Parecidas pero diferentes. La situación fiscal de la Nación y de las provincias coinciden en el progresivo desendeudamiento durante los últimos años, pero estas similitudes se desvanecen si se observa la evolución del gasto público. “Puntualmente: los gobernadores tendieron a ser bastante más austeros que los Kirchner”, concluyó de manera tajante un informe de la consultora Federico Muñoz & Asociados (FMyA).
En relación con los puntos de contacto entre la administración central y el consolidado de las subregiones, FMyA identificó la reducción a casi un cuarto desde el máximo de 2002 del ratio de deuda sobre PBI. En ese sentido, la deuda soberana del Estado nacional en poder de tenedores privados se limita hoy a 18 por ciento del producto. A su vez, el pasivo provincial neto de la deuda con el Estado nacional sería de 4 por ciento del PBI.
Las diferencias comienzan a encontrarse al analizar la divergencia en los resultados fiscales tras el abandono de la Convertibilidad. Según recuerda FMyA, el gobierno nacional mantuvo en los primeros años de la era kirchnerista un holgado superávit primario –cercano a 4 por ciento del PBI–, aunque en los últimos años ese excedente se fue contrayendo hasta casi extinguirse. Las provincias, en sentido contrario, registraron un equilibrio fiscal en la primera etapa posconvertibilidad, pero en los últimos tres años la situación fue de claro deterioro. Tanto fue así que una transferencia extraordinaria del gobierno central evitó en 2010 que las provincias cerraran con déficit, una ayuda que volvió a llegar en 2011 con decisiones en torno de los intereses de la deuda del consolidado con la Nación.
Una segunda diferencia entre ambas jurisdicciones se halla en las vías de financiamiento que han utilizado para cubrir sus necesidades. El gobierno nacional se fondeó mediante los recursos de la Ansés y el Banco Central. Desde la estatización de los fondos previsionales en 2008 y a partir de la instrumentación de los Fondos de Desendeudamiento sobre las reservas de la autoridad monetaria, en 2010, las dos entidades fueron los principales prestamistas del gobierno nacional. Sin embargo, las provincias, que no pudieron echar mano a una caja de tal magnitud, debieron procurarse otros mecanismos de financiamiento. “Casi todos los distritos realizaron colocaciones de deuda en el mercado doméstico. Y algunas provincias se animaron a emitir deuda en dólares en los mercados internacionales”, agregó FMyA.
Sin embargo, la diferencia más importante entre la Nación y las provincias es la disímil evolución del gasto público. FMyA puntualizó que “hasta 2008 las series de gasto primario federal y consolidado provincial evolucionaron de forma sincrónica y pareja”. La brecha comenzó a sentirse en los últimos tres años, con una expansión sostenida del gasto nacional y un estancamiento de la expansión en las subregiones. “Las provincias tienden a sacar ventaja en el manejo de las cuentas públicas a partir de una mayor austeridad y de la utilización de fuentes de financiamiento más genuinas”, concluyó el documento económico.