Más de 250 personas ya murieron en Haití debido al cólera, una enfermedad causada por las aguas servidas y los alimentos que éstas contaminan y que ha llegado a Puerto Príncipe, la capital del país caribeño devastado el 12 de enero pasado por un brutal terremoto.
Sin embargo, según las declaraciones de Thimote citadas por la agencia de noticias Europa Press, la epidemia se está estabilizando ya que el número de decesos en las últimas 24 horas es menor que el dato del día anterior.
En total se han contabilizado 3.015 casos en todo el país, incluida la capital, Puerto Príncipe.
Tres nuevas muertes fueron registradas hoy en Haití y en la capital confirmaron otros cinco casos de la enfermedad, según un informe de las autoridades locales reportado por la agencia de noticias DPA.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCAH) confirmó al canal de televisión CNN los casos de infección de cólera en la capital haitiana.
El dato activó la alarma ante la posibilidad de que la enfermedad se instale entre las miles de personas que aún viven en campos de refugiados, a más de nueve meses del sismo de 7 grados en la escala de Richter que destruyó Puerto Príncipe, que dejó unos 300.000 muertos, 700.000 heridos y pérdidas multimillonarias.
La portavoz de OCAH, Imogen Wall, afirmó que los casos muestran «un desarrollo muy preocupante» de la enfermedad.
«Si la ola de muertes llega a Puerto Príncipe, donde miles de familias viven en campos sin ningún tipo de higiene, será un gran desastre», dijo Estrella Serrano, voluntaria de una organización de ayuda humanitaria.
Se cree que los cinco casos de infección en la capital son de personas que se dirigieron hasta allí para recibir tratamiento, habiendo sido contagiados en el epicentro del brote de la enfermedad, situado en el norte del país.
En Artibonite, una de las provincias más afectadas, ubicada a 80 kilómetros de Puerto Príncipe, han sido atendidas cerca de 3.000 personas con los síntomas: fiebre, vómitos y diarrea.
Cerca de un millón de personas viven aún en campamentos improvisados y sin agua potable asegurada desde que ocurrió uno de los peores terremotos sufridos en Haití, uno de los países más pobres del planeta.
El gobierno declaró el viernes la emergencia sanitaria en todo el territorio nacional e instrumentó medidas de salubridad para evitar la propagación de la enfermedad.
El cólera es una infección intestinal causada por una bacteria que se transmite a través de las aguas servidas o la comida contaminada por ellas.
Es la primera vez en décadas que se produce un brote de esta enfermedad en Haití, algo que ha soprendido a las autoridades sanitarias, sobre todo teniendo en cuenta la gran presencia de personal sanitario que hay ahora en la isla.
Las autoridades sospechan que las copiosas lluvias que se registraron recientemente en el país propiciaron la inundación de las letrinas y arrastraron las aguas servidas al río Artibonite.
Testigos reportaron haber visto a miles de personas en la región de Artibonite mendigando por agua en las calles debido a la prohibición que existe de beber la del río.
A principios de septiembre pasado, la delegación argentina de Médicos del Mundo presentó en Buenos Aires un análisis de la crítica situación haitiana, en el marco del desarrollo de un proyecto de atención primaria de la salud en comunidades campesinas de Leogane, una de las más afectadas por el sismo.
La organización precisó que a siete meses de la catástrofe había aún «más de 600 campamentos con 1 millón y medio de personas sobreviviendo en carpas al aire libre».
El titular de la organización, Gonzalo Basile, caracterizó la situación de Puerto Príncipe como «una ciudad-carpa» donde más de un millón de niños, mujeres y ancianos sobreviven en espacios públicos «con hacinamiento, sin agua, sin saneamiento básico y con basurales a su alrededor».
«La crisis en Haití es un proceso que tiende al empeoramiento y del cual no podemos ser indiferentes», dijo Basile y alertó respecto a la malaria, tuberculosis, fiebre tifoidea, filariosis, Vih-Sida, infecciones respiratorias, diarreas y la malnutrición de casi el 70% de la población.
«Esta crisis se fue de los titulares de los medios de comunicación masiva pero se mantiene en plena vigencia para la población haitiana, que sigue olvidada e indefensa y donde los víctimas más afectadas siempre son los más pobres», apuntó el integrante de Médicos del Mundo.