La segunda jornada del juicio oral y público que se sigue contra Hugo Daniel Aranda por el homicidio del repartidor de golosinas Norberto Tirabassi, ocurrido el 14 de octubre de 2009, se desarrolló ayer en los Tribunales provinciales. Luego de escuchar los testimonios de un médico legista, varios policías y algunos testigos presentados por la defensa que intentaron ratificar la coartada del imputado, se culminó con la fase de producción de pruebas y hoy a las 9 se oirán los alegatos de las partes. La sentencia está prevista para el próximo martes.
En la audiencia de ayer, que comenzó puntual, se oyeron ocho testimonios. El primero en exponer durante la mañana fue el médico legista Luis Carlos Alonso, quien estuvo a cargo de la necropsia de Norberto Tirabassi, el repartidor de golosinas que fue herido de muerte el 14 de octubre de 2009 en Hilarión de la Quintana 19 bis, mientras entregaba un pedido.
El médico sostuvo que la bala que mató a Tirabassi le ingresó por el maxilar unos cinco centímetros por debajo del labio inferior y realizó un recorrido hacia arriba, produciendo destrucción de masa encefálica. El profesional refirió que la trayectoria fue de abajo hacia arriba y que, a su entender, la bala se disparó desde un plano inferior a la víctima, lo que demuestra la actitud defensiva del repartidor, quien se tiró hacia atrás “horizontalizando el rostro”. Además, Alonso entendió que el disparo no se realizó desde corta distancia y que le produjo un gravísimo daño encefálico, por lo que la asistencia médica sólo pudo ser paliativa, ya que su muerte era inevitable.
Otro de los testimonios de la mañana fue el del comisario Guillermo Morgans, quien a la fecha del crimen revistaba como jefe la sección Seguridad Personal, repartición que detuvo a Hugo Aranda dos meses después del hecho, en la zona de la cortada Mangrullo.
Morgans explicó que, a raíz de un informe que realizó el juez de Instrucción de la 3ª Nominación, se dispusieron 7 allanamientos, uno de los cuales dio resultado positivo. Debajo de un sillón fue encontrado Aranda, alias Mona.
El fiscal Aníbal Vescovo le preguntó si el joven apresado en esa oportunidad era la persona que estaba en la silla del imputado y Morgans dijo que sí, por lo que la defensa objetó el reconocimiento al sostener que la fiscalía había inducido al policía. La medida fue desechada por el Tribunal, integrado por los jueces Gustavo Salvador (presidente), Carlos Carbone e Ismael Manfrín.
También declaró Marcos R., un joven que trabajaba con Tirabassi en el reparto y que se bajó una cuadra antes del hecho a dejar mercadería en otro local, por lo que no pudo aportar datos de los autores; y el policía David V., que realizó el acta de procedimiento donde se constató, según expresó en el testimonio, el secuestro de un casquillo de bala calibre 22.
Tras un receso que duró hasta las 15, la jornada del juicio se reanudó con cuatro nuevos testimonios. En primer lugar, la defensa llamó a una vecina que vive en la zona del Mangrullo, y dijo que el día del homicidio de Tirabassi Aranda estaba pescando en la isla.
Para justificar su afirmación, la mujer detalló que su casa está ubicada sobre la única calle a través de la cual se puede llegar hasta el río, desde donde parten los pescadores que van a la isla a las “canchas” que están ubicadas frente al frigorífico Swift.
De acuerdo con el relato de la vecina, el lunes 12 de octubre (de 2009) por la mañana vio pasar a Mona hacia el río y añadió que lo vio regresar el viernes siguiente. Por este motivo sostuvo que el miércoles 14 Aranda estaba en la isla.
Al ser consultada por las partes acusadoras acerca de en qué se basaba ella para asegurar que el día del crimen el imputado aún estaba pescando, la mujer dijo que, de haber regresado, era imposible que ella no lo hubiera visto, porque debería haber pasado por la puerta de su casa. Argumento un tanto cuestionable.
Tras concluir este testimonio, y luego de la declaración de la perito de la UR II que estuvo a cargo del relevamiento fotográfico, en cuyas imágenes se puede apreciar una bala intacta en la escena del crimen, fue el turno de otro testigo de la defensa: Jonathan O.
Jonathan dijo ser pescador, y que hace su trabajo en el lugar donde Aranda dijo haber estado el día del hecho. El muchacho expuso que vio la noticia del ataque a Tirabassi por el noticiero y que ese día Mona estaba pescando el la isla. Contó también que había decidido declarar porque se lo había pedido un hermano del imputado, pero dijo conocer a Aranda sólo de vista.
Pero cuando Jonathan quiso especificar la fecha en lo que todo aquello había ocurrido comenzó a balbucear y dijo que le parecía que había sido un 12 de junio. La defensa no se hizo esperar. Estrella Galán tomó la palabra y dijo que “evidentemente” el chico estaba “confundiendo las fechas”.
Pero acto seguido la fiscalía y la querella objetaron su accionar y solicitaron que la letrada no hiciera aclaraciones sobre los dichos del testigo, ya que en todo caso debían “orientarlo con las preguntas” para que se corrigiera a si mismo. Sin embargo, antes de que el juez emitiera dictamen sobre el asunto, Galán expresó: “Que diga 12 de junio o 14 de octubre es lo mismo”.
La última en brindar su testimonio fue María Alejandra S., cuñada de Aranda. Pero, ni bien la mujer entró en la sala de audiencias en calidad de testigo, la querella dijo al tribunal que la mujer había presenciado todo el debate y las exposiciones de otros testigos, e incluso la coartada del imputado. Y era cierto.
La querella se opuso a que la mujer declarara, pero los jueces rechazaron el pedido. Su argumento fue que como el nuevo Código Procesal Penal no entró en vigencia en su totalidad y que por el momento se está aplicando la ley 12.912 (Código de transición), se iba a pasar por alto la situación pero iban a dejar asentado lo ocurrido.
María Alejandra ratificó entonces la versión de Aranda, según la cual el miércoles 14 de octubre estuvo pescando en la zona de islas y no pisó la costa rosarina. Esta fue la última exposición, tras la cual los magistrados llamaron a cuarto intermedio hasta mañana a las 9, cuando se oirán los alegatos de las partes.