El gobierno de Alemania finalmente reconoció que la masacre de las etnias Herero y Nama por parte del ejército del Imperio Alemán en Namibia a principios del siglo XX se trató de un “genocidio”. El ministro de Relaciones Exteriores germano, Heiko Maas, fue el encargado de informar que, tras seis años de negociaciones, Alemania, Namibia y representantes de estas dos etnias lograron alcanzar un acuerdo sobre el asesinato de decenas de miles de personas entre 1904 y 1908. Alemania ofreció una disculpa pública, además de una compensación para financiar proyectos de infraestructura, atención médica y capacitación, por un monto de 1.100 millones de euros, durante los próximos 30 años.
El país europeo pactó con la nación africana el reconocimiento de su accionar tras haber ocupado el territorio en 1840, al que nombraron en 1884 África del Sudoeste Alemana (Deutsch-Südwestafrika) e impusieron un severo régimen colonial, que permaneció hasta la derrota en la Primera Guerra Mundial.
En el marco de la dominación, decenas de miles de hereros y namas fueron asesinados por las fuerzas coloniales entre 1904 y 1908, después de que las tribus se rebelaran contra el dominio de Berlín. Historiadores señalan que miles fueron masacrados pro las armas y los sobrevivientes fueron conducidos al desierto, donde muchos terminaron en campos de concentración para ser utilizados como mano de obra esclava.
Las estimaciones de las muertes de las etnias indican que 65.000 de los 80.000 hereros que vivían en el África sudoccidental alemana, así como 10.000 de un estimado de 20.000 namas, murieron durante aquel período.
Muchos perdieron la vida debido a las bajas temperaturas, una mala nutrición y agotamiento extremo.
“A la luz de la responsabilidad histórica y moral de Alemania, pediremos perdón a Namibia y a los descendientes de las víctimas”, dijo el ministro Maas, encargado de dar la cara por su país. “El reconocimiento de la culpa y la petición de perdón es un paso importante”, agregó, aunque reconoció que una reconciliación verdadera “no se puede decretar”.
Lo que sí enfatizó el ministro es que el objetivo principal del acuerdo con Namibia, era encontrar un “camino común” hacia una “verdadera reconciliación en la memoria de las víctimas”. Por ello, el primer paso fue poner la palabra “genocidio”.
Maas también expresó en un comunicado que se siente satisfecho con la negociación. “Estoy contento y agradecido de que haya sido posible lograr un entendimiento con Namibia sobre el capítulo más oscuro de nuestra historia común”, sostuvo.
Día del Perdón
En noviembre de 2019, el Parlamento alemán utilizó por primera vez la palabra “genocidio” para referirse a esta masacre.
Ahora, medios alemanes habían adelantado en los últimos días que el acuerdo con el país africano estaba cerca de alcanzarse, y marcaron que el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, lo sellaría con una visita oficial a Namibia para participar en un acto de conmemoración en el Parlamento, donde pediría formalmente perdón.
Pero la actitud de reconciliación de Alemania no conformó a todos. El jefe supremo de herero, Vekuii Rukoro, rechazó la resolución de indemnización como “insultante”, porque no incluía el pago de desagravios.
“Eso es un gato negro en la bolsa, en lugar de compensaciones por un crimen de lesa humanidad”, dijo Rukoro. refiriéndose al compromiso alemán de financiar proyectos de reconstrucción y desarrollo en Namibia.
“Ningún africano que se respete a sí mismo aceptará tal insulto en estos tiempos de una nación europea llamada civilizada”, expresó.
Escrito en la arena
Namibia, cuyo nombre se deriva de Namib, “Lugar vasto”, como se llamó a que se estima es el desierto más antiguo del mundo, fue gobernada por Alemania desde 1884 hasta la Primera Guerra Mundial. En 1920 el territorio quedó bajo administración sudafricana, convirtiéndose en una provincia a la que se hizo extensivo el régimen del Apartheid. Finalmente en 1990 el país africano logró su Independencia.
La sistemática matanza alemana fue certificada por escritos de misioneros y testimonios que fueron recopilados en el Libro azul, un informe publicado en 1918 que recoge documentación alemana y declaraciones de víctimas. Pero el escrito fue utilizado por Gran Bretaña para dañar la imagen de Alemania en el marco de la Primera Guerra Mundial, y como parte de los acuerdos tras la contienda, en 1926 fue destruido.
Recién en 2015 comenzaron las negociaciones formales con el gobierno de Namibia sobre el pasado histórico, y en 2018, el país europeo le devolvió al país sudafricano cráneos y otros restos de los miembros de las tribus masacradas que fueron utilizados en experimentos de la era colonial para afirmar la teoría de la superioridad racial europea.