En la madrugada de este miércoles, residentes del Complexo da Penha, en la zona norte de Río de Janeiro, trasladaron más de 60 cuerpos que encontraron en las calles de la favela hasta la plaza São Lucas. Son víctimas del megaoperativo policial de este martes que no habían sido informados oficialmente, por lo que los fallecidos son más de un centenar. Durante la mañana del día después, personal de Defensa Civil llegó hasta el lugar para retirar los cadáveres llevados por los vecinos.
Los cuerpos estaban diseminados en la zona boscosa entre los complejos del Alemão y de la Penha, objetivo de la operación policial más letal de la historia carioca ordenado por el gobierno estadual.
El periódico Folha cifró el hallazgo que incrementa el saldo fatal en 64 cuerpos. Un día antes, las autoridades locales informaron otros 64 fallecidos. Así, el total ascendería a 128. El medio O Globo, en cambio, publicó que los vecinos hallaron 59 cadáveres.

Escenas dramáticas entre familiares y vecinos
La abogada Flávia Fróes, presidenta del Instituto Anjos da Liberdade, quien supervisó el retiro de los cadáveres, declaró que varios de ellos presentaban «marcas de disparos en la nuca, puñaladas en la espalda y heridas en las piernas». Además, consideró que la intervención policial fue «la mayor masacre de la historia de Río de Janeiro».
Los cadáveres fueron retirados de la parte trasera de un vehículo con la ayuda de personas en situación de calle. Entre quienes colaboraron en la remoción había incluso menores.
Las imágenes eran impactantes. A uno de los cuerpos, por ejemplo, le faltaba la cabeza, que fue transportada aparte en una bolsa.

Los cuerpos quedaron, hasta su retiro, alineados en la plaza São Lucas. Rodeados de vecinos que se acercaron para saber si pertenecían a familiares o conocidos. El cuadro fue dramático. «Policía asesina, ¿dónde está mi hijo?», gritaba una mujer. Y la madre de uno de los fallecidos, un chico de 20 años, dijo que lo había encontrado con las muñecas atadas y en la zona boscosa.
El activista Raull Santiago, investigador del Centro de Estudos de Segurança e Cidadania, explicó que la exposición de los cuerpos fue solicitada por los familiares para mostrar en qué condiciones fueron hallados. «Una escena que entra para la historia de terror de Brasil», calificó.