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Masiva marcha en zona norte para pedir justicia y seguridad tras el crimen del arquitecto

La movilización tuvo epicentro en Juan B. Justo y Alberdi, donde llegaron familiares del joven asesinado, Joaquín Pérez, y vecinos de distintos puntos de la ciudad. Hubo duros reclamos para la clase política, que luego se trasladaron a la Policía, cuando la marcha se desplazó hacia la comisaría 9a

Familiares y amigos de Joaquín Pérez, el muchacho de 34 años que fue asesinado a balazos cuando fue a guardar el auto en Arroyito, hicieron una masiva marcha en zona norte para pedir justicia y seguridad y que cesen los homicidios y la escalada de violencia que impera en Rosario. El reclamo se dirigió, sobre todo, a las autoridades políticas en todos los niveles del Estado. Y también al poder judicial. Más tarde, los manifestantes se trasladaron a la sede de la comisaría 9ª, donde increparon también en duros términos a los oficiales que hablaron con los voceros de la manifestación, y se produjeron algunos incidentes que no pasaron a mayores.

La movilización se hizo este jueves desde las 19.30 en la intersección de Juan B. Justo y Alberdi. En el lugar hubo familiares del joven asesinado. Pero sobre todo vecinos y vecinas del barrio y de distintos puntos de la ciudad.

El hermano de la víctima, visiblemente conmocionado, fue quien habló ante los medios. “Que no haya más Joaquín Pérez en esta ciudad. Que den la cara los políticos, den la cara, hagan algo jueces, políticos, ayuden al pueblo. ¡Traidores de la patria!”, pidió a viva voz.

En tanto, Melisa Herrero, de Vecinales Rosarinas Unidas por la Seguridad, explicó cómo había surgido el llamado a movilizarse. “La ex presidenta de la Vecinal de Arroyito Oeste vive en la cuadra de Joaquín. Ellos impulsaron esa convocatoria, a la cual compartimos porque en el barrio también hubo otro crimen en 2019, un hombre de 64 años”, señaló.

“Estamos en una crisis de valores, no te resistís e igual te tiran un tiro”, agregó la referente vecinal. Y luego enumeró algunas situaciones: “Cambiamos hábitos para no sufrir inseguridad, los adolescentes no caminan solos, las mujeres no usamos carteras, los autos no se guardan en cochera”.

Herrero pidió que los políticos se unan, armen una mesa de diálogo con un plan pensando en el futuro. “Debe haber miles de proyectos, pero de esto se sale dejando los egos partidarios”, sostuvo.

La referente de Vecinales Rosarinas Unidas por la Seguridad insistió en que en la ciudad “hay mucha violencia, mucha desidia y mucha naturalización”. Y describió un escenario de desprotección: “Debemos ser un 96% de rosarinos que queremos vivir bien y le estamos entregando la calle a un grupo minorista”.

Herrero se negó a pensar que la salida sea irse por el miedo. “No puede ser la única solución hacer la ciudadanía para que los chicos se vayan del país y lo que quedamos resignamos derechos”, expuso contra la resignación.

En tanto, Gabriela, suegra de la víctima, señaló. “Creo que hay conmoción porque está muerto. Pero nadie hizo nada para salvarlo, se quedaron esperando que llegara la ambulancia, que tardó un montón como siempre”.

“Estuvo 15 minutos desangrándose con mi hija y la bebé al lado suyo. Nadie hizo nada”, agregó la mujer.

Gabriela relató que el muchacho había tenido una vida difícil y que aun así había logrado sobreponerse a las adversidades. “El papá murió en un accidente y la mamá en un brote de hantavirus, también había perdido a su hermanita. Sólo le quedaba un hermano, su mujer y su hija”, dijo.

“Yo lo tomé como si fuera mi hijo, era muy chico. Fue muy estudioso y salió adelante solito”, agregó.

Hechos de gran impacto

Lo cierto es que la de este jueves volvió a recordar masivas manifestaciones en barrios de clase media. Cómo cuando se marchó años atrás al Monumento, a los Tribunales provinciales, a las puertas del Centro de Justicia Penal.

Una de las más importantes se dio hace siete años, tras el asesinato de Mariano Bertini, quien murió por un disparo en la cabeza cuando los atacantes ingresaron a su casa para robar un vehículo. A los pocos días de ese hecho, más de dos mil personas, portando banderas y velas, reclamaron (el 21 de agosto de 2014) en el Monumento Nacional a la Bandera bajo consignas de “Justicia”, “Seguridad”, “Rosario ciudad liberada”, “Basta de inseguridad e impunidad” y “Justicia y cárcel para los asesinos”, entre otras.

