia Giordano, Gabriela Durruty y el abogado Federico Pagliero de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el 23 de marzo de 2018 a las 4 de la madrugada un grupo de amigos y amigas de entre 21 y 24 años estaban charlando en uno de los bancos de las Cuatro Plazas, ubicadas en Mendoza y Provincias Unidas. Dos, un chico y una chica, fueron hasta un quiosco en una moto a unas pocas cuadras y al volver vieron que un patrullero les seguía con las luces apagadas. Cuando regresaron a la plaza, ella se bajó y él siguió camino por la avenida hasta que dos policías lo alcanzaron, lo tiraron al piso, lo golpearon y lo subieron al patrullero. 

Mientras tanto, otros dos agentes apuntaron a la chica. “¿Dónde tiraste la droga?”, recuerda que le gritaron mientras le apuntaban con un arma reglamentaria y una escopeta antitumulto. Los chicos fueron a pedir una explicación y recibieron más insultos y golpes. Entre el forcejeo y las corridas, Sasha recibió una bala de goma en la pierna izquierda, a metros del jardín de infantes de la escuela San Antonio de Padua. En ese lugar, según compartieron desde la querella, un oficial lo golpeó hasta dejarlo boca abajo y con un cuchillo y la ayuda de otros dos agentes le cortó las rastas durante 5 minutos. “Los policías dijeron que las rastas se le habían enganchado en un árbol y por eso tuvieron que cortárselas cuando, en verdad, lo molieron a golpes”, dijo una de las denunciantes a El Ciudadano.

“Van a aparecer en una zanja”, “A tu novio le vamos a romper el orto”, “Les vamos a poner a cada uno un arma y droga”, son algunas de las frases que recuerda haber escuchado el grupo de amigos mientras los llevaban a la comisaría 14ª en algunos de los 23 móviles policiales que estuvieron esa madrugada en las Cuatro Plazas. 

En la comisaría y después

Los 6 chicos estuvieron esposados uno al otro en el patio de la comisaría, donde había botellas de plástico con pis. A uno lo obligaron a desnudarse. A la chica la dejaron en la cocina, no sin antes insultarla, tomarle fotografías y acusarla de prostituirse. Sasha fue atendido en el Hospital Centenario por los golpes y puesto con los demás en el patio. Pasaron 16 horas en la comisaría 14ª y al salir les faltaban dinero y alguien había cortado una de sus tarjetas de crédito.

Según explicó la denunciante a El Ciudadano, desde ese 23 de marzo el grupo recibió amenazas directas e indirectas de la Policía. “Son oficiales que todavía trabajan en las calles. Incluso sabemos que después de lo que pasó circularon fotos de nosotros en grupos de agentes policiales. Yo no quise volver a pisar una comisaría, incluso cuando tuve que denunciar el robo de un auto”, dijo y de inmediato completó: “La Justicia no está actuando a tiempo. Estamos cansados. Dijeron que vendíamos drogas y nunca estuvimos cerca de eso. Tampoco teníamos droga encima. Ninguno tenía antecedentes. Ese día fuimos a las Cuatro Plazas porque sabíamos que estaba abierto un carrito de hamburguesas”.

Otro de los denunciantes contó a El Ciudadano que desde ese día evita salir en determinados horarios y a diferentes lugares. “Algunas veces cuando veo un patrullero pienso si me van a reconocer y lo que tiene que ser un símbolo de seguridad se vuelve lo contrario. Estamos cansados. A muchos nos paralizó por las torturas que nos dieron”, contó.

A juicio

La abogada querellante de 5 de los 7 jóvenes, Julia Giordano, confirmó que esta semana terminaron las audiencias preliminares y que resta conocer si la Justicia acepta las calificaciones y penas solicitadas, que se diferencian en algunos casos con las pedidas por la Fiscalía, y si da lugar al pedido de prisión preventiva de los y las agentes de la Policía involucrados.

Consultada por el camino judicial recorrido desde marzo de 2018, Giordano explicó que “que no les dieron lugar ni prioridad” y que hubo numerosas audiencias, “olvidos” de citar a determinados policías y vaivenes entre la jueza de primera instancia, Melania Carrara, la Fiscalía General y la Cámara de Apelaciones. “La Justicia no respeta el derecho de las víctimas de tener un juicio en un tiempo sensato. Claramente, no le interesa investigar el accionar ilegal de las fuerzas represivas”, concluyó.

El juicio contará, además de los testimoniales de las personas que denunciaron, la información del GPS de los móviles, registros de las cámaras de videovigilancia de la Municipalidad de Rosario, entre otras pruebas.

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