Por: Gastón Marote/ NA
La masacre de Geylang Bahru cumplió 45 años y nada se sabe aún del autor o autores de los homicidios de los cuatro hijos de entre 5 y 10 años de una familia china que residía en Singapur.
El hecho se produjo el 6 de enero de 1979 en el barrio Geylang Bahru -de ahí el nombre del caso- en el piso del Bloque 58 que tenía la pareja conformada por Tan Kuen Chai, de 38 años, y su esposa Lee Mei Ying, de 30.
Los pequeños fueron atacados y acuchillados y los cuerpos apilados uno sobre otro, justo en el momento en el que los padres estaban trabajando.
Ambos operaban un servicio de minibús que transportaba alumnos a la escuela y ya a las 6:35 de la mañana partieron a realizar su trabajo, mientras los niños, Tan Kok Peng, de 10 años; Tan Kok Hin, de 8, Tan Kok Soon, de 6, y Tan Chin Nee, de 5, todavía dormían.
La madre solía llamarlos por teléfono alrededor de las 7:10 para despertarlos, pero esta vez no le respondieron, por lo que llamó a un vecino para preguntar si podía ayudarla a despertar a los menores. Sin embargo, ese hombre llamó a la puerta, pero tampoco recibió respuesta.
Fue entonces que alrededor de las 10 la pareja volvió a su casa, fue la esposa la que encontró los cuerpos de sus hijos en el baño.
Los habían dejado boca arriba apilados uno sobre otro, en sus camisetas y ropa interior, con heridas de cuchilladas en las cabezas.
El brazo derecho de Kok Peng, el mayor, había sido casi cortado de un tajo, mientras Chin Nee, la única niña y la menor de los hermanos, tenía cuchilladas en la cara.
El informe d ela pericia determinó que cada uno de los niños tenía al menos 20 cuchilladas.
La Policía remarcó que estos crímenes fueron planeados de antemano y el asesino o los asesinos habían tenido cuidado para evitar dejar evidencias.
De todas maneras, había manchas de sangre en el fregadero de la cocina por lo que parecía que el criminal o los criminales se habían limpiado antes de dejar el piso.
Además, no había ninguna evidencia de entrada forzada, el piso no había sido robado y ningún elemento faltaba.
Las armas del asesinato, las cuales se creía fueron un machete y un cuchillo, daga o similar, nunca fueron encontrados.
El hijo mayor, Tan Kok Peng, se cree que luchó contra su asesino, porque varios mechones de cabello fueron encontrados en su mano derecha.
La masacre fue dirigida por la sección de Investigación Especial del Departamento de Investigación Criminal, pero fueron incapaces de identificar un motivo, más allá que dedujeron que los brutales homicidios estuvieron motivados por venganza.
Asimismo, los investigadores estaban seguros que los autores tenían conocimiento personal de la familia Tan y sus circunstancias, ya que aparentemente sabían que Mei Ying había sido esterilizada después del nacimiento de su último hijo.
Es que los Tan recibieron una tarjeta de Año Nuevo chino dos semanas después del asesinato, mostrando unos niños felices jugando juntos con la frase: «Ahora no puedes tener más descendencia, ja-ja-ja» escritas en chino.
Las mismas estaban firmadas como «el asesino» y el remitente se dirigía a los padres por sus apodos personales, «Ah Chai» y «Ah Eng».
De esa manera, cobró fuerza la teoría de que había sido alguien con una relación cercana o conocimiento de la familia.
Los niños fueron enterrados el 7 de enero de 1979 en el Cementerio de Choa Chu Kang junto con algunas de sus pertenencias: sus libros de texto, mochilas y juguetes favoritos.
Sus padres posteriormente cesaron su negocio de minibús y empezaron a trabajar en una compañía que producía materiales de PVC.
Cinco años después del crimen, Lee Mei Ying logró revertir la esterilización a la que se sometió antes del asesinato, y dio a luz un bebé.