Entre el 2 y el 21 de agosto de 2016 se produjeron 14 homicidios en Rosario. Cuatro de ellos provocaron una importante perturbación en la ciudadanía: el de Fabricio Zulatto (cuyo cuerpo apareció en un pozo dentro de un quiosco de venta de drogas de Génova al 2100); el de Nahuel Ciarroca (por el robo de un celular); el de Héctor Villarruel (comerciante de 74 años víctima de robo) y el de Araceli Zalazar (cuando un motociclista intentó arrebatarle el bolso, la empujó y la mujer de 79 años golpeó su cabeza contra el cordón de la vereda). Esos homicidios fueron la antesala de la protesta que se conoció como Rosario Sangra. Se estima que 20 mil rosarinos marcharon la noche del 25 de agosto de 2016 desde los Tribunales de calle Balcarce al 1600 hasta la sede de Gobernación frente a la plaza San Martín.

En tanto, la última marcha a gran escala que se recuerde se dio tras el asesinato de Sebastián “Oso” Cejas, un cocinero de 38 años a quien para robarle su Chevrolet Onix le dispararon en el pecho en Gaboto y Sarmiento, frente a la guardia del Hospital Español la medianoche del lunes 21 de septiembre de 2020 mientras a su padre le realizaban una sesión de diálisis.

El crimen del arquitecto

Joaquín Pérez fue a guardar el auto en la cochera que está a la vuelta de su casa este martes a la noche. Pero frente al portón verde de pasaje Muñiz al 1260, en Arroyito, ladrones lo atacaron para robarle el Renault Clio y le dispararon tres veces.

Herido, con dos balazos en el pecho y otro en la ingle, el joven de 34 años caminó como pudo hasta la esquina unos 40 metros, dobló hacia la izquierda por Juan B. Justo hasta el 1771 y llegó a andar unos 20 metros más hasta la puerta de su casa.

Golpeó la puerta blanca para pedir auxilio. En ese punto (una cuadra al oeste del inicio de bulevar Rondeau) se desató un segundo hecho traumático: la conmoción de su familia (vivía con su pareja y su hija) y de los vecinos que intentaron asistirlo.

Un médico que vive enfrente y había dejado su auto en el mismo garaje le práctico RCP pero no logró reanimarlo. Primero llegaron los patrulleros y después la ambulancia, aunque cuando Joaquín llegó al Heca,  estaba muerto.

La investigación

El ministro de Seguridad de Santa Fe, Jorge Lagna, aseguró en la mañana de este jueves que “hay pistas muy ciertas” en la investigación del crimen. Además, adelantó, que el área a su cargo con aval de la Justicia, decidió “otorgar una recompensa económica para todo aquel que pueda aportar datos”, en relación al millón de pesos que ofrecen por cualquier información relevante para esclarecer el caso. “Todo dato por más insignificante que sea puede servir para esclarecer el hecho”, consignó Lagna.

Por su parte, el jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Carlos Marcelo Zoratti, también manifestó que la pesquisa “está encaminada y pronto será esclarecido” el hecho.

Mientras se aguardan los resultados de las pericias, a las que calificó como “claves”, Zoratti confirmó que el crimen del arquitecto fue en ocasión del robo del auto.  “Las pericias del arma encontrada, entre otras, serán clave para dar certezas del hecho al que estamos abocados full time. Vamos muy encaminados y pronto será esclarecido”, aseguró.

El jefe de la AIC agregó que, de acuerdo las imágenes captadas por la cámara de seguridad de un vecino, los atacantes serían al menos dos “personas jóvenes, pero no menores”.

Por su parte, el director de prensa del Ministerio Público de la Acusación (MPA), Sebastián Carranza, dijo que “por el momento todo indica que se trató de un robo al voleo, no hay ningún indicio que arroje otra cosa, puesto que no hubo inteligencia previa ni planificación”.

Explicó que los videos relevados hasta el momento por el fiscal Spelta señalan que fueron dos personas en motos los agresores y que tras el ataque armado uno escapó en ese vehículo y otro en el automóvil de la víctima. “No tenemos detalles de la mecánica del hecho, pero el que abandona el auto parece haber advertido que había hecho algo mucho más grave que un robo, dejó el auto en marcha y salió corriendo”, dijo Carranza, para explicar que allí perdió el arma luego secuestrada.

 

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